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Religión

Francisco, un papa enamorado de Colombia

Alrededor de 1, 3 millones de personas lo escucharon durante la misa en el parque Simón Bolívar.

Alrededor de 1, 3 millones de personas lo escucharon durante la misa en el parque Simón Bolívar.

Foto:Fernando Bizerra Jr. / EFE

El Papa ha demostrado en sus intervenciones un profundo conocimiento del país.

Juan Carlos Rojas
“Todo me gusta de Colombia” les dijo, el 7 de julio de 1965, el escritor argentino Jorge Luis Borges a un grupo de periodistas que fueron a recibirlo al aeropuerto El Dorado.
Fue la declaración de un hombre que conocía el país a fondo. Lo palpó en sus viajes, lo imaginó leyendo el 'Nocturno' de José Asunción Silva y 'La Vorágine' de José Eustasio Rivera. “Lo que más admiro de Colombia es que aquí la literatura se toma en serio”, diría.
Ahora está aquí el papa Francisco. Y como su compatriota, en cada palabra, en cada frase ha demostrado su enorme preparación intelectual, su inteligencia y, por supuesto, su vasto conocimiento de Colombia.
“Veo aquí a muchos jóvenes que han venido de todos los rincones del país: cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros”, dijo en la plaza de Bolívar, en la mañana de este jueves. A quienes recordó lo fácil que es juntarse: “Les basta un rico café, un refajo, o lo que sea, como excusa para suscitar el encuentro. (...) ¡Si hasta una final entre el Atlético Nacional y el América de Cali es ocasión para estar juntos!”
Francisco se ha deslumbrado con nuestra piel. “Colombia es el segundo país del mundo en biodiversidad y, al recorrerlo, se puede gustar y ver qué bueno ha sido el Señor”.
Y, por eso, como dice el profesor de literatura Carlos Castelblanco, hasta “el más ateo vibra y se conmueve al oírlo, porque Francisco escucha y dialoga con la cultura de una forma dulce, inteligente y profundamente aguda, como Borges”. Habla desde la sabiduría del hombre culto y respetuoso.
De ahí que haya manifestado que quiso venir hasta acá a señalarnos el valor de la travesía que, hace siglos, hizo San Pedro Claver por el río Magdalena en la que ‘El apóstol de los pobres’ se asombró, dice Francisco, por tanta exuberancia y belleza, y que hoy aún está viva en nuestros páramos, en nuestros farallones, en la selva lluviosa del Chocó, en la sierra de La Macarena.

Francisco escucha y dialoga con la cultura de una forma dulce, inteligente y profundamente aguda, como Borges

En estas horas hemos sido testigos de la finura de su oído para captar los mensajes de la música que relata nuestras duras vivencias. Cuando caminaba por la plaza de Armas de la Casa de Nariño y mientras besaba a niños con síndrome de Down, prestó atención a la canción 'Puede ser' y luego la citó en su discurso ante buena parte del poder político y económico reunido allí.
Él es un papa que, como Borges, se instala en la cultura, en la tradición, en la geografía, en la historia y en el instante para tocar el corazón de quienes lo admiran. “Pienso, sobre todo, en la arcana sabiduría de los pueblos indígenas amazónicos”, dijo en el encuentro con los obispos.
Un papa que dialoga con Gabriel García Márquez sobre el destino de Colombia y lo cita conmovido. “Es posible entonces una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”. Porque, como escribiría Borges, “ser colombiano es un acto de fe”.
Se trata de un argentino que demuestra el hondo conocimiento del tiempo extraviado ante sus interlocutores. Por eso, con autoridad, pidió mirar atrás, aprender y avanzar hacia el futuro. Porque, sentenció en el parque Simón Bolívar, “podemos enredarnos en discusiones interminables, sumar intentos fallidos y hacer un elenco de esfuerzos que han terminado en nada” como –subrayo– pasó en la Patria Boba.
Sabe de nuestra historia, de nuestra literatura, de nuestra gente, y la describe con voz suave como el más culto de los escritores. El Borges de la Iglesia.
ARMANDO NEIRA
Redactor de EL TIEMPO
Juan Carlos Rojas
icono el tiempo

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