Lagunas azules, un pueblito pintoresco, mercados campesinos, senderos ecológicos, una iglesia del siglo XVIII y un complejo de restaurantes donde se deleita lo mejor de la comida colombiana hasta lo más selecto de la cocina internacional. Eso y mucho más se puede encontrar en Guasca, un municipio de Cundinamarca que se consolida como una excelente opción turística muy cerca de Bogotá (está a 58,5 kilómetros de distancia).
A un poco más de una hora de la capital, Guasca y todos sus atractivos turísticos (representados a través de agencias de viajes, hoteles y restaurantes) se unieron para atraer a los visitantes con sus paisajes rurales y con la belleza natural que rodea la población, al igual que con la amabilidad de sus gentes.
El recorrido por este municipio, de cerca de 15.000 habitantes, puede comenzar por el parque principal, donde una serie de figuras muiscas se levantan entre los jardines. Y al fondo, la histórica iglesia de San Jacinto, que conserva en su interior una interesante colección de arte religioso, así como imágenes de santos y vírgenes.
Los sábados y domingos, en la plaza principal, los campesinos ofrecen un mercado donde venden lo mejor de sus cosechas: desde frutas y verduras orgánicas, miel de abejas, tejidos en lana y otros productos típicos.
Los amantes de la naturaleza y del senderismo deben visitar la reserva natural Encenillo, un paraje de ensueño en medio de un bosque nativo recuperado después de que sus terrenos fueron usados para la explotación minera. La reserva cuenta con una extensión de 206 hectáreas, ubicadas entre los 2.800 y los 3.200 m. s. n. m.
En el recorrido, que dura dos horas, se contemplan pájaros, mariposas, orquídeas y otras maravillas naturales del ecosistema de bosque andino. Al finalizar la caminata, el viajero tiene la experiencia de sembrar y adoptar un árbol.
Lagunas y capillas
De allí se puede seguir rumbo a las lagunas de Siecha, tres espejos de agua rodeados de una verde y exuberante vegetación. Estas reciben los nombres de Fausto, América, y Siecha (la mayor de las tres). En la lengua de los muiscas, siecha significa ‘hombre de agua’. Una excursión donde se contempla la vida pura que caracteriza a Guasca.
A la hora del almuerzo se recomienda la Trucha Muisca, un restaurante con lago propio donde los visitantes tienen la opción de practicar pesca deportiva y disfrutar de una exquisita trucha. El lugar también dispone de parque infantil y de generosos espacios para descansar.
La visita a Guasca no puede terminar sin antes visitar las capillas de Siecha, levantadas en el siglo XVIII por los padres dominicos con el fin de convertir a los indígenas a la fe católica. En medio de una verde pradera se levanta el antiguo templo, de fachada blanca, declarado monumento nacional.
El recorrido puede terminar en el complejo gastronómico Laureles, a la entrada del pueblo, donde se consigue desde pastelería francesa hasta la más sabrosa parrilla argentina, pasando por helados artesanales, comida peruana e italiana. En el lugar también hay anticuarios, cafés y tiendas de artesanías.
Informes: www.guascaturistica.com/
Dónde dormir
Café la Huerta es un exclusivo hotel ‘boutique’, ideal para un fin de semana romántico o para la realización de eventos sociales. Tiene un exquisito restaurante de cocina de autor. Informes: www.cafelahuerta.com
En medio de las montañas está la hacienda Betania, un pequeño hotel rodeado de naturaleza, amigable con las mascotas y de esmerada atención. www.hotelhaciendabetania.com/
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