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Mujeres

En el día contra la violencia de género: conozca cómo evitar viralizarla

La Fundación Avon para las Mujeres presenta una serie de ilustraciones de reconocidos artistas para explicar este fenómeno de una manera creativa.

La Fundación Avon para las Mujeres presenta una serie de ilustraciones de reconocidos artistas para explicar este fenómeno de una manera creativa.

Foto:Ilustración: Fundación Avon para las Mujeres

En el ambiente digital, la violencia de género contra mujeres y niñas, se esparce con rapidez.

Pedir fotos sexis como prueba de amor o realizar una toma cualquiera y publicarla en redes sociales sin el consentimiento de la persona retratada, acompañada de comentarios agresivos o en tono de burla son formas de violencia. Ni qué decir de chantajes –ahora llamados sextorsión o pornovenganza– como: ‘si no volvemos, publicaré esas fotos’ o del envío de desnudos fotográficos a través del WhatsApp sin haber sido solicitados –práctica que se conoce como cyberflashing–, también lo son y no solo atentan contra la autoestima y la estabilidad psicológica de la persona violentada; inclusive, pueden tener desenlaces fatales.
Llama la atención de los expertos en salud mental y de las organizaciones femeninas que son las mujeres las principales víctimas de la llamada violencia digital. Según el informe 'Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital. Lo que es virtual también es real', realizado en 2020 por ONU Mujeres, el 73 por ciento de las mujeres del mundo han estado expuestas o han experimentado algún tipo de violencia en línea, mientras que el 90 por ciento de las víctimas de la distribución digital no consensuada de imágenes íntimas son mujeres.
Ello sin contar que una de cada diez mujeres, de 15 años en adelante, ha sido víctima de alguna forma de violencia en línea, siendo la franja etaria de 18 a 24 la de alta probabilidad de sufrir acoso sexual, además de amenazas físicas en línea.
Pedir fotos sexis como prueba de amor o realizar una toma cualquiera y publicarla en redes sociales sin el consentimiento de la persona retratada, acompañada de comentarios agresivos o en tono de burla son formas de violencia. Y qué decir de chantajes –ahora llamados sextorsión o pornovenganza– como: ‘si no volvemos, publicaré esas fotos’ o del envío de desnudos fotográficos a través del WhatsApp sin haber sido solicitados –práctica que se conoce como cyberflashing–, también lo son y no solo atentan contra la autoestima y la estabilidad psicológica de la persona violentada; inclusive, pueden tener desenlaces fatales.
Llama la atención de los expertos en salud mental y de las organizaciones femeninas que son las mujeres las principales víctimas de la llamada violencia digital. Según el informe Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital. Lo que es virtual también es real, realizado en 2020 por ONU Mujeres, el 73 por ciento de las mujeres del mundo han estado expuestas o han experimentado algún tipo de violencia en línea, mientras que el 90 por ciento de las víctimas de la distribución digital no consensuada de imágenes íntimas son mujeres. Ello sin contar que una de cada diez mujeres, de 15 años en adelante, ha sido víctima de alguna forma de violencia en línea, siendo la franja etaria de 18 a 24 la de alta probabilidad de sufrir acoso sexual, además de amenazas físicas en línea.
“Debemos reconocer esos nuevos escenarios en los que somos víctimas de violencia, no normalizarlos y ponerles la lupa pues hay muchas formas explícitas que se presentan: texting, grooming, el compartir fotos de personas desnudas e inclusive, cabe la búsqueda de parejas mediante ciertas redes sociales y que se pueden configurar también en un riesgo de feminicidio”, asegura la psicóloga especialista en epidemiología y antropología Pilar Cardona, quien a través de la dirección del programa Por mí, por ti, por los dos, liderado por la Fundación Avon para las Mujeres, la Fundación Natalia Ponce de León y la Universidad El Bosque, educa sobre las relaciones afectivas basadas en el respeto, enfatizando en la importancia de prevenir las violencias contra las mujeres y las niñas y “diciéndoles a los jóvenes y adolescentes los riesgos que se corren al enviar una foto, un audio, etc”.
Sin consentimiento
Debido a la novedad de la violencia en línea contra la mujer, no existe un consenso global sobre su definición; no obstante, ONU Mujeres la define como el tipo de violencia que se comete y expande a través de medios digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, y que causa daños a la dignidad, la integridad y/o la seguridad de las víctimas, siendo el monitoreo y acecho, el acoso, la extorsión, el desprestigio, las amenazas, la suplantación, el robo de identidad, el abuso sexual relacionado con la tecnología, entre otras, sus maneras más frecuentes.
