Aunque la dimensión global de las denuncias por abusos sexuales cometidos por miembros del clero en el mundo aún sigue sin ser clara, investigaciones como las adelantadas en los últimos años en Norteamérica y países europeos empiezan a dar una luz, con cifras abrumadoras. Un ejemplo es Francia, donde la Comisión Independiente sobre Abusos en la Iglesia católica concluyó que al menos 216.000 menores fueron víctimas de pederastia desde 1950, mientras que en España, desde varios frentes se piden avances en las investigaciones de pederastia en el clero.
(Le puede interesar: Investigaciones sobre abusos en la Iglesia se abren camino en Europa)
Mientras tanto, en países latinoamericanos, fuera de Chile, no se han hecho investigaciones en profundidad sobre esta problemática de la Iglesia, que ha demostrado ser de carácter global. Monseñor Luis Manuel Alí, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la Conferencia Episcopal, habló con EL TIEMPO sobre cómo avanzan en Colombia los procesos, en los que casos como los 38 sacerdotes de la Arquidiócesis de Villavicencio, que habrían estado involucrados en actos abusivos o acceso carnal, recuerdan que es un tema que no es ajeno.
¿Qué opina sobre los avances que han tenido las investigaciones acerca de pederastia en Europa y el resto del mundo?En el mundo se han hecho varias investigaciones desde hace 11 años. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos fue la primera que lideró una contratando con la John Jay College of Criminal Justice de Nueva York. En Australia, en 2014 se conocieron los dos informes centrados en las instituciones educativas católicas, y luego se divulgó el informe MHG de Alemania, que fue contratado por la Conferencia Episcopal a tres universidades, y las más conocidas en estos últimos años han sido las de la Universidad Católica de Chile, en el 2019, y la de la Iglesia católica francesa, que contrató una investigación independiente que se llama el Informe Sauvé. Todas estas investigaciones a nivel mundial arrojan algunas cifras que se van repitiendo y nos van marcando una tendencia de la problemática que tenemos dentro de la Iglesia; por ejemplo, de un 3 a un 4 por ciento de los sacerdotes en este periodo comprendido en estos últimos 70 años aparecen como abusadores de menores, y otras cifras más que ya comparándolas hace que tengamos elementos para trabajar y realizar todo un trabajo preventivo y de acompañamiento a las víctimas.
¿Es un problema global?Sí, ciertamente es un problema global que está en la Iglesia y que se tiene en las instituciones que trabajan con menores de edad. Es difícil esconder y decir que es un problema territorial.
Sí, ciertamente es un problema global que está en la Iglesia y que se tiene en las instituciones que trabajan con menores de edad. Es difícil esconder y decir que es un problema territorial. Aunque cada uno de los territorios debe contextualizar sus respuestas, somos conscientes de que es un problema global, como es un problema la violencia sexual en niños, niñas, adolescentes en todo el mundo.
(También: Iglesia católica colombiana pide un cese al fuego en elecciones)
¿Cómo avanzan las investigaciones en Colombia?La conferencia episcopal ha hecho varios intentos por cuantificar y cualificar los casos que se han recibido en las diócesis en los últimos años, pero tengo que confesar que no ha sido una tarea sencilla porque cada una tiene una manera diferente de manejar sus registros. Esto no nos ha permitido consolidar una información cualitativa y cuantitativa confiable y coherente. Realmente ha sido muy difícil realizar esto, que ya algunos países llevan el liderazgo. Por eso creemos realmente que esta tarea la debe hacer un organismo académico independiente que tenga la capacidad técnica para realizar un análisis objetivo y confiable sobre esta situación de las víctimas en el país. En eso tenemos que comenzar a trabajar desde la Conferencia Episcopal.
¿Por qué no conformar una comisión desde la Conferencia Episcopal para adelantar las investigaciones, como se ha hecho en otros países?En eso queremos comenzar a trabajar en nuestros proyectos de este semestre desde la Conferencia Episcopal de Colombia, no nos cerramos a esa posibilidad. Tiene que ser una comisión independiente, una comisión técnica, tenemos que ir trabajando en esta idea y confieso que va a ser la prioridad en este semestre de nuestras reuniones que vamos a tener con la comisión permanente, que es el equipo de los obispos de Colombia que tiene la capacidad de decisión en estos casos. Nos parece muy importante dar pasos significativos, como lo han hecho otras naciones.
En la investigación de casos de abuso a menores de edad donde está involucrado el clero, ¿qué tanto depende del derecho canónico y qué tanto del derecho civil?Los dos derechos son independientes; cuando una persona denuncia un caso de abuso sexual canónicamente hay un proceso, pero, ya que es un delito, también tiene que ser denunciado ante la autoridad civil, a la Fiscalía; son dos procesos paralelos, por eso si a nosotros nos reportan un caso de estos a nivel canónico, tenemos la obligación de reportarlo.
¿A nivel canónico qué pasa con los culpables?La expulsión del estado sacerdotal, esa es la pena que se le da a un sacerdote canónicamente cuando es culpable.
¿Actualmente en Colombia hay sacerdotes que hayan sido expulsados?El año pasado, en el 2021, en la Arquidiócesis de Bogotá fueron expulsados dos sacerdotes.
Sí, varios. Esa cifra la tiene la Congregación de la Doctrina de la Fe, y cada una de las diócesis y arquidiócesis maneja esas cifras; por ejemplo, en la Arquidiócesis de Bogotá, de la que yo hago parte, nosotros manejamos nuestras cifras y sabemos exactamente en estos 20 años cuántos sacerdotes han sido denunciados y cuántos han sido expulsados. El año pasado, en el 2021, en la Arquidiócesis de Bogotá fueron expulsados dos sacerdotes.
