Un territorio caribeño, andino, amazónico, atlántico y guayanés. Parece que variedad es el sinónimo de Venezuela, uno de los diez países con mayor biodiversidad en el planeta.
Es la tierra con la costa más extensa del mar Caribe –2.718 kilómetros–, donde se vive con un clima ideal para estar al aire libre todos los días del año; es el suelo que produce el cacao con la mejor calidad que se conozca y donde nace la caída de agua más alta del mundo: el Salto Ángel, con sus 979 metros.
A pesar de los envidiables atractivos, Venezuela nunca ha competido con éxito en el mercado. Representantes del sector privado han manifestado reiteradamente que no se ha logrado conseguir la llegada de un millón de turistas extranjeros en un año. Pero según el Ministerio de Turismo, en el 2013 (la cifra más reciente en la página web del Mintur), el país recibió 1’084.776 visitantes internacionales, un escaso 2,24 por ciento más que el año anterior. Y aunque la cifra no es nada despreciable, está lejos de vecinos como Colombia, país que recibió en el 2015 a 4,2 millones de viajeros, según cifras de Migración Colombia.

Salto del Ángel (979 m), en el parque Canaima, es la caída de agua más alta del mundo. Foto: Arianna Arteaga Quintero
Durante el largo mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, Venezuela estableció cercanas relaciones con países de América y otros continentes y vivió una de las mejores bonanzas petroleras; sin embargo, esos buenos tiempos no fueron aprovechados para atraer la visita de extranjeros.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro tal vez ha representado la mayor prueba para el turismo venezolano, debido al agravamiento de problemas como la escasez de alimentos y medicinas, la crisis económica, la inseguridad y las fallas en servicios públicos.
La Federación Nacional de Hoteles de Venezuela reportó que la ocupación hotelera en los primeros cinco meses del 2016 fue la más baja en 14 años (36 por ciento), debido al racionamiento eléctrico de ese semestre. Igualmente, seis aerolíneas internacionales dejaron de operar en el país por las trabas para repatriar sus divisas. Adicionalmente, Estados Unidos, Canadá, los Países Bajos y España recomendaron a sus ciudadanos no viajar a Venezuela, debido a los riesgos que implica.
Sin embargo, el presidente Maduro lanzó a principios de año una iniciativa denominada Motor Turismo, como parte de la agenda para reactivar la economía: subió los créditos de la banca para el sector del turismo de 4,25 a 5,25 por ciento y permitió que operadores turísticos hicieran transacciones en monedas extranjeras.
Este año, la actual ministra de Turismo, Marleny Contreras, ha dirigido varias reuniones con operadores y empresarios del sector para promover nuevos proyectos. Pero a pesar de las medidas, el Consejo Superior de Turismo reportó que durante la temporada vacacional del 2016 la actividad tuvo una caída del 50 por ciento en noches de alojamiento y servicios turísticos, en comparación con el año anterior.
Otro anuncio que encendió las alarmas del sector fue el decreto presentado por el primer mandatario nacional sobre la explotación de un área denominada Arco Minero del Orinoco, que permitiría la minería a cielo abierto en 112.000 kilómetros cuadrados al sur de Venezuela, en un territorio de importante valor natural y turístico que ya es afectado por la minería ilegal.
Incluso, en áreas pertenecientes al Parque Nacional Canaima, probablemente, el más importante del país, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994 por su incomparable valor natural que se centra en los tepuyes. Son misteriosas montañas de paredes verticales y cimas planas, consideradas las formaciones geológicas más antiguas del planeta y hogar de la caída de agua más alta del mundo.
Los protagonistasPese al turbio panorama, los trabajadores del turismo se mantienen firmes y resilientes. Marianela Briceño es dueña de la posada Sonho Meu, en Boca de Uchire, extensa zona de playa considerada la entrada al oriente venezolano.
Ella cuenta que lo más difícil es encontrar los alimentos y comprarlos a precios bajos. “Trato de trabajar con insumos sencillos, antes el menú era más gourmet”, comentó. A pesar de las dificultades, se siente esperanzada. En siete años logró pasar de 4 a 20 habitaciones. “Aunque hayamos desarrollado la industria petrolera, pienso que el nicho verdadero, y del que vamos a terminar viviendo en algún momento, es el turismo. Y por eso sigo apostando”, dijo.
Parecido es el caso de Marnis Fradale, anfitriona de la posada Casa Los Dos Ríos, ubicada en Choroní, destino afamado de la costa central. Ella expresa que el reto más grande que ha tenido que enfrentar es la baja afluencia de turistas internacionales, que según su óptica se debe a que “la imagen nacional que se lanza al mercado es la inseguridad y lo otro es el control de la moneda”.
