Para llegar a Avendaños, una vereda del municipio de Sotaquirá, departamento de Boyacá, hay cinco vías de acceso por diferentes caminos. El más conocido de ellos es la vía de Siome, una carretera sin asfalto que desde el casco principal del municipio toma unos 30 minutos de recorrer en automóvil para subir hasta la punta de la montaña. Luego, de allí, los habitantes tienen que tomar un sendero de un promedio de hora y media a pie o a caballo para acceder a sus hogares bajando la montaña.
Otra de las opciones es rodear las montañas a través de un sendero (que es realmente un camino de piedras de poco más de un metro de ancho por el cual no entra ningún tipo de vehículo ni motocicleta) que ha existido desde hace varios siglos y atraviesa el complejo de páramos de Iguaque- Merchán. Ese sendero, conocido como vía La Gata, toma cerca de cuatro horas de subir caminando y otras dos horas más de bajar. Desde hace algunas semanas una retroexcavadora con logos de la alcaldía de Sotaquirá estaba ampliando el sendero de la vía La Gata a seis metros, presuntamente por orden del alcalde Henry Santiago Suta.

Vías de acceso a la vereda de Avendaños desde Sotaquirá.
CEET
Según denuncias de campesinos de la zona, dicha ampliación estaría afectando el ecosistema de páramos y sus plantas representativas: los frailejones. A hoy, y tras las denuncias realizadas por concejales y ciudadanos del municipio, entidades como la Policía Ambiental de Tunja y la Corporación Autonóma Regional de Boyacá (Copoboyacá) pudieron comprobar que el desarrollo de la carretera lleva más de 15 kilómetros y por su impacto fue detenido. Lo peor del caso: nunca se pidieron los permisos o licencias ambientales necesarias para su desarrollo.
(Lea también: Ranking de los páramos más vulnerables en Colombia)

Frailejones afectados por la ampliación de la vía de Sotaquirá a Avendaños.
Archivo particular
El alcalde del municipio, que no accedió a hablar con EL TIEMPO, le dijo a la emisora La W que no solicitó permisos porque no eran necesarios, dado que la carretera ya existía y lo que se buscaba era mejorar el acceso de los habitantes de esta zona, que según datos del Dane serían unas 160 personas, hacia el casco urbano del municipio.
Sin embargo, de acuerdo con Herman Amaya, director de Corpoboyacá, sin importar si la carretera era vieja o nueva, era necesario solicitar permisos ambientales a la entidad. Según Amaya, tal como lo señala la ley cuando se realiza una carretera nueva se requiere de una licencia ambiental que en este caso otorga la entidad bajo su cargo. De igual forma si lo que se va a hacer es un mejoramiento de la vía, la normatividad exige que se soliciten dos permisos ambientales: aprovechamiento de cauces y aprovechamiento forestal. No contar con esos licenciamientos es causal de sanción en el marco de la Ley 1333.
Bajo el concepto del director, esta vía, que es técnicamente un “camino de herradura”, requería de un permiso de construcción como carretera nueva.
(Le puede interesar: Ni las zonas de protección salvan en Colombia a los lagos de los páramos)
De acuerdo con resultados preliminares de la investigación que adelanta Corpoboyacá se pudo establecer que con base en el Sistema de Información Ambiental Territorial (SIAT) con el que cuenta la entidad, en el ordenamiento colombiano no existe registro de ninguna vía desarrollada en esa zona, como asegura el alcalde de Sotaquirá.
Además Corpoboyacá aseguró que la obra de ampliación causó “afectación al recurso suelo y flora por la masiva remoción de la capa vegetal nativa del páramo”. Especies como sietecueros, cucharos, alisos, frailejones y musgos fueron removidos por la intervención.
El gran problema que ha surgido ahora —dice Amaya— es que las comunidades que durante años han sufrido debido al difícil acceso a esta zona han entrado en la disyuntiva del desarrollo o mitigar los impactos ambientales, cuando estos dos temas deben ir de la mano.