(Además: Iglesia lanza campaña que busca donaciones para los más necesitados)
¿Sobre esos sacerdotes cómo avanzó el caso penal?Ambos están en la cárcel, uno ya condenado y el otro está en medidas cautelares, todavía el juicio civil está caminando.
¿Cree usted que en el caso de Colombia y de Latinoamérica hay una deuda para agilizar la investigación?Sí, sin duda alguna tenemos esa deuda. Ya hemos comenzado, hemos trabajado en muchos campos. Yo no soy canonista, no trabajo los casos específicos de denuncias, mi responsabilidad es más la parte preventiva, por eso yo hago parte de la Comisión Pontificia de Protección de Menores, que nos encargamos más de todo el trabajo preventivo, lineamientos de prevención para que precisamente estas situaciones no vuelvan a acontecer; en este trabajo creo que hay un avance, hemos comenzado a hacer nuestras formaciones con los agentes de evangelización, con los sacerdotes, con los seminaristas, tenemos varios documentos, como los ‘Lineamientos de prevención’ de la Arquidiócesis de Bogotá, y lo queremos trabajar a nivel nacional todo este año.
¿Cómo debe ser la reparación de las víctimas?Todo lo que sea para el bien de las víctimas y la protección de niños, niñas y adolescentes para nosotros es una prioridad, y cualquier víctima, sea de violencia, abuso sexual, de lo que sea, merece verdad, justicia, reparación integral y no repetición y, por supuesto, las víctimas tienen el derecho a realizar un proceso de sanación integral para que lleguen a ser sobrevivientes. En ese punto, un elemento fundamental es la reparación. En eso también tenemos que ir trabajando para mirar las mejores maneras como se les ayuda a las víctimas en todo ese proceso. Cualquier persona que sienta que necesita, en este caso civilmente, presentar una denuncia ante la Iglesia porque siente que necesita ser reparada, por supuesto que lo puede hacer, y eso lo hace desde los mecanismos legales que tiene la justicia colombiana.
¿Cuáles creen que son las causas de esta problemática global?Esa es precisamente la deuda que tenemos y el deseo de hacer investigaciones no solamente cuantitativas sino cualitativas, porque lo importante de estas situaciones es saber las causas para afrontarlas. El trabajo que estamos haciendo a nivel preventivo nos ha enseñado que estamos delante de un fenómeno multicausal, no hay una causa específica; es decir, hay causas de situaciones institucionales, situaciones regionales, culturales, algunas características en el contexto que se manejan y también vulnerabilidades y fragilidades psicológicas. Son como unos gajos que generan una cantidad de causas que generan esta situación en una institución que trabaja con menores de edad como es la Iglesia, por eso cualquier trabajo preventivo tiene que centrarse en la sensibilización de todos los agentes, es decir, de los catequistas, de los sacerdotes y religiosos que trabajan con menores de edad, pero también con los padres de familia y hasta con los niños y las niñas.
(Le recomendamos: 'El mundo es un campeón en la guerra y esto es una vergüenza': Papa)
Comisión, sí, pero que sea totalmente independienteSegún dio a conocer a inicios de mes la agencia de noticias AFP, en 2019, el obispo Óscar Urbina, arzobispo de Villavicencio, por pedido del papa Francisco, fue asignado para indagar sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en ese municipio, una tarea para la que recurrió a la exfiscal Olga Cristancho y a Socorro Martínez, exfuncionaria de la Procuraduría con experiencia en investigación de masacres.
Los hallazgos de las investigadoras, que en su momento se alejaron de monseñor Urbina, por sospechar que podría tratar de encubrir a los religiosos, fueron recogidos por el periodista Juan Pablo Barrientos en su libro Este es el cordero de Dios, una publicación que reúne los testimonios y pistas que comprometen a 38 sacerdotes de la Arquidiócesis de Villavicencio en actos abusivos o acceso carnal.
El autor, que también ha estado detrás de denuncias por casos de pederastia en Medellín, asegura que, pese a lo que afirman los representantes de la Iglesia Católica en Colombia, los datos consolidados sobre las denuncias sí existen, porque se trata de información que debe ser enviada a la Congregación de la Doctrina de Fe, órgano colegiado de la Santa Sede encargado de custodiar la correcta doctrina católica en la Iglesia y de tratar faltas graves como los casos de abuso a menores de edad por parte de sacerdotes.
(Lea también: El papa defiende el celibato, pero afirma que requiere relaciones sanas)
“De eso tiene información la nunciatura y la conferencia episcopal”, afirma el periodista, quien en reiteradas ocasiones ha hecho solicitudes a diferentes representantes de la Iglesia Católica, como el mismo Monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, para obtenerlos, sin respuesta positiva.
“Acceder a los archivos secretos ha sido casi imposible, ha sido a punta de derecho de petición y de tutela porque nunca responden, tanto así que la Corte Constitucional escogió de nuevo una tutela mía para estudiarla y sacar una nueva sentencia porque se niegan a responder”, asegura.
Por eso ve con buenos ojos la posibilidad de contar en el país con una comisión especializada que investigue los casos de pederastia al interior de la Iglesia colombiana, mientras esta sea de carácter totalmente independiente y laico. “Sería un acto de transparencia que las víctimas necesitan. Pero no solo saber y conocer números y nombres, aquí tiene que haber verdad, justicia y reparación. Recientemente hablaba con una víctima que denuncie su historia en el primer libro, fue violado por seis curas, está al borde de la muerte, tiene esquizofrenia, y a los curas que lo violaron los suspendieron unos días y volvieron, están como si nada hubiera ocurrido”, concluye.
ALEJANDRA LÓPEZ P.
REDACCIÓN VIDA DE HOY
EL TIEMPO