Una enfermedad zoonótica es aquella que los animales le pueden transmitir al ser humano; y, cuando es el ser humano el que les transmite la enfermedad a los animales se conoce como zoonosis inversa.
Si bien puede sonar exagerado, y algo catastrófico, la ocurrencia de una zoonosis inversa es probable, de ahí que sea importante tener ciertas precauciones para evitar contagiarnos y contagiar a nuestros amigos peludos. Recordemos que siempre será mejor prevenir que curar.
Siempre sanos: un amo responsable siempre debe tener al día el esquema de vacunación y de desparasitación de su mascota. Esto ayudará a evitar enfermedades como la leptospirosis o la rabia (que pueden ser transmitidas al ser humano y son consideradas de importancia clínica por ser un problema de salud pública) y otras como la parvovirosis, moquillo, hepatitis, que pueden poner en riesgo la vida de nuestros amigos de cuatro patas.
Amos saludables: aunque es poco probable, nosotros también podemos contagiarles infecciones o parásitos a nuestros compañeros de cuatro patas. Por eso lo ideal es que, si tenemos síntomas de alguna enfermedad, evitemos cualquier posibilidad de contagio y reduzcamos al máximo los factores de riesgo a través de medidas sanitarias básicas: lavado de manos frecuente, limpieza del hogar y uso de tapabocas, entre otros. Recordemos que las buenas condiciones de salud no incumben solo a nuestros compañeros de cuatro patas, sino a nosotros.
Buenos ciudadanos: recoger las heces de nuestra mascota no solo nos evitará una sanción económica (cuatro salarios mínimos de acuerdo con el Artículo 124 del Código de Policía), sino que evitará que nosotros u otras personas que tengan contacto con las heces contraigan enfermedades. Recordemos siempre recoger las heces de nuestro perro o limpiar la arenera de nuestro gato de forma higiénica: hacer uso de bolsas, preferiblemente con guantes y disponer estos desechos en las canecas adecuadas.
Mascotas de campo: es muy importante que, si nuestro perro o gato vive en el campo, evitemos al máximo que salgan de cacería o que tengan cualquier contacto con heces u orina de otros animales. Esto ayuda a prevenir enfermedades como la brucelosis, la leptospirosis, la toxoplasmosis, entre otras. Es importante evitar cualquier tipo de contacto con especies silvestres como roedores, insectos, etc., que puedan ser foco de enfermedades.
Baño periódico: no se trata solamente de una cuestión de higiene, sino que, a través de un baño y un cepillado realizado con cierta regularidad, podemos estar al tanto y observar a tiempo anomalías en la piel de nuestras mascotas. Existen muchas enfermedades dérmicas que podemos compartir con ellos como los hongos, las pulgas, la sarna; cuya evolución, buen pronóstico y tratamiento dependerán de un diagnóstico oportuno.
Entre sábanas: no está mal compartir nuestra cama con el perro o el gato; sin embargo, si acostumbramos a hacerlo, es importante lavar con más frecuencia las sábanas, cobijas o cubrelechos. También es importante hacer aseo con regularidad de la cama de nuestros compañeros peludos para evitar pulgas y que ellos también tengan dulces y sanos sueños.
nosotros también podemos contagiarles infecciones o parásitos a nuestros compañeros de cuatro patas (...) lo ideal es que, si tenemos síntomas de alguna enfermedad, evitemos posibilidades de contagio
Besos prohibidos: una de las demostraciones de afecto más comunes, e incluso más tiernas, de nuestras mascotas hacia nosotros, y viceversa, son los besos; sin embargo, hay que tener en cuenta que ellos limpian su cuerpo con su lengua, lamen muchos objetos extraños dentro y fuera de casa, y también se relacionan con otros individuos mediante el olfateo de sus colas. Esta es una forma de expresar afecto propicia para la transmisión de parásitos y bacterias, por lo cual es necesario buscar otras demostraciones de cariño o quizá limpiar el hocico de nuestros amados peluditos antes de hacerlo.
Patitas limpias y secas: luego de momentos de juego o paseos en el exterior, lo ideal es limpiar las patas de los perros con la ayuda de una toalla (destinada exclusivamente para este fin) o paños húmedos para mascotas. De esta forma evitaremos que agentes externos entren a nuestro hogar y que aparezcan enfermedades causadas por hongos en los espacios interdigitales.
Manos limpias: si bien es una situación que no solo compete a los niños, sí son ellos los que con mayor frecuencia llevan sus manos a la boca luego de tener contacto con animales, objetos, etc. Para evitar la transmisión de bacterias u otros agentes que pueden causar infecciones o parasitismos, lo ideal es lavar muy bien nuestras manos con agua y jabón después de acariciar a nuestras mascotas y más aun antes de ingerir alimentos.
Cambio de hábitos: existen numerosos estudios en los que se menciona que el humo del cigarrillo también es nocivo para nuestras mascotas. Lo ideal es conservar hábitos saludables o hacerlo lejos del espacio que compartimos con ellos.
GABRIEL GARCÍA - @Nosoyesegabo
MÉDICO VETERINARIO
Para EL TIEMPO
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