Luego de las fiestas de fin de año, las vacaciones y de haber compartido algunos días con nuestras mascotas, es hora de regresar a la rutina de la vida diaria, del trabajo, el colegio o la universidad, y se hace muy difícil tanto para nosotros como para nuestros amigos peludos acostumbrarnos de nuevo a estar solos o a no vernos con igual frecuencia.
Es ahí cuando ladridos y aullidos aparecen, al igual que las quejas de los vecinos, y también la inquietud y destrozos en nuestra casa. Si estos cambios comportamentales nos resultan familiares, quizá nuestra mascota esté teniendo un episodio de ansiedad por separación.
Es el conjunto de actividades anómalas, como destrozar objetos, ladridos, aullidos, eliminación de heces u orina en lugares no apropiados, entre otras.
Según la etología clínica –la disciplina de las ciencias veterinarias que se encarga de estudiar el comportamiento de los animales–, la ansiedad por separación es un trastorno comportamental más frecuentemente observado en perros que en gatos.
Es el conjunto de actividades anómalas, como destrozar objetos, ladridos, aullidos, eliminación de heces u orina en lugares no apropiados, entre otras, la cuales se dan como resultado de la inquietud y el estrés que produce la anticipación de un daño o estímulo negativo para nuestras mascotas, como lo es quedarse o sentirse solos. Aunque es importante anotar que no siempre que hay modificaciones en la conducta de nuestros perros o gatos es porque padecen ansiedad por separación.
Perros y gatos son considerados animales sociales que crean vínculos afectivos con sus congéneres o con sus familias humanas, y sus antepasados de vida silvestre asociaban los instantes de soledad con momentos en los cuales su vida corría peligro y debían permanecer alerta.
Cuando el perro o gato es muy cachorro y ha estado acostumbrado a estar siempre acompañado, sufre de ansiedad las primeras ocasiones en las que se siente abandonado.
Si bien algunos expertos consideran que la ansiedad por separación se da solo cuando nuestra mascota se encuentra muy apegada a nosotros, se pueden distinguir tres situaciones en particular:
- Para perros o gatos no existen rutinas definitivas. Por eso en estas épocas, cuando han estado acostumbrados a nuestra compañía y de un momento a otro ya no estamos con ellos por largos periodos de tiempo, suelen manifestar sintomatología por estrés.
- Cuando el perro o gato es muy cachorro y ha estado acostumbrado a estar siempre acompañado, sufre de ansiedad las primeras ocasiones en las que se siente abandonado.
- Animales que anteriormente no habían manifestado sintomatología, pero que repentinamente cambian su comportamiento como resultado de traumas o miedos –como accidentes, pólvora, tormentas, entre otros– asociados a los periodos en los que estuvieron solos.
Como lo mencionamos anteriormente, no todos los síntomas pueden ser asociados a este trastorno, por lo cual recibir asesoría de un médico veterinario etólogo es clave tanto para el diagnóstico como para el tratamiento.
- Vocalizaciones: ladridos, aullidos y lloriqueos constantes.
- Eliminación inadecuada: animales que ya tienen aprendidas las conductas y lugares adecuados para la eliminación y repentinamente empiezan a orinar y defecar en casa. Generalmente se presenta en forma de micciones constantes y de poca cantidad, y heces de consistencia líquida con aspecto diarreico.
- Comportamientos destructivos: cuando se encuentran solos pueden llegar a romper persianas, puertas, ventanas o muebles, buscando vías de escape.
- Hiperactividad: se muestran inquietos, hacen recorridos y movimientos repetitivos.
- Inapetencia: manifiestan depresión, inactividad, inapetencia y apatía.
- Anorexia: nuestros amigos peludos no comen cuando no nos encontramos en casa.
Lo más importante es educarlos amorosamente desde cachorros para que, ya en la vida adulta, les sea más fácil pasar tiempo solos y puedan llegar a sentirse cómodos mientras no estamos en casa.
Lo más importante es educarlos amorosamente desde cachorros para que, ya en la vida adulta, les sea más fácil pasar tiempo solos y puedan llegar a sentirse cómodos mientras no estamos en casa.
- Brindarles un entorno seguro, confiable y que los estimule mentalmente, en donde cuenten con todo lo necesario: juguetes, cama, comida, etc.
- Realizar ejercicio físico de mediana o baja intensidad todos los días, hace que el cerebro esté estimulado y lleguen a casa cansados.
- Se ha comprobado que hacer uso de aromaterapia y de música tranquilizante a bajo volumen hace que la soledad sea más llevadera.
GABRIEL GARCÍA
MÉDICO VETERINARIO@NoSoyEseGabo