Otro obstáculo a la hora de combatir este tipo de violencia de género está en la falta de un marco legal que condene este tipo de prácticas acaecidas en el ciberespacio. De ahí que la campaña Si no hay sí, es no, estrenada por la Fundación Avon para las Mujeres, hace hincapié en el consentimiento como principal herramienta de detección de violencia.
“No nos oponemos a las redes sociales, pues nos han ayudado mucho a estar conectados en estos tiempos de pandemia e inclusive, a salvar vidas femeninas haciendo una señal con la mano en situaciones de violencia doméstica, pero la invitación es a hacer buen uso de ellas y a que dejemos ese piloto automático al usarlas, pues allí todo es tan natural que vamos siendo más permisivos sin darnos cuenta. El sí hay que verbalizarlo y visibilizarlo y si no te autorizo para compartir esta foto mía, pero lo haces, me estás violentando”, explica Carolina Henao, directora ejecutiva de la Fundación Avon para las Mujeres que, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, presenta una serie de ilustraciones de reconocidos nombres de la escena creativa latinoamericana para explicar este fenómeno de una manera creativa, acudiendo a la frase típica: ‘¿no me entendiste? ¿Te lo dibujo?’; “de eso trata la iniciativa este año: te lo dibujo, te lo vuelvo a ilustrar, para enseñar que respetar el sí o el no es como respetar una señal de tránsito”, añade Henao.
Más allá de la agresión sexual
Si bien el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer fue designado desde 1999, fue apenas en 2020 –a raíz del confinamiento– que la problemática empezó a amplificarse; sin embargo, se suele caer en los lugares comunes y, al hablar de violencia contra la mujer, esta queda reducida a su componente físico, al ser identificada únicamente como la agresión por parte de la pareja. 
“Existe la violencia sexual, laboral, económica, religiosa, emocional (que es tan común) y psicológica, que no son única y exclusivamente hacia la mujer sino que existen en general; muchas veces, las mujeres ni siquiera reconocen que son víctimas de violencia, no saben que se están enfrentando a una forma de violencia, no la reconocen como agresión”, asegura la psicóloga Paloma Carvajalino.
De ahí que muchos casos pasen inadvertidos, además de los que son acallados por miedo a posibles represalias del agresor o al ‘qué dirán’. “Muchas mujeres, inclusive de estratos altos, guardan silencio porque dicen: ‘nunca volveré a tener el carro’, ‘no me darán plata’ o ‘¿qué dirá mi grupo social?’ Debemos reconocer el poder que tenemos como mujeres y que somos autónomas e independientes, con los derechos y capacidades para salir adelante y liberarnos de la violencia de género”, añade Carolina Henao.
Víctimas: nuevas y olvidadas
Si bien hoy se configura delito cualquier embarazo en niñas de 10 a 14 años, en Colombia aún quedan algunas brechas por escindir. Según la investigadora y docente de la Universidad El Bosque, Pilar Cardona, “siempre pensamos que las violencias son contra las mujeres que están en la ciudad, posiblemente en zonas de pobreza. Pero la violencia no discrimina edad, sexo, estrato social, etc. y la apuesta es que este 2021 hablemos sobre las violencias que se ejercen contra las mujeres indígenas y afro, de las dificultades que tienen las mujeres para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, o de la imposibilidad de hablar sobre estos temas en ciertas castas porque aún hay estigmatización frente a las formas de violencia que se ejercen contra ellas”.
“Colombia está en proceso de la eliminación de la práctica de mutilación genital femenina y eso es importante tenerlo en cuenta porque de ese tipo de violencias no se habla; se habla de la violencia sexual, física, de las violencias de pareja, pero cuando hablamos de uniones tempranas, de matrimonios infantiles y de la mutilación genital femenina, encontramos que son violencias que terminan siendo ajenas”, puntualiza Cardona.
De igual modo, el tema de la violencia en entornos digitales no solo pone sus propias reglas (como que en internet no hay reglas), sino que también tiene tipificadas a las arrobas más vulnerables: “algunos grupos de mujeres, incluidas las blogueras, mujeres pertenecientes a minorías étnicas, indígenas, lesbianas, bisexuales y transgénero, así como mujeres con discapacidades son particularmente víctimas de la violencia digital”, apunta el informe Violencia contra mujeres y niñas en el entorno digital, de ONU Mujeres.

