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Religión

Hans Küng, el teólogo que soñó una ética para el mundo

Hans Küng fue ordenado sacerdote en 1954. Después de sus estudios en el Germánico de Roma viajó a París para estudiar teología y filosofía. Se destacó como contradictor de su condiscípulo Benedicto XVI.

Hans Küng fue ordenado sacerdote en 1954. Después de sus estudios en el Germánico de Roma viajó a París para estudiar teología y filosofía. Se destacó como contradictor de su condiscípulo Benedicto XVI.

Foto:GETTY IMAGES

El 6 de abril falleció el creador de la Fundación Ética Mundial, un gran pensador del siglo XX.

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Quienes lo conocimos y tuvimos el placer de su amistad, de leer sus libros, escuchar sus observaciones, navegar en sus profundidades, sabemos que la Iglesia pierde al promotor de la reforma; nosotros, los de la WeltEthos, Ética Global, perdemos a nuestro líder; las editoriales Trotta, Piper y Herder pierden a su escritor, sus lectores perdemos al autor de ese libro anual que abría puertas desconocidas, la Universidad de Tübinguen pierde su símbolo, la ciudad pierde su ciudadano ejemplar, Suiza pierde a su hijo predilecto, y Europa, al gran pensador; nosotros, al amigo de todas las horas y compañero por un mundo humano, ético, transformado en paz.
Hans Küng fue ordenado sacerdote en 1954 y después de sus estudios en el Germánico de Roma viajó a París a estudiar teología y filosofía; disertando sobre Hegel, profundizó en el humanismo, y con Karl Barth, en la teoría de la justificación en 1957. Por esos años, escribió un libro sobre la estructura de la Iglesia y Juan XXII lo invitó a participar en el Concilio Vaticano II, considerando que en ese libro estaba el programa del Concilio, que el papa quería proponer.
En los intermedios cocreó la revista Concilium con los teólogos destacados de varios continentes y viajó por el mundo; visitó Nueva Delhi, Teherán, Bangkok, Hong Kong, Tokio, San Francisco y Washington, donde se reunió con el presidente Kennedy. En el primer año del Concilio murió Juan XXIII. Se desarrolló el conclave y fue elegido Pablo VI, quien teniendo el concilio reunido proclamó la encíclica Humanae Vitae. Hans Küng pensó que contrariaba el espíritu de la modernidad que se había acogido, como puede leerse en sus textos posteriores, como El progreso de los pueblos.
En los años 70 elabora su libros ¿Infalible?, de 1971; Ser cristiano, de 1974; ¿Existe Dios?, de 1976. Muere el papa Pablo VI, le sucede Juan Pablo I y después Juan Pablo II, en 1978. Hans Küng, después de dos décadas como teólogo y profesor, sufre un intento de censura inaplicable e inexplicable desde Roma y le retiran la licencia de enseñanza.
En 1980 asume la Cátedra independiente en la Facultad de Teología y la dirección del Instituto para el ecumenismo, aprovecha para situar el diálogo ecuménico sobre una base científica, aplicando en la historia de las religiones la teoría del cambio de paradigma en la historia universal que Thomas Kuhn había hecho para las ciencias. En el libro El cristianismo y las grandes religiones ofrece un programa: no habrá paz en el mundo sin paz entre las religiones. Es su libertad conquistada como investigador y escritor. En 1989 formula, en el Foro de Davos, criterios éticos para sobrevivir, cuando cae el muro de Berlín, que despierta esperanzas de alcanzar un mundo más justo.
En los 90, emprendió el proyecto de una ética mundial, que presentó en una reunión en el Parlamento de las Religiones del Mundo, en Chicago, en 1993, donde los líderes religiosos suscribieron la declaración de ética mundial, que dio base a la creación de la Fundación Ética Mundial, en 1995. “Sin sospecharlo –escribe– me he ido preparando intelectualmente para un nuevo periodo de la historia universal que estará signado por la globalización”.
Fue para sustentar el propósito de la Fundación que escribió Ética mundial en la economía y la política, en 1997, y La declaración de deberes con el Inter Action Council y Helmut Schmidt. La Ética encontró eco en la Unesco y consciente de que Europa necesita una renovación espiritual, no solo una política y economía tecnocrática y funcional, sino una ética vinculante, salió en busca de nuestras huellas por los otros continentes, escribiendo lo que encontró de común en las culturas y religiones del mundo, lo que se convirtió en Exhibición de paz y ética mundial, serie de televisión, y el libro En busca de nuestras huellas, en 1999.
Para la llegada del siglo XXI y del tercer milenio, junto con Kofi Annan, secretario de Naciones Unidas, formuló el Diálogo entre civilizaciones, para tender puentes entre culturas y superar la división; apareció el Pacto global de las empresas que condujo a establecer los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS. El 11 de septiembre, el mundo fue sorprendido por el brutal ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001, el cual le confirma que la única salida a la lucha armada y a la violencia es el diálogo de civilizaciones, religiones y Estados, y no la guerra ni armamentos que impiden la paz mundial por la que Hans Küng trabajó. En el 2005 murió Juan Pablo II y le sucede Benedicto XVI.

