Los padres de Jay Shetty le decían que solo hay tres cosas en las que una persona se puede convertir: médico, abogado o fracasado. En esa baraja, él eligió la tercera opción, o por lo menos así lo vieron sus conservadores padres. Shetty decidió ir a la India para convertirse en monje, meditar todos los días y dedicar su vida a los demás. Después de tres años, uno de sus maestros le aconsejó caminar por el mundo para compartir su experiencia con los demás. Regresó a Londres con su familia, y se reencontró con amigos que trabajaban en grandes multinacionales pero que estaban siendo infelices debido al estrés. Le pidieron consejos para llevar una vida más plena, y desde entonces Shetty se ha convertido en uno de los líderes de pensamiento más populares del mundo.
En la actualidad, Shetty es una superestrella de las redes sociales y presentador del pódcast n.º 1 On purpose, en el que ha tenido invitados como Alicia Keys, Kobe Bryant, Yuval Harari y Oprah Winfrey, por nombrar algunos.
Shetty respondió las siguientes preguntas de EL TIEMPO con motivo de su nuevo libro, 'Piensa como un monje'.
¿Qué cree que es lo que la humanidad necesita más en este momento?
Si yo pudiera compartir una cosa con todo el mundo, sería el entendimiento de que, no importa lo mucho que uno se esfuerce, la vida no puede ser controlada. Sin embargo, como nosotros experimentemos la vida es una cuestión de perspectiva, y eso es algo sobre lo que tenemos el control total. El dolor existe; el sufrimiento, también –no estamos imaginando estas cosas–, y aun así podemos aprender a entender cómo funcionan nuestras mentes, y podemos aprender a entender la inmensa capacidad que tenemos de influenciar nuestra realidad y darles significado, incluso, a las experiencias más difíciles.
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Jay Shetty, la super estrella mundial del crecimiento personal, nos presenta su primer y esperado libro que transmite la valiosa sabiduría que aprendió cuando era monje.
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¿Un monje se estresa?
Suelo comparar mi tiempo como monje como en el de estar en la escuela, y vivir fuera del ash-ram como el examen. En Los Ángeles y en cualquier parte de la sociedad moderna, tenemos muchas más demandas de nuestra atención y nuestro tiempo de las que tendríamos en el ashram –quiero decir, allí teníamos internet dial-up, así que no había compras en Amazon–. Veo mi vida ahora como poner esas prácticas y herramientas que aprendí en el ash-ram, muchas de las cuales las comparto en el libro, a prueba, y la buena noticia es que puedo confirmar de primera mano que realmente funcionan.
Usted dice que era monje y que ahora piensa como uno, pero está inmerso en, por ejemplo, las redes sociales, ¿cómo maneja la hiperconectividad en la que nos encontramos todos? ¿Cómo tener tranquilidad cuando el celular está vibrando en nuestro bolsillo todo el tiempo?
Creo que esta es una gran cuestión de la era moderna: cómo equilibrar los beneficios de la tecnología con los de la simplicidad. Las investigaciones sobre el trabajo y la salud mental muestran que para ser felices y productivos debemos tener momentos en los que no estamos conectados cuando el teléfono está apagado. Si dedicamos al menos 30 minutos al día para la meditación o para un tranquilo paseo por la naturaleza, por ejemplo, y estamos realmente presentes en esos momentos, podemos cultivar una calma y una paz internas que podamos llevar con nosotros a nuestras reuniones y en nuestro tiempo en las redes sociales. Pero tenemos que entrenar estos estados mentales y emocionales; si no damos prioridad a esta vez, el equilibrio se erosionará.
¿Y cómo maneja también la abrumadora necesidad de consumir lo que sea todo el tiempo?
Este es definitivamente un desafío para la mayoría de nosotros, incluido yo mismo. Intento hacer algo que llamo centrarme en el ‘por qué detrás del deseo’. Con una compra, por ejemplo, me detengo y me pregunto: “¿Por qué quiero esto? ¿Es algo que realmente necesito? ¿O estoy tratando de mantenerme al día con los demás, o estoy usando la compra de algo como una forma de adormecerme o distraerme para no tener que sentirme incómodo? A veces está bien comprar algo simplemente para disfrutarlo, pero con demasiada frecuencia no nos detenemos a pensar en nuestro por qué y es una de esas otras razones menos saludables que nos motiva.
No se aleja del capitalismo ni vive una vida austera como monje, ¿cómo logra ese equilibrio?
Puedo decirte, por ser un monje, que incluso cuando solo tienes dos túnicas y un juego de cuentas de oración, las personas aún pueden encontrar una manera de formar vínculos, como tratar de escabullirse un poco más de tiempo en el desierto. Está en nuestra naturaleza. Me refiero en el libro a una escritura que dice, esencialmente, que el desapego no se trata necesariamente de no poseer nada, la clave es que nada te posee. Puedes tener cosas y puedes disfrutar de lo que tienes, pero no quieres que tus posesiones den forma a tus decisiones o quién eres, y eso es por lo que lucho.
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Puedo decirte, por ser un monje, que incluso cuando solo tienes dos túnicas y un juego de cuentas de oración, las personas aún pueden encontrar una manera de formar vínculos
En el libro habla de “la escalera del por qué”, ¿en qué aspecto de su vida ha profundizado más con la pregunta “por qué”?
Por qué es quizás la pregunta más poderosa que podamos hacernos como herramienta para desarrollar todo, desde la autoconciencia hasta las relaciones. Intento utilizar esa pregunta en cada área de mi vida, pero un ejemplo está en los negocios. Tengo la suerte de que ahora tengo muchas ideas y oportunidades diferentes que podría perseguir, y muchas de ellas son atractivas por diferentes razones, pero también quiero estar muy enfocado en mi trabajo, así que para cada oportunidad o idea me pregunto, al menos cinco veces, por qué quiero seguirlo. El por qué más profundo tiene que ser realmente convincente y tener sentido para mi negocio; de lo contrario, paso.
¿Cómo aumentamos la humildad en la humanidad?
En Think Like a Monk, realmente quería llevar esa sabiduría que pude experimentar y aprender de primera mano, cuando me formé como monje, a personas que probablemente nunca irán a un monasterio o ashram. En mi opinión, la forma como el monje aborda o enmarca el mundo aporta conocimientos únicos y ofrece soluciones valiosas para muchos de nuestros problemas actuales. Además, como trato de ilustrar en el libro, es genial que estas ideas antiguas se combinen tan bien e incluso mejoren lo que estamos aprendiendo de la investigación moderna hoy en día y con lo que vemos en la cultura popular.
SIMÓN GRANJA MATIAS
Redacción Domingo