Pedir fotos sexis como prueba de amor o realizar una toma cualquiera y publicarla en redes sociales sin el consentimiento de la persona retratada, acompañada de comentarios agresivos o en tono de burla son formas de violencia. Y qué decir de chantajes –ahora llamados sextorsión o pornovenganza– como: ‘si no volvemos, publicaré esas fotos’ o del envío de desnudos fotográficos a través del WhatsApp sin haber sido solicitados –práctica que se conoce como cyberflashing–, también lo son y no solo atentan contra la autoestima y la estabilidad psicológica de la persona violentada; inclusive, pueden tener desenlaces fatales. Llama la atención de los expertos en salud mental y de las organizaciones femeninas que son las mujeres las principales víctimas de la llamada violencia digital. Según el informe Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital. Lo que es virtual también es real, realizado en 2020 por ONU Mujeres, el 73 por ciento de las mujeres del mundo han estado expuestas o han experimentado algún tipo de violencia en línea, mientras que el 90 por ciento de las víctimas de la distribución digital no consensuada de imágenes íntimas son mujeres. Ello sin contar que una de cada diez mujeres, de 15 años en adelante, ha sido víctima de alguna forma de violencia en línea, siendo la franja etaria de 18 a 24 la de alta probabilidad de sufrir acoso sexual, además de amenazas físicas en línea. “Debemos reconocer esos nuevos escenarios en los que somos víctimas de violencia, no normalizarlos y ponerles la lupa pues hay muchas formas explícitas que se presentan: texting, grooming, el compartir fotos de personas desnudas e inclusive, cabe la búsqueda de parejas mediante ciertas redes sociales y que se pueden configurar también en un riesgo de feminicidio”, asegura la psicóloga especialista en epidemiología y antropología Pilar Cardona, quien a través de la dirección del programa Por mí, por ti, por los dos, liderado por la Fundación Avon para las Mujeres, la Fundación Natalia Ponce de León y la Universidad El Bosque, educa sobre las relaciones afectivas basadas en el respeto, enfatizando en la importancia de prevenir las violencias contra las mujeres y las niñas y “diciéndoles a los jóvenes y adolescentes los riesgos que se corren al enviar una foto, un audio, etc”. Sin consentimiento Debido a la novedad de la violencia en línea contra la mujer, no existe un consenso global sobre su definición; no obstante, ONU Mujeres la define como el tipo de violencia que se comete y expande a través de medios digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, y que causa daños a la dignidad, la integridad y/o la seguridad de las víctimas, siendo el monitoreo y acecho, el acoso, la extorsión, el desprestigio, las amenazas, la suplantación, el robo de identidad, el abuso sexual relacionado con la tecnología, entre otras, sus maneras más frecuentes. Otro obstáculo a la hora de combatir este tipo de violencia de género está en la falta de un marco legal que condene este tipo de prácticas acaecidas en el ciberespacio. De ahí que la campaña Si no hay sí, es no, estrenada por la Fundación Avon para las Mujeres, hace hincapié en el consentimiento como principal herramienta de detección de violencia. “No nos oponemos a las redes sociales, pues nos han ayudado mucho a estar conectados en estos tiempos de pandemia e inclusive, a salvar vidas femeninas haciendo una señal con la mano en situaciones de violencia doméstica, pero la invitación es a hacer buen uso de ellas y a que dejemos ese piloto automático al usarlas, pues allí todo es tan natural que vamos siendo más permisivos sin darnos cuenta. El sí hay que verbalizarlo y visibilizarlo