Colombia vuelve a eufanarse de ser el país con más aves del mundo. Parecen brotar de todos lados. Y ni la adversidad de los fenómenos naturales las espanta. Al contrario, les ratifica que nuestro territorio es el mejor vividero para aves sobre el planeta.
Como si se tratara de la invitación a una gran celebración, más de 200 aves fragatas se dan cita por estos días en los cayos Tres Hermanos de la isla de Providencia, como lo informó el Instituto Humboldt.
Las aves fragatas ofrecieron a a un grupo de científicos de esta entidad, que viajó a inspeccionar la situación de la biodiversidad en la isla, tras el doloroso paso del huracán Iota, una danza hermosa e indescriptible por los aires.
El Instituto Humboldt anota en su página web que las aves fragatas, que pueden alcanzar tamaños de 114 centímetros, hacen parte de las "diversas especies de aves migratorias y residentes, representantes de la avifauna que se encuentra en estos ecosistemas refugio, alimento y sitios para anidar".
"El huracán iota, que a mediados de noviembre del año pasado causó series afectaciones en los bosques secos tropicales y manglares de Providencia, puso en riesgo el hogar de estas aves que se caracterizan por ser bastante ágiles en sus vuelos", explica el centro especializado.
Ahora, los investigadores de la denominada 'Expedición Cangrejo Negro', en la que también participó el Instituto Sinchi, dan parte de tranquilidad con respecto la supervivencia de las aves fragatas, entre otras especies observadas.
En el viaje de exploración, los científicos también observaron serpientes tipo boa constrictor. "Esta especie fue introducida en el archipiélago para que disminuyeran los roedores. La Boa constrictor logró adaptarse tan bien al ambiente de las siete islas que es uno de los animales con mayor abundancia", comenta Andrés Acosta, investigador del Instituto Humboldt, en la página web de la entidad.
De igual manera, la expedición encontró dos especies de iguanas, propias de la zona, que pueden estar en peligro de supervivencia.
"Debemos realizar ciertas técnicas de manejo para que las poblaciones se recuperen y sigan siendo especies importantes dentro del paisaje y la cultura de Providencia. La gente las reconoce, valora e incluso las aprovecha para el consumo", advierten los investigadores.
EL TIEMPO.COM