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Medio Ambiente

Según estudio, todos los bosques de Latinoamérica son susceptibles al fuego

La ocurrencia de un solo incendio en bosques perennes o siempreverdes se presentaron en Brasil (56,6 %).

La ocurrencia de un solo incendio en bosques perennes o siempreverdes se presentaron en Brasil (56,6 %).

Foto:Victor Moriyama/Greenpeace.

Estudio hizo seguimiento a los bosques  latinoamericanos y analizó su resistencia a los incendios.

La extrema fragilidad de los bosques latinoamericanos ha sido demostrada gracias a un estudio pionero publicado en la revista Science Advances, el cual reveló un alarmante hallazgo: la mitad de los bosques de la región no sobreviviría luego de sufrir su primer incendio y, mucho menos, serán capaces de soportar una segunda conflagración en menos de cinco años.
La investigación, titulada ‘Pérdida inducida por incendios de los bosques con mayor biodiversidad del mundo en Latinoamérica’, fue dirigida por la Universidad Nacional y evaluó, por primera vez, las catastróficas consecuencias en 15 años (desde 2003) de los incendios forestales en 22 países de América Latina.
Los investigadores se centraron en los 16 países con mayores tasas de pérdida, siendo Paraguay (8,4 %), Guatemala (7,84 %), Honduras (6,13 %), Belice (3,63 %) y México (3,40 %) los que tuvieron los mayores porcentajes de bosques quemados en 2003.
El estudio contó además con la participación de científicos del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia, en Chile; el Centro de Ecología y Aplicaciones Forestales de España, y la Universidad Stony Brook, en Estados Unidos.
Dolors Armenteras, autora principal del estudio y líder del grupo de Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional, explica que el objetivo de la investigación fue examinar qué les ocurre en el largo plazo a los bosques después de un incendio: ¿se recuperan o se transforman?
Lo que buscaban era generar un diagnóstico de la vulnerabilidad de estos ecosistemas, entendiendo vulnerabilidad como el porcentaje de biomasa vegetal —troncos, ramas, tallos, frutos…— que se pierde tras un solo incendio y su potencial capacidad de recuperarse.
Los científicos monitorearon bosques que se quemaron sin que en ellos se hubiesen presentado talas previas para abrir pastizales. Según Armenteras, el equipo de investigadores quiso incluir una muestra de bosques más amplia que la que habitualmente se encuentra en esta clase de estudios, que suelen contar solamente con datos de países de la cuenca amazónica, especialmente Brasil.
Para lograrlo, utilizaron mapas de cobertura de la tierra en Latinoamérica desde 2001 y observaciones mensuales de área quemada con la ayuda del instrumento satelital Modis, de la Nasa. Los científicos estimaron que, en 2003, aproximadamente 8,5 millones de hectáreas de bosque de América Latina, equivalentes al 1,1 % de la superficie de la región, sufrieron al menos un incendio forestal. Una vez identificadas esas zonas quemadas, las monitorearon hasta 2018.
Los investigadores concluyeron que los primeros cinco años posteriores a cada incendio son críticos, pues la mitad de los bosques estudiados —que solo se quemaron una vez al inicio del siglo— terminaron perdiéndose totalmente en ese tiempo y que la otra mitad de los bosques quemados volvieron a incendiarse hasta dos o tres veces más, degradándose totalmente.
“Notamos que si ocurre un segundo fuego en ese lapso (cinco años)las consecuencias son devastadoras para el bosque y su biodiversidad, pero aún es posible la recuperación. Un tercer incendio termina por desaparecer totalmente el bosque”, asegura Armenteras, quien agrega que en poco tiempo y si no se toman acciones “la mayoría de estos ecosistemas pueden quedar reducidos a pastos, sabanas, herbazales y cultivos”.
De acuerdo con el estudio, hubo pérdida de cobertura forestal en todos los países. Pero las mayores tasas de deterioro, tras la ocurrencia de un solo incendio en bosques perennes o siempreverdes, aquellos que mantienen su verdor y follaje a lo largo del año, se presentaron principalmente en Panamá (64,7 %); Paraguay (61,5 %) y Brasil (56,6 %), mientras que otros países como México, Guatemala y Belice tuvieron deterioros menos drásticos en sus bosques quemados (30,7 %, 30,4 %, y 17 %, respectivamente).
Armenteras considera que los fuegos provocados deben ser estudiados con mayor rigurosidad, “debido a que aumentan las emisiones de gases y material particulado que afectan la calidad del aire y contribuyen al aumento del cambio climático”.
La primera consecuencia directa del fuego en los bosques es su pérdida de resistencia a futuros incendios. La desecación de la vegetación trae consigo cambios en el microclima del ecosistema, pero si se presentan fuegos adicionales, el daño aumenta y se pierde la capacidad del bosque de secuestrar gases como el dióxido de carbono, lo cual tiene un fuerte impacto en el cambio climático.
Aunque el estudio no tuvo en cuenta los impactos del fuego en la fauna, la coautora Tania González, quien se ha dedicado a investigar cómo afectan los incendios a los pequeños mamíferos, asegura que estas especies siguen siendo grandes damnificadas por las quemas y por la consiguiente pérdida de masa vegetal.
González afirma que los incendios forestales pueden afectar a la fauna de forma directa cuando se ocasiona mortalidad por las llamas o el humo, o de forma indirecta cuando se deteriora la vegetación que les proporciona hábitat, alimento y refugio.
Finalmente, Armenteras afirma que este estudio es importante porque refleja que los incendios forestales no son un problema exclusivo de la cuenca amazónica.
“Es imperativo reducir los incendios forestales. Algunas soluciones podrían ser los pagos por servicios ecosistémicos, condenar los crímenes ambientales y promover prácticas para el manejo integrado del fuego, que prevengan estos desastres ambientales”, puntualiza Armenteras.
Este artículo fue publicado originalmente en Mongabay Latam
Puede leerlo completo aquí

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