Küng es uno de los grandes pensadores
del mundo,
un protagonista
y observador comprometido
con la suerte de
la humanidad.

Ética Mundial ha nacido en Europa y Hans Küng acepta volver al continente de la esperanza. En el 2006 autoriza la creación de la Fundación Ética Mundial en Colombia y México; viene en 2007 a dictar una semana de ética mundial en Bogotá, con el apoyo de José Fernando Isaza, en la Universidad Tadeo, y Antonio José Sarmiento, en la Javeriana. Viaja a Ciudad de México, visita organizada por Gerardo Martínez Cristerna; después, Brasil, y escribe el libro Ética mundial en América Latina, publicado por Trotta, editor de su obra para Hispanoamérica.
En Colombia, en razón de la violencia, sugiere una reflexión pública sobre la moral y la ética; se hace este ejercicio con las empresas a través del periódico EL TIEMPO, acompañado de talleres para vivir la ética, que se publica como Manual de Ética Mundial y se presenta junto con la exhibición Paz y Ética Mundial en las principales ciudades, con el Banco de la República.
Haciendo el Manual de Ética, estalla la crisis financiera mundial causada por falta de ética de algunos banqueros, lo que lo llevó a formular el Manifiesto hacia una ética mundial en Naciones Unidas en el 2009. Este manual lo hizo también en alemán y en chino en el 2012, año en que Küng crea el Instituto de Ética Global en Alemania y logra el acuerdo para crear el Instituto en Pekín, con la Universidad de Tübinguen y la Fundación Karl Schlecht.
Estaba muy alegre porque el instituto permitiría, a través de la universidad y las empresas, crear la cátedra de economía ética global, que tiene como base el Manifiesto, los libros y trabajos sobre ética en la economía, la política y la ecología, a los que dedicó las últimas décadas.
Definió para la Fundación cuatro áreas de trabajo: investigación, comunicación, formación y propiciar el encuentro. En Colombia apoyó la creación de todos los materiales educativos para la ética: el Manual de ética mundial, el Despertar de la conciencia, la Ética desde niños, el Valor de la cooperación, la Ética cívica y la Ética ecológica, disponibles con la declaración, el manifiesto, en la colección de ética de la biblioteca digital El Libro Total; y prologó Ética mundial empresarial.
En 60 años escribió una gran obra, que Herder presentó en 24 volúmenes en diciembre del 2020, la cual alcanzó a revisar y ver publicada. Es su obra completa, aborda todos los temas posibles para un teólogo universal, comprometido con la humanidad; acerca de Dios, Jesús, la Iglesia, la justificación, el ecumenismo, el diálogo entre religiones, el judaísmo, cristianismo, islam, los puentes con las religiones de India y China; sobre la muerte feliz, la vida eterna, la música, las mujeres en el cristianismo, el principio de todas las cosas, la ciencia, la ética mundial en la economía y la política y la economía decente en la era de la globalización.
Küng es uno de los escritores más leídos de estas décadas. Su inmensa y deliciosa obra será referencia para las futuras generaciones y entrará en la galería de los clásicos universales.
Presentó su vida como memorias que son narración y reflexión de la historia de nuestro tiempo, de la Iglesia, la teología y las religiones, vivida por un testigo de la época que es teólogo. Humanidad vivida con todas sus luces y sombras en tres volúmenes, Libertad conquistada, Verdad controvertida y Humanidad vivida, en el 2014, cuando nos reunió para celebrar los 20 años de la declaración y presentar sus memorias, en las que escribe sobre la inesperada dimisión de Benedicto XVI y saluda al papa Francisco, a quien considera una señal de esperanza; allí dejó su oración y amén último y reflexión apasionada, crítica y sabia de la vida, que incluye el saber morir.
