La primera imagen del crucero es impactante: un edificio de 19 pisos, 59 metros de altura y 112.894 toneladas sobre el agua. Es el Caribbean Princess, que nos recibe en la tarde, en el puerto de embarque en Fort Lauderdale, Florida.
Las maletas pasan por inmigración, y ahí se inicia mi primera vez en un crucero que promete superar todas las expectativas en un viaje de cuatro días de ensueño por el mar Caribe.
El ingreso dura menos de diez minutos; muy ágil, teniendo en cuenta que somos 3.140 pasajeros. Los huéspedes probaremos un nuevo dispositivo: el Medallion Class, un sistema de comunicación y entretenimiento que incluye wifi a bordo y permite ubicar a amigos o familiares, así como estar informado de sitios, planes y actividades en el barco.
Entramos al barco por un túnel rodeado de pantallas gigantes que reproducen animaciones de tortugas marinas y peces de mil colores. Llegamos al lobby, y desde la cubierta cinco empezamos nuestro recorrido por los 290 metros de largo del Caribbean Princess, que tiene 1.556 camarotes con 900 balcones y una tripulación a nuestra disposición de 1.200 personas.
En la cubierta 14 sigo un pasillo que parece sin fin y llego al camarote. Las maletas ya están en la puerta. La habitación tiene baño, vestier, cama doble, nevera, escritorio y, lo mejor, balcón con mesa y dos sillas, dispuesto para ver el mar.
Suena una alarma que invita a un simulacro de evacuación, el cual concluye con un espectáculo de bienvenida en la cubierta 17. Es hora de zarpar, lo anuncia una ruidosa sirena que se escucha por todo el puerto. Con música tropical de fondo, aplaudimos, y nos despedimos de la gente en tierra. El barco toma rumbo a altamar para navegar unos mil kilómetros con destino a Cozumel.
En una de las pantallas táctiles, ubicadas junto a los ascensores, buscamos los restaurantes. La primera opción es Coral, en la cubierta seis. Palm y The Crown Grill ofrecen mariscos y chuletas en un ambiente muy refinado. En la cubierta siete, El Sabatini’s tiene menús italianos. En la cubierta 15, un buen plan puede ser un BBQ y su toque informal.
También está el World Fresh Marketplace, una tentación para ir cuando quiera por panqueques, sándwiches, barra de ensaladas y estaciones con variedad de postres. En la cubierta superior, la pizzería, parrilla con hamburguesas o perros, y no podía faltar la zona de café y conos de helado.
Después del banquete, el remate del primer día es en la discoteca Skywalkers. Una banda transportadora nos lleva por un túnel transparente lleno de luces hasta la pista de baile y una barra con cientos de licores. Es el abrebocas de una rumba con DJ en vivo.
En el amanecer en altamar se escucha cómo las olas rompen contra el barco y se siente la brisa tibia en el balcón. El día arranca con un buen desayuno y mucha energía para recorrer el resto del barco. El inventario incluye una galería de arte, una sala de internet 24 horas, tiendas de vinos y un estudio de fotografía donde por 100 dólares hacen la producción y selección de fotos.
Hay un teatro con capacidad para más de 1.000 personas, bares de todo tipo, casino, sala de cine, gimnasio con vista al mar, club para niños, salas de juegos, spa, sauna, salón de belleza... Entretenimiento sin fin. Además, el campo de golfito y una cancha de baloncesto. En los corredores alrededor del barco están las asoleadoras y hay salas cerca de los bares para tomar un refresco.
La habitación tiene baño, vestier, cama doble, nevera, escritorio y, lo mejor, balcón con mesa y dos sillas, dispuesto para ver el mar
Tres zonas de piscina totalmente separadas invitan a relajarse en el agua. La primera está ambientada con música y tiene una lista de actividades, como juegos. La segunda tiene una pantalla gigante que en la noche se convierte en plan romántico: cine bajo las estrellas. La tercera es el Santuario, un ambiente sosegado, ideal para relajarse con el sonido del mar en los balcones con la mejor vista del barco.
