Para muchos la lluvia es sinónimo de tristeza, melancolía y soledad. Pero para Patricia Castañeda, la lluvia tiene otro significado muy distinto y se convirtió en una forma de desarrollar su talento a través de una línea de ropa para todos aquellos que no dejan de vivir intensamente en los días pasados por agua.
Así nació Diluvio, una marca de gabardinas y chaquetas diseñadas para permitir que las personas puedan disfrutar de la ciudad a pesar de los repentinos cambios de clima, pues estas prendas no solo impiden que uno se moje, sino que protegen del sol sin generar calor, y resguardan del viento.
“Cualquiera que diga que la felicidad la trae el sol es porque nunca ha bailado bajo la lluvia”. Esta es la frase que inspira a Patricia y a su equipo a la hora de elaborar sus colecciones que, además, vienen con un diseño muy práctico, pues están hechas para doblarse dentro de uno de sus propios bolsillos, por lo que son prendas muy fáciles de guardar y transportar.
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La diseñadora de modas cuenta con un recorrido de más de 30 años, el cual inició trabajando en grandes empresas textiles del país como Creaciones Mercy, a la vez que ejercía la docencia en la escuela de diseño Arturo Tejada Cano, en donde asesoraba colecciones de moda.
Durante varios años vivió en Europa, y fue allí, más precisamente en Bélgica, donde aprendió a querer la lluvia y a vestirse para disfrutar de la ciudad sin temor a las condiciones climáticas.
Por eso al volver a Bogotá, donde la lluvia siempre está presente, se percató que había muy poca moda para enfrentar esta característica de la ciudad, lo que la movió a desarrollar una marca para cubrir este ‘hueco’.
“Tomar la decisión de volver a ser independiente no fue nada fácil, quería hacer algo que realmente no estuviera en el mercado”, contó Patricia. Sin embargo, tomó la oportunidad de crear su propia marca como una lección para sí misma y para sus hijos, enseñándoles que nunca es tarde para cumplir un sueño.
Un año entero de estudios de mercado, selección de materiales, inspiración para estampados y definición de concepto fue el preámbulo del nacimiento de Diluvio. Todo estaba listo para el lanzamiento en diciembre del 2016, pero un problema en la estampación la obligó a replantear parte de los procesos productivos y a postergar la salida al mercado. Ella se lo tomó como un aprendizaje y siguió adelante hasta concretar su propósito.
Es así como, en marzo del 2017, Bogotá vio por primera vez las prendas de Diluvio, hechas en poliéster, 80 por ciento impermeables, con un proceso de suavizado, una capa para protección solar, cortes muy cuidados y estampados propios. Entre las referencias se encuentran gabardinas, chaquetas y ‘bomber jackets’, todas con capota extraíble.
Desde entonces, Diluvio lanza tres grandes colecciones al año, que no se rigen por las tendencias del momento, lo que las hace atemporales. Sus prendas, que van desde la talla 2 hasta la xl, le dan brillo a los días grises con sus colores vivos. Además, son exclusivas, pues por cada referencia solo salen al mercado entre 12 y 20 prendas.
Pero detrás de este innovador emprendimiento existe un grupo de personas que apoya a la diseñadora desde el primer día. Empezando por su familia, un soporte fundamental, pues hacen parte del proyecto desde el diseño, las ventas y el modelaje de las prendas. Asimismo, sus amigas se turnan para acompañarla y vender los productos en las ferias de moda. Además, su equipo de trabajo, en el que se encuentran mujeres cabeza de familia de Chía y Cajicá, realizan su labor con gran dedicación.
A lo largo de estos dos años y medio, la marca ha participado en siete ferias en el Parque de la 93, en donde la aceptación ha sido muy positiva. Las redes sociales también juegan un papel importante para dar a conocer sus prendas, pues a través de estas plataformas ha logrado llegar a otras ciudades de Colombia. “Algo muy gratificante es que en ciudades como Barranquilla, Medellín y Cali, que son ciudades más calientes, también me piden”, dijo la diseñadora.
Pero ahí no para todo. El éxito de Diluvio ha llegado hasta Italia, España, Francia y Perú, lo que impulsó a la marca a iniciar un proceso de formación para exportar próximamente. Al ver estos resultados positivos, Patricia decidió acompañar sus prendas con complementos para el atuendo de lluvia. Tenis, morrales, botas y, muy pronto, botines –todo impermeable– también hacen parte de sus productos.
Algo muy gratificante es que en ciudades como Barranquilla, Medellín y Cali, que son ciudades más calientes, también me piden
Diluvio tiene su punto de exhibición y venta en Boho Expo, en Usaquén, un lugar que agrupa a 130 marcas de moda, arte, gastronomía, belleza y hogar. Todos los artículos que allí se venden son 100 por ciento colombianos.
Allí Patricia recibe personalmente a sus clientes, los acompaña en su compra y aprende de sus necesidades y gustos. “Me siento satisfecha como mujer, madre y diseñadora. Soy feliz en medio de mi diluvio”, afirmó.
ADRIÁN DAVID OSORIO RAMÍREZ
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO