Dar el sí nunca fue tan íntimo; debido a las restricciones impuestas por la pandemia, la parafernalia y las largas listas de invitados se redujeron. Sin embargo, los compromisos no se cancelaron, sino que se pospusieron o tomaron nuevos caminos hacia el altar.
Por ejemplo, en Cartagena, donde son famosas las bodas de destino, cuenta la organizadora de bodas María Angélica Cuéter: “Una vez se dio inicio al aislamiento, el 80 % decidió posponer, y un 20 %, cancelar y hacer su celebración muy íntima en su país de origen”.
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Bodas íntimas en casa y muy en comunión con el cuidado del medio ambiente, son las tendencias que marcan este 2021.
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Hoy, las microbodas imponen la marcha nupcial, al contar con un petit comité de no más de 20 personas. “Menos invitados implica menos formalidades y expectativas, lo que hace que los organizadores de las microbodas tengan más libertad para hacer que cada celebración sea única”, dice Blanca Hernández, experta en tendencias de WGSN, y asegura que la tasa de cancelación de las bodas fue muy baja durante la pandemia. “La mayoría de las parejas prefieren reducir el número de invitados, ansiosos por celebrar su gran día. Por eso las microbodas aumentaron en popularidad”.
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Pese a su carácter boutique, este se refiere a la cantidad de asistentes y no tanto a los costos. Así lo confirma Juan Pablo Estrada, jefe de Banquetes y wedding planner del Hotel Sofitel Legend Santa Clara, al afirmar: “Son eventos pequeños, pero no de pequeños presupuestos, y por ello tienen muchos detalles; como hay pocos asistentes y los espacios son reducidos, los anfitriones son muy amplios”.
Alianzas, a lo ‘millennial’
Bodas íntimas en casa o en el desierto, pasteles de boda de un solo piso, looks para boda civil e inclusive chaqueta de denim para novia fueron los temas más buscados en redes sociales como Pinterest –según su análisis global de octubre del 2018 a septiembre del 2020–, lo que sugiere una adhesión al minimalismo, la recursividad y la relajación de las parejas, aun en su anhelado día.

Las flores no pueden faltar a la hora de dar el sí.
Para Hernández, “el interés cambiante de las millennials también ha generado un cambio estético. Las novias adoptan la cultura ‘hágalo usted mismo’ y recurren a aplicaciones móviles y a las redes sociales en busca de inspiración. Con el cambio de valores, las tiendas de ropa lista para usar y las de vestidos de novia se han vinculado inextricablemente. También surge la figura de la novia conservadora que coincide con el movimiento de la moda modesta”.
El ambientalismo exacerbado en el 2020 también tapizó de verde las celebraciones nupciales. Y el ajuar ha sido su gran impulsor al ir de la mano del second-hand y del creciente mercado global del alquiler de prendas, una alternativa de consumo más sostenible que implica una apertura de mente al usar un vestido, un traje o unas joyas sin necesidad de adquirirlas.
“Este aumento del alquiler de ropa no solo indica un mayor compromiso de los consumidores con la economía de compartir bienes, que ya se ha asentado en las industrias hotelera, de entretenimiento y de transporte, sino que también indica el creciente deseo de vivir, comprar y consumir de una forma más sostenible”, agrega la especialista de WGSN.
La tendencia de pagar una pequeña cantidad para tener acceso temporal a los bienes de otros atrae a las parejas más preocupadas por el precio, como las de las generaciones millennial y centennial (z-gen), quienes quieren participar de las novedades sin invertir una gran suma. “Estos programas de alquiler son una nueva fuente de ingresos para los retailers y ofrecen una forma novedosa de fidelizar a largo plazo a los compradores”, agrega Hernández.

El alquiler de carros poco tradicionales para las bodas, otra tendencia.
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Otra vía de comprometerse con la conservación ambiental es mediante la decoración. De acuerdo con los organizadores de bodas Juan Pablo Estada y María Angélica Cuéter, los detalles orgánicos y étnicos combinados con elementos que tengan la posibilidad de ser reciclados ya hace parte del ADN de las nupcias organizadas por ellos.
“En pro de la sostenibilidad estamos eliminando o usando de manera limitada las espumas florales –asegura Estrada–, reemplazándolas por recipientes o bases más profundas que permitan que las flores y los follajes se sostengan mejor”.
Los no rotundos
Sally Hambleton, florista española con 18 años de experiencia decorando eventos para marcas de lujo e inclusive para la casa real española, dice que la gente mayor, al sufrir los efectos devastadores de la pandemia, no estará muy presente en las bodas que se realicen hasta 2023.
No a los bufés ni a las fuentes de chocolate con frutas, “de aquellas en las que pinchabas la fruta y la sumergías en el chocolate, la mordías y volvías a ponerla en la fuente. El catering que es pasado con bandeja, los aperitivos en los que todos metíamos la mano y cogíamos un poco de jamón, etc., ahora todo lo entrega el camarero con pinzas”.
Tampoco bodegones de flores con comida, por bioseguridad. Y “en España no permiten el baile; hoy por hoy, pueden abrir el baile los novios y el padre de la novia, pero los invitados no pueden bailar, entonces, las bodas se acaban antes y eso sí que es un problema”.
Y no a las redes sociales. “Si bien las parejas recurren a diversas aplicaciones para realizar la búsqueda de inspiración y planificar sus bodas, en el momento del evento muchas optan por bodas desconectadas, pidiendo a los invitados que se abstengan de tomar y publicar fotos hasta que termine el evento. Todo es un esfuerzo para hacer que los invitados estén más presentes en la experiencia y dar una sensación de privacidad y elitismo”, puntualiza Blanca Hernández, experta en tendencias de WGSN.
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