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Medio Ambiente

La Gran Barrera de Coral australiana está en ‘estado terminal’

En el 2017 se está viendo un blanqueo masivo incluso sin la implicación de las condiciones de un fenómeno de El Niño.

En el 2017 se está viendo un blanqueo masivo incluso sin la implicación de las condiciones de un fenómeno de El Niño.

Foto:Efe

Parte del arrecife se blanqueó por el aumento de la temperatura, efecto del cambio climático.

Diana Rincón
A medida que el océano se hace cada vez más caliente, un poderoso reino de animales, que de lejos se podría pensar que son estáticas plantas, agoniza de hambre. El cambio climático está dejando sin alimento a la Gran Barrera de Coral australiana, un vasto ecosistema de arrecifes que a medida que pierde sus nutrientes, palidece y se vuelve blanco.
No son pocas las noticias que en el transcurso de los últimos meses han advertido del ‘estado terminal’ de este ecosistema –el más grande del mundo en su clase con 2.300 kilómetros–; sin embargo, los últimos reportes del Centro de Excelencia de Estudios de Arrecifes de Coral de la Universidad James Cook indican que el impacto ha sido tal que dos terceras partes de la Gran Barrera de Coral ya se han perdido.
Según Terry Hugues, director del centro de investigación, “en el 2017, estamos viendo un blanqueo masivo incluso sin la implicación de las condiciones de un fenómeno del Niño”. Señala que los resultados de este estudio son similares a los del 2016 en la Gran Barrera, que además atravesó por otros blanqueamientos en 1998 y el 2002.
A eso se le suma que los corales, que sufrieron por segundo año consecutivo un blanqueo provocado por el aumento de las temperaturas, no tienen ninguna posibilidad de recuperarse por su lento crecimiento. “Al menos hará falta una década para que se restablezcan totalmente los corales que crecen más rápido”, explicó James Kerry, biólogo en la universidad James Cook, que coordinó las observaciones aéreas.
Nova, la entidad de divulgación científica de la Academia de Ciencias de Australia, explica que los corales tropicales pueden vivir en aguas entre 23 y 29 grados centígrados; sin embargo, la mayoría de estos no puede soportar largos periodos cuando se excede la temperatura más allá de los 30 grados.
Estas temperaturas constantes se han intensificado en los últimos años por eventos extremos como el fenómeno del Niño 2015-2016. Además, la Gran Barrera también fue golpeada por el ciclón Debbie que pasó por su parte sur, la que se había mantenido parcialmente blindada de la afectación. Los científicos temen que sus vientos violentos y las corrientes hayan podido dañar los corales. Lo más crítico es que las lesiones provocadas por el ciclón todavía no han sido evaluadas.
“Es evidente que el arrecife está confrontado a numerosos desafíos, el más apremiante es el cambio climático”, declaró Hughes.
La preocupación no es para menos si se tiene en cuenta que los arrecifes de coral albergan el 30 por ciento de la biodiversidad marina en una extensión de menos de uno por ciento, protegen a las costas de los embates de las tormentas y son unos paisajes submarinos que cientos de millones de turistas buscan conocer a diario.

¿Se salvarán?

De acuerdo con el centro Nova, algunos científicos han sugerido que los corales pueden adaptarse a temperaturas más cálidas cambiando la relación simbiótica que tienen con su microalga; sin embargo, hay poca evidencia científica que demuestre esta adaptación.
La última revisión académica ha probado que algunas especies pueden adaptarse mejor que otras, pero tal cambio solo aplica cuando las temperaturas aumentan uno o dos grados, menos de lo que se espera que ocurra a futuro con el cambio climático.
Con este panorama, la posible adaptación de los corales sería solo una solución a corto plazo y no una de término indefinido si las temperaturas siguen incrementándose. De esta manera, la humanidad está presenciado el final del reino coralino más grande de todo el planeta Tierra.

Su alimento cambia, mueren de hambre

Los corales mantienen una relación benéfica con una microalga llamada ‘zooxanthellae’, que les provee carbono, su alimento básico, y la responsable de su color café. El calor constante distorsiona el proceso de fotosíntesis de la microalga, al generar un exceso de productos que la envenenan, por lo que el coral la expulsa. Ese es el final del ‘feliz matrimonio’ y lo que termina siendo la muerte del animal: se queda sin comida y muere de hambre. En ese proceso pierden el pigmento y generan ‘desiertos’ blancos bajo el mar.
Redacción Medioambiente
*Con información de Efe y AFP.
Diana Rincón
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