Las cerca de 650.000 personas que se congregaron ayer para la misa campal del papa Francisco en Villavicencio recibieron del pontífice un llamado contundente a la reconciliación y a acabar con el machismo que oprime a la mujer.
En la misa, celebrada en la zona de Catama, en las afueras de la capital del departamento del Meta, tuvo lugar también la beatificación del sacerdote colombiano Pedro María Ramírez Ramos, asesinado en los hechos del 9 de abril de 1948 en la ciudad tolimense de Armero, y de monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, obispo de Arauca, asesinado por la guerrilla en 1989.
Ante miles de víctimas, que llegaron de todas partes del país y fueron protagonistas de la jornada, Francisco llamó a “vencer la compresible tentación de la venganza” y a darle paso a la unidad.
“La reconciliación, por tanto, se concreta y consolida con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer la esperanza”, expresó el prelado.
En el acto religioso, además de víctimas, confluyeron campesinos, minorías étnicas y pobladores de las zonas más apartadas del Meta, una de las regiones más golpeadas por el conflicto.
El pontífice llamó a los pobladores de la región a “dar el primer paso” hacia la reconciliación, pues, según expresó, es la única forma en que se puede construir “el futuro”.
Aunque no hizo referencia directa a lo pactado en La Habana con las Farc, el mensaje de Francisco sí estuvo dirigido a los esfuerzos por consolidar la paz.
“Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso”, expresó.
Según el santo padre, la mejor forma de reparar a quienes más han sufrido el conflicto es dejar a un lado los “desencuentros” y caminar en dirección a la bondad.
“Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto”, comentó un Francisco siempre sereno en cada una de sus palabras.
El mensaje fue claro: la reconciliación no puede ser un concepto abstracto cuya construcción dependa de esfuerzos sobrehumanos, sino que debe empezar por la acción de cada persona.
“¡Basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa persona!”, comentó vehemente el pontífice.
En el calendario de la Iglesia católica, este viernes se celebró el nacimiento de la Virgen María, motivo por el cual Francisco aprovechó para hacer una férrea defensa del papel de la mujer en la sociedad y pidió que el machismo no se siga apoderando de las familias.
“En comunidades donde todavía arrastramos estilos patriarcales y machistas es bueno anunciar que el Evangelio comienza subrayando mujeres que marcaron tendencia e hicieron historia”, señaló el prelado durante la homilía.
Francisco aseguró que la lucha por acabar con las estructuras que favorecen el sufrimiento de la mujer no debe ser dada solo por ellas, sino también por los hombres.
“En este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado, que, aun no teniendo toda la información, se decide por la fama, dignidad y vida de María”, dijo el pontífice, quien no ahorró esfuerzos en enviar una voz de esperanza a las mujeres que sufrieron el conflicto “en silencio”.
“Reconciliarse es abrir una puerta (...). Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz”.
“¡Cuántas mujeres, desde el silencio, han perseverado solas y cuántos hombres de bien han buscado dejar de lado enconos y rencores, queriendo combinar justicia y bondad!”.
“¡Basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa persona! Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales”.
“La reconciliación se concreta con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer la esperanza. Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso”.
EL TIEMPO
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