"Le hemos venido hablando a los gobiernos que la solución al problema del narcotráfico, de los cultivos ilícitos no está simplemente en fumigar, hay que ir a erradicar otras realidades que tenemos; primero erradiquemos la pobreza, la marginación, la corrupción que hay en nuestros territorios y que han sido como ese caldo de cultivo idóneo”.
Esas fueron las palabras del Monseñor Orlando Olave, obispo de la diócesis de Tumaco, durante la Asamblea Plenaria del Episcopado, en Bogotá, en la que se reúnen todos los obispos de Colombia cada año para hablar de los temas que más le importan a la Iglesia Católica en el país.
De acuerdo con Olave, una de las principales preocupaciones que tienen los obispos, en especial de las diócesis del sur y el pacífico colombiano, es el narcotráfico y la posible fumigación de los cultivos de uso ilícito.
“En Tumaco, el narcotráfico afecta profundamente a todas nuestras comunidades, a las comunidades afros, indígenas y otras comunidades que llegan al territorio de otras zonas. Es un problema complejo que se suma a otros problemas históricos como la pobreza y la marginación. El departamento de Nariño tiene muy pocas carreteras y la costa pacífica nariñense cuenta con solo el 7 % de ellas, está la urgencia por la salud, educación y estos problemas se convirtieron en el espacio idóneo para que se enquistara el narcotráfico, que trae tantas dificultades al territorio", agregó el monseñor.
Asimismo, Olave añadió que en toda la zona sur y occidente del país, en departamentos como el Cauca, Chocó y Valle del Cauca, la iglesia está adelantando un trabajo a través de la Coordinación Regional del Pacífico para mitigar problemáticas como las del narcotráfico, que "está mediada por el abandono histórico del Estado", dice la Conferencia.
La Iglesia, de igual manera, viene trabajando con los campesinos, apoyando la reincorporación de los excombatientes a las comunidades. Sin embargo, dice Olave, esos territorios aún cuentan con una presencia muy fuerte de grupos ilegales que se rearmaron o que no entraron al proceso de paz y “eso ha venido afectando tanto el proceso de implementación como la misma realidad social y política de las comunidades”. Todo lo anterior complejiza, aún más, los procesos de erradicación y lucha contra el narcotráfico.
Según el gobierno, para 2019 la meta de erradicación de cultivos de uso ilícito es de 100.000 hectáreas y Tumaco es uno de los municipios priorizados.
REDACCIÓN VIDA