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Viajar

Tres viajes increíbles por las carreteras de España

Carretera en Extremadura, España

Carretera en Extremadura, España

Foto:iStock

Recorrerla en carro permite visitar pueblos únicos, alojarse en paradores y darle gusto al paladar.

REDACCIÓN VIAJAR*
Desde las más famosas hasta las más sorprendentes, hay multitud de rutas e itinerarios para descubrir todo lo que España tiene para ofrecer: sus ciudades, su gente, su cultura, su historia y su gastronomía.
Esta es una selección de tres rutas por carreteras en cuyo recorrido los viajeros pueden entrar en contacto con paisajes fascinantes, castillos medievales, pueblos encantadores, cultura, gastronomía deliciosa y arquitectura de vanguardia.

Vía de la Plata, la Ruta 66

Con un itinerario de más de 800 kilómetros por la A-66 y N-630, esta ruta unía originalmente la Hispania romana con la costa norte de España. Hoy va desde Sevilla (en Andalucía, sur de España) hasta Gijón (Asturias, en el norte) y está bordeada de fascinantes monumentos, impresionantes paisajes y delicias culinarias. Aunque se puede completar la ruta en cinco días con paradas turísticas incluidas, siempre puede extenderla y hacer excursiones secundarias por el camino.
En la Ruta de la Plata el arte y la cultura siempre están presentes. Su origen romano se conjuga con el recuerdo de las distintas civilizaciones que se asentaron en localidades como Sevilla, Hervás, Béjar, Zamora y Gijón. Durante el recorrido también pueden visitarse dos ciudades patrimonio de la humanidad: Mérida, con algunos de los yacimientos romanos mejor conservados del mundo, y Cáceres, la ‘villa de los 1001 escudos’, donde puede uno sentirse como un viajero en el tiempo mientras camina por cualquiera de sus estrechas calles.
Gazpacho, uno de los platos más tradicionales de España.

Gazpacho, uno de los platos más tradicionales de España.

Foto:iStock

A medida que cruza por distintas regiones se prueba lo mejor de la gastronomía española: desde el refrescarte gazpacho andaluz hasta verter sidra directamente de barriles de roble en las tabernas asturianas.
La naturaleza es protagonista. Esta ruta cuenta con paisajes tan variados que podrían estar en diferentes países: los olivares del sur, las amplias llanuras de Extremadura, los frondosos y verdes valles del norte...
Alojarse a lo largo de esta ruta es toda una experiencia en sí misma. ¿Qué tal quedarse a dormir en una fortaleza árabe del siglo XIV? Eso es el Parador de Carmona. O qué tal alojarse en un castillo del siglo XV, como el Parador de Zafra; el monasterio del siglo XVI, que hoy es el Parador de León, o el Parador Cáceres, un palacio renacentista.

Cerca de Madrid

La capital española, alegre y vibrante a todas horas, es famosa por ser una ciudad abierta con todo tipo de gente. Además de sus famosos museos, calles concurridas salpicadas de tiendas, restaurantes de cocina mundial y una vida nocturna inmejorable, Madrid sorprende con sus lugares históricos, tranquilos y encantadores que cuentan con bares centenarios tradicionales.
Sin embargo, una vez en Madrid, le recomendamos poner en marcha el motor y hacer un viaje de tres o cuatro días para visitar los pueblos cercanos.
Segovia: un impresionante acueducto de la época del Imperio romano marca la entrada a esta ciudad castellana de cuento de hadas. Un imperdible es su casco antiguo, patrimonio de la humanidad desde 1985. Mientras esté allí pase por el mítico Mesón Cándido y pruebe el cochinillo, su plato local más famoso. Si lo prefiere, puede visitar un restaurante con estrella Michelin, como Villena.
Ávila: lo primero que llama la atención a los visitantes de esta ciudad de Castilla y León es su muralla de más de 1,5 kilómetros de perímetro, 87 torres y 9 puertas. Visible desde lejos, esta estructura protege una ciudad medieval declarada patrimonio de la humanidad por sus calles adoquinadas, iglesias fascinantes y una atmósfera tranquila.
La impresionante muralla que rodea a Ávila, en España.

La impresionante muralla que rodea a Ávila, en España.

Foto:iStock

Para una deliciosa experiencia en Ávila, hay que probar los tres platos más famosos de la ciudad o Tríada Gastronómica: judías de El Barco de Ávila, chuletón de ternera y yemas de Santa Teresa (yemas de huevo confitadas).
Toledo: es una de las ciudades más atractivas e intrigantes de España, con su catedral gótica, una mezquita del siglo X y dos sinagogas en el espacio de solo unos pocos metros. Los visitantes de la ciudad deben asegurarse de visitar el Alcázar, caminar por sus calles sinuosas y ver una puesta de sol desde el puente San Martín. La ciudad iluminada por la noche es impactante.

A comer y a beber

Para los amantes de la comida y el vino es la ciudad de Bilbao. Este viaje, de aproximadamente 480 kilómetros, comienza y finaliza en esta urbe que demuestra que la gastronomía es un arte en el País Vasco.
Viajar a Bilbao es ceder a los encantos de sus pintxos o bocados. Es como ir a una fiesta de colores, con olores y sabores que nacen de la gran relación que tiene la ciudad con la gastronomía.
'Puppy', el gigantesco perro con piel de flores que custodia la entrada del Museo Guggenheim, de Bilbao.

'Puppy', el gigantesco perro con piel de flores que custodia la entrada del Museo Guggenheim, de Bilbao.

Foto:iStock

Desde Bilbao, esta ruta lleva a La Rioja, donde más de 80 bodegas abren sus puertas al público para mostrar sus viñedos y sus procesos de elaboración del vino. Los visitantes también pueden ser testigos de cómo se elaboran las barricas y dónde guardan sus legendarias vendimias y colecciones de vinos. La mayoría de estos viñedos ocupan el valle del Ebro y rodean el casco antiguo de Haro. Se trata de un área a la cual merece la pena dedicarle unos días, para explorarla y disfrutarla con calma.
Después de visitar Logroño –capital de La Rioja y una de las principales localidades del Camino de Santiago– hay que dirigirse hacia San Sebastián. Y cuando cruce la región de Navarra, visite el Castillo del Palacio Real de Olite y conozca Pamplona, donde tienen lugar las famosas fiestas de San Fermín cada mes de julio.
Una vez allí, dese un tiempo para descubrir el pasado de la ciudad escalando el monte Urgull; es muy recomendable darse un refrescante chapuzón en la playa de La Concha, probar el vino Txakoli (elaborado desde el siglo IX) y aprender a hacer pinchos en un taller culinario local. Las posibilidades de diversión y aventura son infinitas en esta ciudad mágica.
El trayecto de regreso desde San Sebastián hasta Bilbao cuenta con unas vistas panorámicas espectaculares del mar Cantábrico. Los increíbles acantilados de formas llamativas en Zumaia, Mutriku y Deva, los adorables pueblos de Zarautz y Getaria, junto con las cadenas montañosas revestidas de hayas y robles, hacen de la costa vasca el final perfecto para un viaje inolvidable.

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