La región de los Llanos es tranquila. El ambiente en Casanare, departamento ubicado en el oriente del país, huele a madera fresca y a las reses que pastan junto a los caminos. Las subastas ganaderas y los asados de carne son parte de la cotidianidad. En las vías rurales puede verse el paisaje sin afán.
Yopal, capital de Casanare, está embellecida con este paisaje. Esta ciudad, de más de 139.000 habitantes, se destaca por preservar la vida campesina y el coleo, deporte en el que un jinete debe derribar un toro.
Es común escuchar sones de arpa, cuatro y maracas desde la plaza principal hasta el mirador de la Virgen de Manare, patrona del departamento. Desde esta, una de las pocas pendientes de la región, se puede divisar Yopal a sus anchas.
El aeropuerto de la ciudad se llama El Alcaraván, como el ave insignia de la región, que acompaña sin descanso los largos recorridos de los llaneros.
En estas tierras se vive el típico parrando llanero, fiesta en la cual los casanareños lucen sus mejores alpargatas para zapatear al son del joropo. Con versos dedicados al amor, el desamor y los paisajes, este género representa a la cultura llanera en el folclor nacional.
El sombrero pelo’e guama no falta en el ajuar de un buen llanero. En Yopal está la fábrica Florentino, la única que lo produce en los Llanos Orientales.
Una clave del destino es la gastronomía. La mamona –carne de ternero menor de dos años– se prepara asada, puesta al fuego de forma vertical en un palo de madera. Se cocina por lo menos durante cinco horas. Viene acompañada de yuca, papa o plátano y un envuelto, preparación a base de arroz y queso. El plato se acompaña con chicha, bebida fermentada de maíz. ¡Imperdible!
A tan solo 90 minutos de Yopal está San Luis de Palenque. Allí predominan los hatos, extensiones de tierra de más de 3.000 hectáreas donde, aparte de la crianza de ganado y cosecha de arroz y palma, hay diferentes especies de fauna local, como chigüiros, venados, osos palmeros, leopardos y pumas y centenares de especies de aves.
La Fundación Cunaguaro, la organización Casanare Natural y algunos dueños de tierras de la región promueven la conservación de la zona, y por eso atraen un turismo sostenible y responsable.
Con este fin organizan visitas a hatos como Altamira, en donde hay aves y garzas, además de osos palmeros que se encuentran pastando bajo la copa de los árboles. O a otros como el hato Matapalma, donde es posible recorrer los terrenos haciendo un safari fotográfico a lomo de caballo o en carro y ver animales como monos aulladores, aves y caimanes.
En estos hatos, los visitantes pueden comer platos típicos con res, cerdo, pollo o chigüiro. Los vegetarianos tienen limitadas las opciones, pero hay disponibles platos como ensalada a base de champiñones y frutos secos.

La música llanera tiene sonidos de arpas y cuatro.
César Melgarejo / ELTIEMPO
En medio del recorrido por el río Pauto, que cruza San Luis de Palenque, está la finca de Ceudiel Gualteros, reconocido entre llaneros de todo Colombia como el Llanerazo.
Este título lo obtuvo en 2007, tras ganar un concurso que consiste en superar arduas pruebas típicas en el trabajo del Llano de antaño (pasar ganado por el río, reunir más de 1.000 reses en un mismo terreno, contarlas, marcarlas y curarlas, entre otras prácticas).
El Llanerazo ha diseñado su casa museo, preservando todas las costumbres y elementos típicos del Llano. Allí se encuentran también vestigios de piezas usadas por comunidades indígenas de la región halladas en el terreno.Sea cual sea el lugar, se puede tener el privilegio de ver en primera fila los atardeceres pintados intensamente de rojo y amarillo.
Puede llegar a Yopal en alguno de los veinte vuelos diarios que tienen aerolíneas como Easyfly. Cada trayecto tiene un costo que oscila entre los 80.000 y los 350.000 pesos. En la capital de Casanare hay hoteles desde 35.000 pesos hasta 500.000 la noche.
En zonas rurales es posible hospedarse en hatos y fincas locales desde 45.000 pesos la noche.
Es importante el uso de repelente para evitar picaduras de mosquitos. Además, el uso de bloqueador solar, una gorra o sombrero para contrarrestar rayos solares.
LAURA USMA CARDONA
Invitación de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco).
ESCUELA EL TIEMPO
lauusm @eltiempo.com
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