y si no te autorizo para compartir esta foto mía, pero lo haces, me estás violentando”, explica Carolina Henao, directora ejecutiva de la Fundación Avon para las Mujeres que, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, presenta una serie de ilustraciones de reconocidos nombres de la escena creativa latinoamericana para explicar este fenómeno de una manera creativa, acudiendo a la frase típica: ‘¿no me entendiste? ¿Te lo dibujo?’; “de eso trata la iniciativa este año: te lo dibujo, te lo vuelvo a ilustrar, para enseñar que respetar el sí o el no es como respetar una señal de tránsito”, añade Henao. Más allá de la agresión sexual Si bien el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer fue designado desde 1999, fue apenas en 2020 –a raíz del confinamiento– que la problemática empezó a amplificarse; sin embargo, se suele caer en los lugares comunes y, al hablar de violencia contra la mujer, esta queda reducida a su componente físico, al ser identificada únicamente como la agresión por parte de la pareja. “Existe la violencia sexual, laboral, económica, religiosa, emocional (que es tan común) y psicológica, que no son única y exclusivamente hacia la mujer sino que existen en general; muchas veces, las mujeres ni siquiera reconocen que son víctimas de violencia, no saben que se están enfrentando a una forma de violencia, no la reconocen como agresión”, asegura la psicóloga Paloma Carvajalino. De ahí que muchos casos pasen inadvertidos, además de los que son acallados por miedo a posibles represalias del agresor o al ‘qué dirán’. “Muchas mujeres, inclusive de estratos altos, guardan silencio porque dicen: ‘nunca volveré a tener el carro’, ‘no me darán plata’ o ‘¿qué dirá mi grupo social?’ Debemos reconocer el poder que tenemos como mujeres y que somos autónomas e independientes, con los derechos y capacidades para salir adelante y liberarnos de la violencia de género”, añade Carolina Henao. Víctimas: nuevas y olvidadas Si bien hoy se configura delito cualquier embarazo en niñas de 10 a 14 años, en Colombia aún quedan algunas brechas por escindir. Según la investigadora y docente de la Universidad El Bosque, Pilar Cardona, “siempre pensamos que las violencias son contra las mujeres que están en la ciudad, posiblemente en zonas de pobreza. Pero la violencia no discrimina edad, sexo, estrato social, etc. y la apuesta es que este 2021 hablemos sobre las violencias que se ejercen contra las mujeres indígenas y afro, de las dificultades que tienen las mujeres para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, o de la imposibilidad de hablar sobre estos temas en ciertas castas porque aún hay estigmatización frente a las formas de violencia que se ejercen contra ellas”. “Colombia está en proceso de la eliminación de la práctica de mutilación genital femenina y eso es importante tenerlo en cuenta porque de ese tipo de violencias no se habla; se habla de la violencia sexual, física, de las violencias de pareja, pero cuando hablamos de uniones tempranas, de matrimonios infantiles y de la mutilación genital femenina, encontramos que son violencias que terminan siendo ajenas”, puntualiza Cardona. De igual modo, el tema de la violencia en entornos digitales no solo pone sus propias reglas (como que en internet no hay reglas), sino que también tiene tipificadas a las arrobas más vulnerables: “algunos grupos de mujeres, incluidas las blogueras, mujeres pertenecientes a minorías étnicas, indígenas, lesbianas, bisexuales y transgénero, así como mujeres con discapacidades son particularmente víctimas de la violencia digital”, apunta el informe Violencia contra mujeres y niñas en el entorno digital, de ONU Mujeres.

