Identidad, historia, tradición, cultura, artesanía. Estas son algunas de las palabras que podrían salir de las joyas y accesorios que 13 diseñadores colombianos mostrarán el próximo 2 de abril en la apertura del Bogotá Fashion Week.
A esas palabras hay que agregarles tecnología, innovación, modernidad y universalidad. Ese es el contraste que logra la mayoría de diseñadores, cada uno con su estilo, con sus colecciones.
“En Colombia es muy fuerte la joyería. Tiene un ADN propio, ancestral, que refleja una cultura precolombina, que ha ido evolucionando, pero que se respeta”, afirma la española Isabel Uribe, del Instituto Europeo de Diseño de Barcelona, curadora de joyería para el BFW.
Ella acompañó a los participantes en esta tercera edición del BFW con la Cámara de Comercio de Bogotá, en un proceso para desarrollar colecciones con identidad de marca y diseños comerciales que puedan seducir a un mercado internacional.
Esta será una muestra de joyería y bisutería muy variada, ecléctica, para ser precisos, que se podrá ver en un show el martes, así como en los pabellones del Market Experience que estará abierto los tres días que dura el BFW.
“Cada diseñador trabaja en su línea, algunos reinventan la filigrana, otros logran abstraer técnicas y diseños precolombianos, unos son más tradicionales y otros, vanguardistas”, agrega la española.
También se destaca la mezcla de materiales, pues hay diseñadores que no solamente exploran con las materias primas sino que las combinan. Utilizan desde materiales tradicionales como el oro, la plata y el bronce con baños, hasta papel maché, acrílico, hilos de colores, etc.
“El consumidor está cada vez más informado y eso nos obliga a las marcas a proponer desde lo propio, sin copiar, para poder diferenciarnos y hacer que nos busquen por originales”, comenta la diseñadora Fernanda Arias, quien trabaja con materiales no convencionales, como residuos arquitectónicos, retazos de cuero y acrílico.
La reinterpretación de técnicas ancestrales, o de tejidos, o de grafías, o de colores, les permite a los diseñadores darles ese carácter local a las piezas que hacen que gusten tanto en el exterior.
“Estos matices precolombinos en la técnica o en los acabados gustan mucho en el mercado internacional”, afirma Uribe, que también trabajó con los diseñadores en estructurar el plan de comercialización internacional.
“Yo investigo mucho lo que hacen las comunidades artesanales. Por ejemplo, esta vez trabajé con los wayús, viendo sus trenzados, sus dibujos, sus colores, y los reinterpreté, no es evidente pero se nota”, comenta la diseñadora Stella Reyes.
Cada uno de los 13 diseñadores participantes –así como los 24 creadores en moda y los 12 en cuero, calzado y marroquinería que participan en el BFW, del 2 al 4 de abril– tiene una historia que contar en cada colección o en cada prenda; una historia que refleja un poco lo que somos los colombianos, nuestra cultura, nuestra flora y fauna, nuestros ancestros, nuestros paisajes e incluso nuestra arquitectura.
Filigrana aérea
Cuando Lisseth Salas y Jonathan Zapata, diseñadores de moda y gráfico, respectivamente, estuvieron en Mompox hace unos tres años, para un proyecto específico de su línea de bisutería Shango, quedaron fascinados con la técnica y el trabajo de los artesanos momposinos. Así que se lanzaron a crear Daila, una marca para hacer solo joyas en filigrana con el toque contemporáneo. “La trabajamos dejando más espacios vacíos, no tan apretada, lo que les da más ligereza a las piezas”, explica Zapata. En esta, su primera participación en el BFW, presentarán su colección ‘Elysia’, inspirada e las hojas de laurel y las coronas de los griegos antiguos.

Filigrana aérea.
Carlos Ortega / EL TIEMPO
Preocupación ambiental
A Lakshmi Diazgranados le preocupa mucho la deforestación de nuestros bosques. Cuando talan árboles, ella va y trata de rescatar las raíces y con ellas ha hecho varias de sus joyas, piezas extravagantes, vanguardistas y muy originales. “Todas mis colecciones las hago pensando en crear conciencia medioambiental. Trabajo con materiales naturales como cuernos que han perdido los animales, semillas y raíces de árboles”. Este año, en el BFW presentará la colección ‘Beyond skin’ (Más allá de la piel), en las que utiliza papel hecho a mano por ella misma, para luego darles forma a las piezas. “Interpreto los cortes cuando talan los árboles”, explica.

Preocupación ambiental.
Cortesía
Acrílico recuperado
Esas ondas que crean las mujeres con sus faldas cuando bailan un bambuco o una cumbia fueron los referentes de inspiración de la diseñadora industrial Fernanda Arias para crear su colección ‘Bambuco’. “Son piezas inspiradas en la tradición y cultura de nuestro país, pero con un corte futurista; tienen mucho movimiento”, cuenta. Esta mujer, que para sus accesorios utiliza materiales empleados en otros contextos como el acrílico recuperado, emplea tres gamas de color según la ocasión de uso: ácidos, pasteles y clásicos. “Un accesorio puede marcar la diferencia en un atuendo; con uno, la misma camisa blanca se puede ver distinta en diferentes momentos del día”.

Acrílico recuperado-
Carlos Ortega / EL TIEMPO
Puro color
Ese proyecto para la clase de mercadeo, cuando estaba en la universidad estudiando publicidad, poco a poco se fue convirtiendo en una gran empresa para Stella Reyes. “Teníamos que diseñar un producto para comercializar y yo hice unos accesorios que usaba. A mis amigas les gustaban y me encargaban y así nació La P-PaDesing, porque usaba muchas piedra y pepas, y mezclas de materiales”, cuenta Reyes. En cada una de sus colecciones –que se caracterizan por lo coloridas– refleja las tradicionales técnicas usadas por artesanos colombianos y lo que veremos la otra semana en el BFW está inspirado en la cultura wayú.

Puro color.
Carlos Ortega / EL TIEMPO
NATALIA DÍAZ BROCHET
EDITORA DE VIDA@ndiazbrochet