Según Corpoboyacá se realizó una masiva remoción de la capa vegetal nativa del páramo.
Cortesía Corpoboyacá
“El camino no es la pelea entre quienes defienden el medioambiente frente a quienes defienden el derecho a que una comunidad tenga vías de acceso, agua potable, energía y otros elementos. El reto está en que el Estado y los ciudadanos puedan garantizar el cumplimiento de las normas para garantizar los derechos a todos. Eso implica, en el caso de la alcaldía, sumar esfuerzos con el ministerio y la corporación para tener una claridad técnica de cómo podría llevar a acabo la vía”, destacó Amaya.
(Lea también: ¿Por qué el 2020 ha sido el peor año para los páramos de Boyacá?)
No tiene sentido hacer una carretera en una zona de tanta importancia ecológica cuando hay otras soluciones más costoeficientes para facilitar la movilidad de los 160 habitantes de Avendaños
A hoy las opiniones están divididas entre un modelo desarrollo que no considera el ambiente y que pide se haga la ampliación de la vía La Gata, y un modelo que pide otras soluciones que consideren los impactos ambientales de la carretera y la mejor opción para los habitantes de la vereda Avendaños.
Según Juan Higuera, abogado y campesino de la zona, y una de las personas que denunció el desarrollo de la carretera pues estuvo presente en el lugar viendo los impactos de los trabajos de ampliación, “no tiene sentido hacer una carretera en una zona de tanta importancia ecológica cuando hay otras soluciones más costoeficientes para facilitar la movilidad de los 160 habitantes de Avendaños, como la creación de un sistema de teleférico que facilite el paso desde donde finaliza el sendero de Siome hacia la vereda de Avendaños, que hoy toma hora y media, y que con ese medio de transporte podría tomar minutos y tener un menor impacto ambiental sobre la zona”.
No obstante, habitantes de Sotaquirá han manifestado estar de acuerdo con el desarrollo de la carretera a través de la vía La Gata, pues facilitaría el acceso de forma directa hacia la vereda que hoy padece ante el olvido estatal y la falta de conexiones.
(Le puede interesar: 'Quemaron el páramo de La Cocha, en Nariño, para sembrar papa')
De hecho, de acuerdo con la alcaldía fue por la solicitud de 300 habitantes que mediante firmas pidieron la ampliación de la carretera, que se decidió realizarlo.En Avendaños no hay acueducto rural ni alcantarillado, el servicio de luz eléctrica es provisto a través de paneles solares que llegaron apenas en 2017 y los niños y jóvenes que desean estudiar deben atravesar diariamente la difícil geografía colombiana marcada por las montañas de la cordillera Oriental con alturas que oscilan entre los 3.500 y los 3.800 metros de altura.
Entendemos que parte de los verdes paisajes y naturaleza se vieron afectados, pero contundentemente aclaramos que no fueron tocados ‘decenas de centenarios frailejones’
Esa realidad, que se repite en muchos lugares del país, llevó a que la alcaldía desarrolle a través de redes sociales una campaña para impulsar el desarrollo de la ampliación de la vía La Gata, mostrando la necesidad de conexión de este territorio.
(Vea también: Conozca dónde están los páramos en Colombia)
“Entendemos que parte de los verdes paisajes y naturaleza se vieron afectados, pero contundentemente aclaramos que no fueron tocados ‘decenas de centenarios frailejones’ ”, señala una publicación realizada en Facebook por la alcaldía.
Lo cierto es que en un mundo que requiere cada vez más medir, entender y compensar los impactos ambientales de las actividades hechas por las personas, ampliar una carretera que atraviesa páramos sin considerar las implicaciones ambientales que pueda tener es una decisión que, en vez de ayudar a una comunidad como buscaba la alcaldía de Sotaquirá, termina retrasando su desarrollo.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde
- Los hermanos que buscan salvar a San Andrés de la basura
- Las audaces estrategias para desalentar el uso de los autos que contaminan
- COP1 de Escazú: Latinoamérica anota un triunfo con Colombia como observador
Comentar