Foto:Ilustración: Fundación Avon

“Debemos reconocer esos nuevos escenarios en los que somos víctimas de violencia, no normalizarlos y ponerles la lupa pues hay muchas formas explícitas que se presentan: texting, grooming, el compartir fotos de personas desnudas e inclusive, cabe la búsqueda de parejas mediante ciertas redes sociales y que se pueden configurar también en un riesgo de feminicidio”, asegura la psicóloga especialista en epidemiología y antropología Pilar Cardona, quien a través de la dirección del programa Por mí, por ti, por los dos, liderado por la Fundación Avon para las Mujeres, la Fundación Natalia Ponce de León y la Universidad El Bosque, educa sobre las relaciones afectivas basadas en el respeto, enfatizando en la importancia de prevenir las violencias contra las mujeres y las niñas y “diciéndoles a los jóvenes y adolescentes los riesgos que se corren al enviar una foto, un audio, etc”.

Sin consentimiento

Debido a la novedad de la violencia en línea contra la mujer, no existe un consenso global sobre su definición; no obstante, ONU Mujeres la define como el tipo de violencia que se comete y expande a través de medios digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, y que causa daños a la dignidad, la integridad y/o la seguridad de las víctimas, siendo el monitoreo y acecho, el acoso, la extorsión, el desprestigio, las amenazas, la suplantación, el robo de identidad, el abuso sexual relacionado con la tecnología, entre otras, sus maneras más frecuentes.
Otro obstáculo a la hora de combatir este tipo de violencia de género está en la falta de un marco legal que condene este tipo de prácticas acaecidas en el ciberespacio. De ahí que la campaña Si no hay sí, es no, estrenada por la Fundación Avon para las Mujeres, hace hincapié en el consentimiento como principal herramienta de detección de violencia.
Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital. Lo que es virtual también es real.

Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital. Lo que es virtual también es real.

Foto:Ilustración: Fundación Avon

“No nos oponemos a las redes sociales, pues nos han ayudado mucho a estar conectados en estos tiempos de pandemia e inclusive, a salvar vidas femeninas haciendo una señal con la mano en situaciones de violencia doméstica, pero la invitación es a hacer buen uso de ellas y a que dejemos ese piloto automático al usarlas, pues allí todo es tan natural que vamos siendo más permisivos sin darnos cuenta. El sí hay que verbalizarlo y visibilizarlo y si no te autorizo para compartir esta foto mía, pero lo haces, me estás violentando”, explica Carolina Henao, directora ejecutiva de la Fundación Avon para las Mujeres que, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, presenta una serie de ilustraciones de reconocidos nombres de la escena creativa latinoamericana para explicar este fenómeno de una manera creativa, acudiendo a la frase típica: ‘¿no me entendiste? ¿Te lo dibujo?’; “de eso trata la iniciativa este año: te lo dibujo, te lo vuelvo a ilustrar, para enseñar que respetar el sí o el no es como respetar una señal de tránsito”, añade Henao.

