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Quito, una ciudad más cerca del cielo
Fotos Quito

Basílica del Voto Nacional en Quito.

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Fotos: Quito Turismo

Quito, una ciudad más cerca del cielo

La capital de Ecuador tiene una amplia gama de posibilidades de entretenimiento.


Tomar clases de cocina y tener la posibilidad de conocer de una manera entretenida y divertida los ingredientes locales que le dan un sabor único a la gastronomía quiteña, hacer un recorrido cargado de adrenalina por las iglesias más emblemáticas de la capital de Ecuador o vivir la experiencia de sentirse, literalmente, en el ombligo del planeta son algunos de los planes fuera de lo común que se pueden disfrutar en Quito.

El recorrido por esta, la primera ciudad en el mundo declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, en 1978, reconocida por tener uno de los centros históricos más grandes y mejor conservados de Latinoamérica, comienza por supuesto por sus iglesias más significativas por su riqueza arquitectónica e histórica. Y no es para menos, esta ciudad cuenta con más de 300 hectáreas de catedrales, iglesias, parroquias que, sumadas a los museos, casas coloniales y mercados, la convierten en un destino inolvidable.

Por eso no es gratuito que haya recibido la distinción Destino Líder de Suramérica 2016 entregada por los World Travel Awards (WTA), los premios con mayor prestigio de la industria turística en el mundo, y que esté nominada nuevamente en otras categorías este año, entre las que se cuentan Mejor Destino de Vacaciones Cortas.

Una de sus apuestas turísticas más interesantes es que ofrece recorridos extremos por sus iglesias. Sí, extremos, en los que la adrenalina está a la orden del día. Y están hechos a la medida de los turistas que no solo quieren disfrutar de la riqueza arquitectónica y plástica de estos recintos sagrados sino vivir emociones al límite. El abrebocas de esta travesía es la basílica del Voto Nacional.

Esta construcción es majestuosa. El reto para los más atrevidos es ascender por angostas y vertiginosas escaleras que conducen al campanario y a las torres más altas de esta edificación que alcanza casi 100 metros de altura. Cada paso para llegar al último tramo del recorrido está cargado de sorpresas. Justamente, en este punto los más osados se atreven a subir una pequeña escalera que parece suspendida en el aire y desde la que se advierte el inminente vacío.

Allí hay un pequeño mirador desde el que se divisa buena parte de la ciudad. Esta construcción de estilo neogótico, la más grande de su estilo en América, está en el centro histórico y en su fachada tiene figuras de animales como monos, tortugas de Galápagos, armadillos y cóndores. Allí, por supuesto, es obligada la foto del recuerdo.

Y si no lo asustan los espacios muy pequeños, estrechos, oscuros y con recovecos, el laberinto que conduce al punto más alto de la iglesia-museo Catedral Primada de Quito es otra de esas experiencias inolvidables para quienes quieren ver más que la rica colección de pinturas y esculturas de la Escuela Quiteña que se encuentran en esta construcción del siglo XVI. Desde la cúpula más alta se divisa el cerro de El Panecillo, custodiado por la Virgen de Quito, una imponente escultura de aluminio, única en su género en el mundo.

La plaza de la Independencia en Quito

La plaza de la Independencia está en pleno corazón de la zona más antigua de la ciudad quiteña.

Foto:

Foto: Quito Turismo

Una mirada desde el teleférico

Otra forma de echarle un vistazo a la ciudad y disfrutarla desde una perspectiva diferente es el teleférico. El de Quito es el más alto de Suramérica: el recorrido que comienza a 2.950 m. s. n. m. termina con el ascenso a Cruz Loma, a 4.050 m. s. n. m., montaña cercana al volcán Pichincha.

La duración del ascenso es de 18 minutos, en los que se contempla una vista maravillosa de la ciudad. Y si el cielo está despejado se observan otras de las elevaciones más imponentes que custodian este paisaje andino como el Cayambe, el Cotopaxi, el Antisana, el Rumiñahui.

