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Religión

La argentina por quien el Papa casi se baja del papamóvil

Le gustaría volver a ver al Papa, hablar con él así sea durante cinco minutos, presentarle a Isabella y pedirle que la bendiga una vez más.

Le gustaría volver a ver al Papa, hablar con él así sea durante cinco minutos, presentarle a Isabella y pedirle que la bendiga una vez más.

Foto:Juan M. Vargas / EL TIEMPO

El sumo pontífice se detuvo para bendecir a Isabella, una niña argentina de 6 años.

Diana Rincón
Inés Panno llegó con su hija Isabella, de 6 años, pasadas las 2:00 p. m. a la esquina de la calle 34 con carrera 19. Por esa esquina se tenía previsto que el papa Francisco pasaría antes de dirigirse a la sede de la Nunciatura. Le puso a su hija una pañoleta con la bandera de Argentina. Cuando el sumo pontífice pasó por ahí, cerca de las 6:00 p. m., vio a Isabella, reconoció los colores de la bandera y le hizo una bendición a la niña, sonriéndole.
El papamóvil bajó la velocidad y acto seguido a Inés y a Isabella les permitieron acercarse un poco, el Papa intentó acercarse a ellas, pero la caravana siguió con su recorrido. En ese lugar estaba el fotógrafo de EL TIEMPO Juan Manuel Vargas, quien inmortalizó el momento cuando el Papa Francisco bendecía a Isabella.
Cuando vio el papamóvil acercándose por la calle 34 empezó a gritar: “¡Francisco!, ¡Francisco!”.

Cuando vio el papamóvil acercándose por la calle 34 empezó a gritar: “¡Francisco!, ¡Francisco!”.

Foto:Juan M. Vargas / EL TIEMPO

Inés había visto a Jorge Bergoglio dos veces antes de que fuera Papa, cuando era el cardenal Bergoglio. La primera vez lo vio en una misa en la basílica de Nuestra Señora de Luján, en la provincia de Buenos Aires. Luego lo vio en la Catedral Metropolitana, en el centro de la capital argentina, hace más o menos seis años.
Han pasado ya tres años y ocho meses desde que llegó a Bogotá. Vino junto con su esposo, quien trabaja como ingeniero y fue trasladado a Colombia, y con sus tres hijos. Dice estar segura de que llorará mucho cuando tenga que irse de aquí, casi tanto como cuando tuvo que salir de Buenos Aires.
El día en que Jorge Bergoglio fue escogido para ser el nuevo máximo jerarca de la Iglesia católica, el 13 de marzo del 2013, Inés tenía que recoger a su hijo Gonzalo después de una práctica de fútbol. Había rumores de que otro cardenal argentino podría llegar a ser Papa, así que se quedó esperando frente al televisor mientras lo anunciaban. Recuerda que se llevó una sorpresa cuando vio al cardenal Bergoglio vestido de Papa y se le cayeron las lágrimas de la felicidad. Llegó tarde a recoger a su hijo, pero valió la pena, asegura.
Cuando vio el papamóvil acercándose por la calle 34 empezó a gritar: “¡Francisco!, ¡Francisco!”. El pontífice se fijó en Isabella, que tiene ojos “tan azules como la bandera de Argentina”, dice Inés, y se quedó muda. Se le olvidó por completo que en el bolsillo de su pantalón llevaba una carta que quería entregarle al Papa. También se le olvidó sacar su celular para tomarle fotos a su ídolo. Francisco le sonreía a su hija y le hacía la bendición con su mano derecha.
Quienes estaban junto a ellas se les acercaron inmediatamente a felicitar a Isabella. “¿Viste que te dio la bendición?”, le preguntaban. Muchos le pidieron permiso a Inés para tomarse fotos con su hija, la bendita.
Está muy agradecida con Bogotá. Afirma que en esta ciudad ha conocido gente maravillosa, gente que ahora es su familia. La capital colombiana le dio la oportunidad de volver a ver al representante de Dios en la Tierra, una de las mayores alegrías de su vida.
Le gustaría volver a ver al Papa, hablar con él así sea durante cinco minutos, presentarle a Isabella y pedirle que la bendiga una vez más. Quisiera decirle que ora por él todos los días. “Para eso no hay festivos”, dice. Solo le pide que le regale cinco minutos de su agenda, para poder decírselo en persona y entregarle la carta.
DAVID RIAÑO VALENCIA 
Escuela de Periodismo Multimedia de EL TIEMPO
Diana Rincón
icono el tiempo

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