Los yanomamis conforman el pueblo indígena relativamente aislado más numeroso de América del Sur. Viven en las selvas y montañas del norte de Brasil y del sur de Venezuela.
De acuerdo con Survival International, como la mayoría de los pueblos indígenas del continente, los yanomamis posiblemente emigraron hace unos 15.000 años a través del estrecho de Bering que une Asia y América, y poco a poco fueron bajando hasta Suramérica. Hoy en día, su población total está en torno a las 38.000 personas.
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Viven en grandes casas comunales de forma circular llamadas yanos o shabonos. Algunas pueden alojar hasta a 400 personas. La zona central se usa para actividades como rituales, fiestas y juegos. Cada familia tiene una hoguera propia donde prepara y cocina la comida durante el día. Por la noche cuelgan las hamacas cerca del fuego, que mantienen encendido hasta la mañana para estar calientes.
Son una cultura que cree firmemente en la igualdad entre las personas. Cada comunidad es independiente de las otras y no reconocen a ninguno como jefe, por eso las decisiones las toman por consenso, normalmente después de largos debates en los que todos pueden opinar.
Y el mundo espiritual es una parte fundamental de su vida. Por ejemplo, para ellos cada criatura, piedra, árbol y montaña tiene un espíritu. A veces estos son malignos, y atacan a los yanomamis y se cree que les provocan enfermedades.
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Tienen además una compleja cosmovisión en la que los rituales funerarios se articulan como una práctica mediante la cual esta sociedad establece una conexión entre diversos aspectos relacionados con sus creencias sobre la vida y la muerte, con la práctica del endocanibalismo como uno de los elementos centrales.
Así explica el investigador Jesús María Aparicio Gervás, de la Universidad de Valladolid esta tradición en la que los yanomamis creman los huesos del pariente muerto, cuyas cenizas luego son ingeridas por los miembros de la familia.
"La ingesta del 'principio vital' presente en el individuo (pei ke mi amo), esencia del ritual funerario durante la ceremonia intercomunitaria (reaho), constituye no sólo la sublimación espiritual del grupo, sino también la génesis de vínculos materiales, alianzas políticas e intercambios comerciales imprescindibles para la propia subsistencia del grupo", señala Aparicio en su publicación 'El endocanibalismo en los rituales funerarios del pueblo yanomamo'.
Los yanomamis creen que en los huesos reside la energía vital de la persona fallecida y que al ingerir sus cenizas la reintegran al grupo familiar. Una costumbre que solo se aplica si el difunto fue una buena persona.
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Un pueblo en peligroUna de las principales amenazas que pesan sobre la existencia de estos pueblos originarios son los buscadores de oro que trabajan ilegalmente en la tierra yanomami. Ellos les transmiten enfermedades mortales como la malaria y el sarampión, y contaminan los ríos, los peces y los bosques con mercurio.
Además, los terratenientes ganaderos también están invadiendo y deforestando la frontera este de su territorio. Ante estos escenarios la salud de los yanomamis se ve perjudicada y la atención médica crítica no llega hasta ellos, especialmente en Venezuela
De acuerdo con Survival International, el Congreso brasileño está debatiendo un proyecto de ley que, en caso de aprobarse, permitiría la minería a gran escala en territorios indígenas, lo que sería extremadamente perjudicial para los yanomamis y para otros pueblos indígenas remotos de Brasil.
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EL TIEMPO