Ya arriba, en Cruz Loma, se disfruta todavía más del paisaje. Los más sedientos de aventura pueden continuar conquistando las alturas de varias maneras, ya sea a través de una tranquila caminata, de escalada, lanzándose de parapente, haciendo ciclismo extremo o dando un paseo a caballo. Al teleférico no pueden subir menores de 18 meses y es una actividad riesgosa para personas con problemas de hipertensión y respiratorios. Sí está permitido el acceso de mascotas.

Chef o pastelero por unas horas…

Conocer Quito desde su riqueza gastronómica se convierte en otro desafío delicioso. Esa es la oportunidad que ofrecen diversos restaurantes y hoteles como el Plaza Grande, ubicado en la plaza de La Independencia, en pleno centro histórico (es el único cinco estrellas de esta zona) y considerado uno de los de tipo boutique más hermosos en Latinoamérica.

En esta construcción que acuña cinco siglos de historia —aquí se construyó la primera casa en tiempos de la fundación de Quito y en el siglo XX funcionó el primer hotel de lujo de la ciudad— se aprende a cocinar de manera sencilla, rápida y divertida.

En el claustro, que es una antiquísima cava, su chef ejecutivo, Andrés Vera, nos enseña a preparar una típica cena quiteña: de entrada, un ceviche de pescado o camarones; de plato fuerte, seco de chivo, acompañado de arroz amarillo, plátano maduro y papa, y para cerrar, el tradicional helado de paila. “Una experiencia culinaria que —dice Vera— disfrutan muchísimo los turistas alemanes, suizos, franceses, japoneses porque los acercamos a nuestra cocina latina”.

Otra dulce experiencia se puede vivir con la elaboración de trufas de chocolate en sitios como Galería Ecuador Gourmet, que comprueban por qué este país produce uno de los mejores cacaos del mundo. Al tiempo que usted prepara las delicias se zambulle en este universo chocolatero en el que puede degustar, por ejemplo, el chocolate Pacari en combinaciones impensables como orgánico con hierbaluisa o con jengibre y chía o sal de Cuzco y, de paso, conoce un poco más de este próspero negocio que involucra a miles de agricultores de pequeña escala. Con estas prácticas, uno se sumerge en lo mejor de la cocina ecuatoriana y, no hay duda, descubre a qué sabe la ciudad.

Ciudad lúdica, científica y bohemia

Quito está cargada de contrastes, se mueve entre lo antiguo y lo moderno sin aspavientos. Para los caminantes sin tregua hay calles llenas de entretenimiento como La Ronda, donde se encuentran jugueterías y artesanías locales con pasatiempos de antaño como el trompo o el yo-yo o heladerías que ofrecen la famosa ‘caca de perro’, helado a base de maíz tostado.

Y para cerrar este recorrido, qué mejor que hacerlo con un canelazo mientras se disfruta de una panorámica nocturna de la ciudad desde sus distintos miradores. Como ve, de Quito, puerta de entrada a los otros destinos turísticos de Ecuador, no puede irse sin conocer estos atractivos que la ratifican como la ciudad llamada cariñosamente la ‘Carita de Dios’.

No puede perderse...

El mercado de San Francisco, que tiene más de 120 años y todo el encanto de los mercados típicos de las capitales latinas. Allí puede probar platos típicos como el mote o el yahuarlocro (sopa de papas, con intestinos y sangre de borrego). Los más osados pueden recibir una ‘limpia’con hierbas para alejar malas energías.La Ciudad de la Mitad del Mundo, que está 30 kilómetros al norte de Quito. Muestra el trabajo del grupo de científicos de la Misión Geodésica para delimitar los hemisferios de la Tierra.

Flor Nadyne Millán M.
Enviada especial de EL TIEMPO*
*Invitación de Quito Turismo

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