Navegamos durante la noche y llegamos al puerto de Cozumel. Se puede desembarcar desde las 8 de la mañana para recorrer esta hermosa isla, ubicada a 10 kilómetros de la península de Yucatán (México).
Cozumel tiene una población aproximada de 80.000 habitantes y es la isla más grande de ese país. Para recorrer sus 48 kilómetros de largo y 17 kilómetros de ancho, alquilamos un carro para diez personas (120 dólares, incluido un seguro). La arena blanca de sus playas y el azul profundo son una tentación para practicar esnórquel y buceo.
Cozumel se destaca por sus arrecifes, que atraen a 60.000 buceadores cada año. Nuestro recorrido por la carretera que bordea el mar nos lleva por sitios como Playa Mia, Punta Sur, Playa Bonita y El Cedral. Recomendado el tour por las fábricas de tequila, para aprender la manera correcta de tomarlo.
En Palancar, por 25 dólares probamos una muestra de la gastronomía típica que incluye tacos y margaritas. Terminamos con una visita a las tiendas de artesanías, y a las 6 de la tarde embarcamos de nuevo.
El final del día es perfecto para recorrer las elegantes tiendas de joyas, perfumes, ropa y accesorios de las cubiertas seis y siete del Princess (las compras están libres de impuestos).
Después de la cena podemos escoger entre varios planes, desde compartir un rato en alguno de los bares con música en vivo, ir al cine en el teatro de cubierta, probar suerte en las tragamonedas o ver una presentación en vivo en el teatro Princess. Elegimos este último y vemos una maravillosa muestra de música, baile y efectos especiales. Por un momento olvidamos que estamos en un barco y nos transportamos al mejor concierto de rock.
Después de la cena podemos escoger entre varios planes, desde compartir un rato en alguno de los bares con música en vivo, ir al cine en el teatro de cubierta o ver una presentación en vivo
En la mañana asistimos a una charla con el chef Norma Love, que diseñó los deliciosos y exclusivos postres de Princess Cruises. Él nos cuenta su historia y sus trucos, pero lo más emocionante es el recorrido por la cocina, un espacio con mesas de color gris brillante. Me impresionan el orden y la limpieza de un sitio que maneja entre 110 y 115 toneladas de alimentos en el crucero.
A diario se preparan 1.700 pescados, 1.400 libras de aves de corral, 300 libras de ternera, 1.700 libras de carne de res y más o menos igual de cerdo, 400 libras de camarones, 1.500 sándwiches y 6.000 frutas frescas. ¿Y quién limpia después de que sirven las comidas? Un total de 57 personas trabajan en el lavado diario de 70.000 platos y 21.500 vasos.
Luego de ver esta operación llegamos a un restaurante que ha sido adaptado para la gran venta de remate del barco. Ahí encontramos productos de todas las tiendas del Princess con generosos descuentos. Almorzamos y estamos listos para la última tarde. En la noche debemos dejar las maletas en la puerta del camarote.
Al amanecer estamos de nuevo en Fort Lauderdale. Un delicioso desayuno acompaña la mañana e iniciamos el desembarque. Así termina una experiencia de descanso muy relajante que, sin duda, vale la pena repetir.
Si prefiere un crucero por el Caribe, puede necesitar visa americana múltiple y, según el recorrido, la vacuna contra la fiebre amarilla. Si es por Europa o Suramérica, solo el pasaporte.
A la hora del embarque debe tener a la mano el contrato de pasaje, documentos del crucero y pasaporte.
En este crucero se recomienda llevar ropa cómoda. Si tiene incluido noches formales, necesitará traje de coctel para las mujeres y traje oscuro para los hombres.
El Medallion Class resulta muy útil. Incluye un chat, juegos interactivos, películas y series de televisión. Es la identificación a bordo y también la llave de proximidad para el camarote.
Mayores informes: www.crusalia.com En los teléfonos 4399740, 3124172240 y 3002330201 o los correos reservas@princesscruises.com
dsuarez@crusalia.com
JUAN CARLOS GÓMEZ
@ViajarET
* Invitación de la naviera Princess Cruises y Crusalia, su representante exclusivo en Colombia