Le cuesta responder por qué sigue creyendo en el turismo venezolano: “Es como cuando sabes que estás enamorado pero no sabes explicarlo. Yo amo a Venezuela y la única forma de recuperar nuestro hermoso país es trabajando”, sigue.
En el país también se han creado operadores turísticos que aprovechan las bondades de la geografía para el turismo de naturaleza. Akanan Travel es una empresa con 25 años en el mercado y trabaja en uno de los lugares más imponentes del país: el Parque Nacional Canaima.
Félix Medina, directivo de Akanan, afirma que este año de crisis económica los ha hecho enfrentar situaciones complejas. Anteriormente podían recibir entre veinte y treinta grupos de extranjeros con más de diez integrantes al año. Actualmente atienden máximo a 15 grupos por año, de 2 a 5 personas cada uno.
Y esta situación ha afectado la economía de los indígenas de Canaima, quienes ya difícilmente pueden vivir del turismo. “Los indígenas han tenido que hacer otras cosas como la minería. Si ves lo que gana un lanchero por un día de navegación para ir a ver el Salto Ángel y lo comparas con lo que puede ganar en una jornada en la mina, te das cuenta de lo grave”, narró preocupado.
Sin embargo, destaca lo positivo que sigue siendo la experiencia del turismo y se enorgullece al notar lo satisfechos y sorprendidos que se van los turistas luego de ver maravillas naturales como el Salto Ángel o el cerro Roraima, el punto más alto de la cadena de tepuyes que se corona a 2.810 m. s. n. m., en medio de un paisaje salvaje y grandioso.

Cima del Roraima, Parque Nacional Canaima. Foto: Eduardo Monzón
Otros destinos clásicos venezolanos como isla de Margarita –dueña de varias de las mejores playas del Caribe– también se las ingenian para funcionar sin contratiempos. Incluso, desde Bogotá y Medellín se ofrecen paquetes de viajes en vuelos chárter a precios muy convenientes. De hecho, en Margarita terminó el pasado domingo 27 de noviembre la edición XI de la Feria Internacional de Turismo de Venezuela, que busca posicionar al país como un multidestino.
El mismo espíritu de optimismo se mantiene en otro de los destinos con mayor prestigio del país: Los Roques, una de las dependencias federales de Venezuela, conformada por más de 40 islas y cayos de origen coralino.
Bárbara Strano es gerente de la operadora Los Roques a la carta. “Desde que pisas el destino te enamoras. Cuando el avión comienza a aterrizar y ves esa paleta de azules, te engancha y te deja anclado”, expresó confiada en que –a pesar de verse afectados por los problemas– Los Roques sigue siendo un destino de talla internacional gracias a sus posadas de lujo y a la gastronomía.
“Podemos darnos el lujo de decir que el pasajero no percibe la escasez de comida, porque los posaderos se esmeran para tenerlo todo, sin bajar la calidad del servicio”, afirmó la mujer al explicar las peripecias que hace para poder conseguir alimentos en tierra firme y llevarlos a la isla.
Strano admite que la merma en visitas ha sido dramática, pero no es tímida para invitar a nuevos turistas a visitar Los Roques. “Nosotros nos encargamos de recibirlos y atenderlos, se van a desconectar del mundo”, finalizó.
No perder la esperanzaAunque pareciera que los trabajadores del gremio están desamparados, hay quienes se ocupan de acompañarlos en medio de la turbulencia. La periodista Valentina Quintero –una de las promotoras más importantes del turismo local–, luego de siete años, ha elaborado nuevamente su guía nacional de viajes gracias al apoyo de emprendedores que siguen adelante a pesar de la crisis.
Erika Paz es conductora del programa 'Los cuentos de mi tierra', en el canal 'Globovisión'. Es, probablemente, el espacio televisivo más importante dedicado al turismo que se emite en Venezuela. Paz admite que trabajar con la realidad actual es como nadar en un mar de emociones encontradas, donde los venezolanos siguen abriendo sus puertas para mostrar lo que ofrecen al turista: unos con mucho optimismo y otros golpeados por la desesperanza.
La presentadora y periodista considera que los cambios tienen que iniciar por la autoridad. “Para mí, el Ministerio de Turismo siempre ha sido el ente a donde mandan a los que no tienen en dónde poner. No son personas especializadas. Se necesita una estrategia de gerencia, mente y corazón”, recalcó.
La esperanza se les ha vuelto la mejor medicina ante las dificultades y la fe es como un lazo intangible que une a los que sueñan con Venezuela convertida en un destino de primer nivel y con el turismo como una herramienta de progreso para la gente.
Diversos integrantes del sector se han agrupado en la Red de Turismo Sostenible, Ahete, y promueven la frase ‘Ahora le toca al turismo’, para expresar que la industria del petróleo ya no será la única protagonista en el desarrollo del país.
EDUARDO MONZÓN
Especial para EL TIEMPO
En Twitter: @eduardomonzn
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