Incremento de los sismos, consecuencias nefastas al tener relaciones sexuales, peligros al bañarse en ríos y hasta prohibiciones a la hora de escuchar música son solo algunos de los mitos y creencias que algunos colombianos mencionan cuando piensan en la Semana Santa.
El 31 de marzo de 1983, Popayán, una de las ciudades que celebra con mayor fervor estas fechas, se vistió de luto luego del demoledor terremoto de 5,6 grados que la sacudió y dejó 283 muertos, 1.500 heridos y más de 2.000 casas destruidas.
Aunque este y otros eventos impulsaron la creencia de que en Semana Santa tiembla más que en otras fechas, la base de datos de grandes sismos del Servicio Geológico Colombiano desmiente esta teoría.
De hecho, entre los 53 registros de eventos de gran magnitud solo dos se presentaron en los meses de marzo y abril, cuando suele ser fechada esta celebración. Uno es el terremoto de Popayán en el 83, y el otro, un sismo de 6,7 grados que tuvo lugar en Tumaco el 9 de abril de 1976.
Al margen de esta creencia, en los departamentos con mayor presencia de católicos son tradicionales otros mitos. Por ejemplo, hay quienes aseguran que no se puede tener relaciones sexuales, sobre todo el viernes santo; que no se debe clavar puntillas, salir después de las 3 p. m., vestir de rojo, e, incluso, que los niños no pueden jugar ni treparse a árboles.
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