Más allá de la agresión sexual

Si bien el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer fue designado desde 1999, fue apenas en 2020 –a raíz del confinamiento– que la problemática empezó a amplificarse; sin embargo, se suele caer en los lugares comunes y, al hablar de violencia contra la mujer, esta queda reducida a su componente físico, al ser identificada únicamente como la agresión por parte de la pareja.
“Existe la violencia sexual, laboral, económica, religiosa, emocional (que es tan común) y psicológica, que no son única y exclusivamente hacia la mujer sino que existen en general; muchas veces, las mujeres ni siquiera reconocen que son víctimas de violencia, no saben que se están enfrentando a una forma de violencia, no la reconocen como agresión”, asegura la psicóloga Paloma Carvajalino.
De ahí que muchos casos pasen inadvertidos, además de los que son acallados por miedo a posibles represalias del agresor o al ‘qué dirán’. “Muchas mujeres, inclusive de estratos altos, guardan silencio porque dicen: ‘nunca volveré a tener el carro’, ‘no me darán plata’ o ‘¿qué dirá mi grupo social?’ Debemos reconocer el poder que tenemos como mujeres y que somos autónomas e independientes, con los derechos y capacidades para salir adelante y liberarnos de la violencia de género”, añade Carolina Henao.

Víctimas: nuevas y olvidadas

Si bien hoy se configura delito cualquier embarazo en niñas de 10 a 14 años, en Colombia aún quedan algunas brechas por escindir. Según la investigadora y docente de la Universidad El Bosque, Pilar Cardona, “siempre pensamos que las violencias son contra las mujeres que están en la ciudad, posiblemente en zonas de pobreza. Pero la violencia no discrimina edad, sexo, estrato social, etc. y la apuesta es que este 2021 hablemos sobre las violencias que se ejercen contra las mujeres indígenas y afro, de las dificultades que tienen las mujeres para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, o de la imposibilidad de hablar sobre estos temas en ciertas castas porque aún hay estigmatización frente a las formas de violencia que se ejercen contra ellas”.
“Colombia está en proceso de la eliminación de la práctica de mutilación genital femenina y eso es importante tenerlo en cuenta porque de ese tipo de violencias no se habla; se habla de la violencia sexual, física, de las violencias de pareja, pero cuando hablamos de uniones tempranas, de matrimonios infantiles y de la mutilación genital femenina, encontramos que son violencias que terminan siendo ajenas”, puntualiza Cardona.
De igual modo, el tema de la violencia en entornos digitales no solo pone sus propias reglas (como que en internet no hay reglas), sino que también tiene tipificadas a las arrobas más vulnerables: “algunos grupos de mujeres, incluidas las blogueras, mujeres pertenecientes a minorías étnicas, indígenas, lesbianas, bisexuales y transgénero, así como mujeres con discapacidades son particularmente víctimas de la violencia digital”, apunta el informe Violencia contra mujeres y niñas en el entorno digital, de ONU Mujeres.

¿Qué hacer?

-Confíe en usted. Rompa sus propios temores y miedos que muchas veces aparecen por querer ser usted misma. "La inseguridad aumenta el riesgo de ser víctima de violencia", asegura la psicóloga y docente de la Universidad El Bosque Pilar Cardona.
-Hable del tema con gente de confianza. La especialista en temas de violencia de género añade que "muchas veces la misma familia, comunidad y sociedad cuestiona si realmente fue víctima o no" y es entonces, cuando surgen justificaciones y culpas donde no existen: ‘la violaron porque iba con esa ropa’, ‘es que como alza la voz ¿por qué no la iban a golpear, si es altanera?’
-Hablar de sororidad. Este aspecto va ligado al anterior, pues muchas veces, la persona que cuestiona el hecho de denunciar es una mujer de la familia o del núcleo social cercano; por ello, hay que hablar de mujeres que ayudan a mujeres.
-Conocer las rutas. Este ítem está planteado para los funcionarios que prestan los servicios de atención y acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia. “Sé que Colombia tiene un marco normativo robusto y de atención; pero aún falta cambiar ciertas mentalidades de algunos funcionarios que prestan ese servicio para que sepan y se formen en violencias de género, para que conozcan que se trata de algo estructural y no de algo que la mujer buscó”, explica Cardona.
-Compromiso masculino. Que no justifiquen las violencias, “que cuestionen los micromachismos que vemos en los memes y que nos demos cuenta de que buscamos equidad para las niñas y las mujeres”.
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