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Medio Ambiente

¿Nos metieron gato por liebre con la moneda de 100 pesos?

Frailejón de la especie ‘Espeletia grandiflora’ y un frailejón de la especie ‘Espeletia incana’.

Frailejón de la especie ‘Espeletia grandiflora’ y un frailejón de la especie ‘Espeletia incana’.

Foto:Mauricio Diazgranados

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El experto en frailejones, Mauricio Diazgranados, cree que la especie no corresponde con la imagen. 

Un oso de anteojos, un frailejón, una guacamaya bandera, una rana de cristal y una tortuga caguama; estos son los animales y plantas que aparecen en las monedas que usted diariamente utiliza desde el año 2012, cuando empezaron a circular en Colombia. Los diseños de esos anversos fueron elaborados por los artistas Johana Calle y José Antonio Suárez e incluyen además un fondo de líneas finas en alto relieve y los nombres común y científico de cada especie.
La moneda de 100 pesos, concretamente, dice en letra menuda que la imagen se trata de un frailejón de la especie Espeletia grandiflora; sin embargo, para Mauricio Diazgranados, experto en páramos y frailejones, y actualmente líder de investigación en diversidad y medios de vida del Real Jardín Botánico Kew, en Londres (Inglaterra), “definitivamente no lo es”.
Si quisiéramos ponerle un nombre, Diazgranados dice que podría tratarse de un frailejón de la especie Espeletia incana. Pero no corresponde a un E. grandiflora por varias razones:
E. grandiflora tiene mucho más delgadas y largas las hojas –entre 7 y 11 veces más largas que el ancho–, y con muchísimos más nervios secundarios. El frailejón de la moneda, en cambio, tiene hojas sumamente anchas, con nervios muy espaciados”, explica el biólogo.
A eso hay que sumarle las diferencias en el tamaño de las inflorescencias (disposición de las flores), también llamadas capitulescencias. “Las de E. grandiflora son dos o tres veces más largas que las hojas y tienen numerosas brácteas opuestas estériles (hojitas sin flores) a lo largo de su eje, mientras que las del frailejón de la moneda no sobrepasan ni siquiera las hojas, y sus ejes están desnudos (carecen de brácteas)”, continúa Diazgranados.
Por último,en E. grandiflora cada inflorescencia porta numerosos capítulos (los que parecen flores, pero en realidad son compendios de muchas flores diminutas), normalmente tienen entre 5 y 27, mientras que en la moneda portan de 1 a 3”.
EL TIEMPO consultó al Banco de la República, el cual aseveró que la ilustración sí corresponde a la especie que tiene escrita. “La imagen que aparece en el anverso de la moneda de 100 pesos es una representación artística del frailejón Espeletia grandiflora, propuesta por una artista para mostrar la importancia de los páramos como fuentes del recurso hídrico del país”, aseguró a este medio la entidad.
Sin embargo, Diazgranados insiste en que “lo que actualmente está en la moneda de 100 pesos es como poner un gorila y decir que se trata de un chimpancé. O como ilustrar una palma de coco y decir que se trata de una palma de cera. Esas diferencias que acabo de mencionar justamente sirven para distinguir entre diferentes especies de frailejones. Por más representación artística, la imagen no corresponde a la especie, lo que refleja el profundo desconocimiento generalizado sobre los frailejones en el país”.

***

Con 88 especies (75 endémicas) de frailejones reportadas, Colombia es el país con la mayor diversidad de este grupo. Sin embargo, 68 especies (el 73 por ciento) se encuentran en alguna categoría de amenaza: 32 especies vulnerables, 25 en peligro y 11 críticamente amenazadas.
Ese muy significativo riesgo de extinción se debe, en cierta medida, a que son especies endémicas, con rangos de distribución muy restringidos, que habitan ecosistemas frágiles alterados por el avance de la frontera agropecuaria, la minería y las quemas; con un inminente impacto del cambio climático, un crecimiento lento –que puede durar décadas o siglos, incluso– y limitados mecanismos de dispersión.
Diazgranados fue quien lideró la actualización de estos datos sobre frailejones en el país, y lo que pudo concluir, tras estudiar 223 documentos diferentes, es que la mayoría de especies en Colombia carecen de estudios sobre su historia natural, demografía, distribución espacial, crecimiento, fisiología, usos e interacciones con otros organismos. Mejor dicho, falta más investigación para conocer el riesgo de extinción de estas plantas y así poner en marcha medidas efectivas de conservación.
Páramo de Chingaza.

Páramo de Chingaza.

Foto:Antonio Castañeda

“En temas de biodiversidad conocemos principalmente lo que se encuentra alrededor de las grandes ciudades –donde están las principales universidades–, y cercano a las vías. Eso hace que siempre terminemos estudiando las mismas diez especies una y otra vez. Y hay una cantidad de datos incorrectos que son generalizados, como que todos los frailejones crecen a una velocidad de un centímetro por año. Eso es mentira. ¿Cómo se puede generalizar el crecimiento de un tití y un gorila? No se puede, son especies distintas”, explica Diazgranados.
Ahora, los investigadores deben sumar una nueva variable al coctel de amenazas: polillas, hongos y escarabajos están enfermando y matando a las especies de frailejones (Espeletia y Espeletiopsis), puyas (Puya), chusques (Chusquea), uvas camarona (Macleania) y encenillos (Weinmannia) en los páramos de Chingaza, Cruz Verde, Sumapaz, Galeras y Cocuy, en Colombia, aunque también se han registrado casos similares en Venezuela y Ecuador.
Al parecer, las larvas de las polillas debilitan las yemas de crecimiento, los escarabajos penetran las plantas y las devoran desde su interior, y los hongos les dan la estocada final. Incontables frailejones que han estado en pie por décadas o centenares de años han perecido al cabo de unos pocos meses por este conjunto de plagas, que, según creen los investigadores, es resultado de los complejos efectos del cambio climático al desequilibrar las interacciones entre las especies. De hecho, el primer reporte publicado sobre el problema salió a la luz apenas en el 2010, y desde entonces el fenómeno se ha expandido de manera exponencial, poniendo en riesgo la sostenibilidad de los páramos y la permanencia de los servicios ecosistémicos que prestan.
Para entender el comportamiento de este fenómeno se creó el ‘Programa nacional para la evaluación del estado y afectación de los frailejones en los páramos de los Andes del norte’, conformado por las universidades Jorge Tadeo Lozano y Javeriana, la Sociedad Colombiana de Entomología, Parques Nacionales Naturales de Colombia y Patrimonio Natural.
TATIANA PARDO IBARRA
tatpar@eltiempo.com
Twitter: @Tatipardo2
*ESPECIES, UNA NUEVA EXPEDICIÓN es una alianza entre la Casa Editorial EL TIEMPO y Canal Trece. Financiado por la ANTV. 
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