Sus tres ocupaciones vitales las resumió con un libro de cierre cada una: su vida espiritual, en el bello y conciso libro En lo que creo; la de la Iglesia, ofreciendo un manual para la reforma con la pregunta: ¿tiene salvación?, y la de ética mundial, en Economía decente en la era de la globalización.
En Humanidad vivida desea y confía en que la pequeña y eficiente Fundación Ética Mundial con Eberhard Stilz, Stephan Schlensog, Ute Wanner, Annette Stuber, Julia Willke, Markus Weingardt, Nadja Dornis, Günther Gebhardt; Carlos E. Paz, en Colombia; Gerardo Martínez, en México; Ulrich Hemel, Bernd Willhauer, del Instituto en Alemania y en China, y todos los demás colegas del equipo de Ética Mundial, siga desarrollándose bien, bajo la nueva dirección; desea que la Fundación siga siendo un actor mundial, que sea escuchada, tenida en cuenta y encuentre benefactores conscientes de que la inversión en la ética es fundamental, en tanto es cimiento de nuestra sociedad global.
En esta crisis de liderazgo, Hans Küng sobresalió por sus dones de líder, su integridad, disciplina, paciencia, amabilidad, sabiduría, generosidad, lealtad y amistad; por su capacidad crítica, su análisis profundo, su capacidad de encuentro, sus dones sorpresivos y regalos sorprendentes –como los denomina–; por su visión, en la que tanto insistió, fue capaz de elaborar en un mundo desorientado, con el aporte de muchos, una propuesta concreta, un aporte para la humanidad, señalando que si no resolvemos la fractura ética, no podremos salir de la crisis múltiple en que estamos, lo cual precisa acción, esta vez, regenerativa de la vida, la ecología, la política, la democracia, la economía, la salud global.
Küng es uno de los grandes pensadores de la aldea global, un protagonista y observador comprometido con la suerte de la humanidad, un gran investigador, con curiosidad por el conocimiento y disciplina, hasta el final; un excelente profesor, comunicador y escritor, un cristiano ilustrado, ecuménicamente abierto, socialmente crítico, con una visión holística del mundo y una espiritualidad admirable. Hombres como Hans Küng son imprescindibles, necesarios, porque son los que pueden ayudar a transformar el mundo.
El mundo consciente agradece y celebra su vida rica, nutritiva, brillante y valiosa, y lloramos su partida. Hoy le decimos adiós al profesor, amigo, compañero y líder del movimiento ético global que él encarnó y asumimos su causa para hacer la gran transformación que soñó, diseñó; es un trabajo centenario, nos decía, intergeneracional, que debemos continuar con sabiduría y hacerlo juntos en esta década; ser capaces de cocrear un amanecer de la humanidad en paz, con verdad, justicia, sin violencia y compañerismo, un humanismo florecido.
Agradecidos, emocionados y entristecidos le decimos adiós en su último viaje, de regreso a casa, que emprende confiado en que será recogido por la mano misericordiosa de Dios. Hans Küng nos enseñó y escribió que la fe en la vida eterna es una consecuencia de la fe en Dios. Le damos gracias por dejarnos ser parte de ella. Su cuerpo descansa en el cementerio de la querida Tübinguen, donde nos unimos en oración con su ultimo amén.
CARLOS EDUARDO PAZ*
Para El Tiempo
* Director en Colombia de la Fundación Ética Mundial.
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