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Medio Ambiente

Estudian por primera vez los sonidos del tití cabeciblanco

El mono titi cabeciblanca es una especie considerada endémica de los bosques tropicales del Caribe.

El mono titi cabeciblanca es una especie considerada endémica de los bosques tropicales del Caribe.

Foto:Archivo EL TIEMPO

Un estudio de más de 100 horas, de investigadores de la UNAL y Fundación Mi Naturaleza Colombiana.

Adriana Garzón
Las vocalizaciones del tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), un primate de aproximadamente 23 centímetros de largo y que en el mundo sólo habita en el Caribe colombiano, han sido estudiadas en cautiverio, pero sus sonidos en vida silvestre eran hasta ahora todo un misterio.
"Ese vacío en la información sonora del tití emblemático del Caribe colombiano fue lo que llevó a Pedro Sánchez Palomino y Milena Paulo Morelo, expertos de la Universidad Nacional de Colombia y la Fundación Mi Naturaleza Colombiana, a estudiar por primera vez las vocalizaciones de esta especie de primate en su hábitat natural", reporta el Instituto Humboldt.
Según el comunicado, un total de 15 titís cabeciblancos de diferentes edades, sexo y posición jerárquica fueron observados y grabados por Sánchez y Paulo en un remanente de bosque seco tropical del municipio de Santa Catalina, en el departamento de Bolívar.
Durante más de 100 horas, los expertos describieron las unidades fonéticas que conforman el repertorio vocal del tití cabeciblanco en vida silvestre, teniendo en cuenta las características acústicas, duración, frecuencia de inicio y picos, número de armónicos y forma de cada elemento.
“Posteriormente, analizamos el ensamblaje de estas unidades fonéticas en vocalizaciones, teniendo en cuenta la actividad realizada por el emisor y el contexto en el que se presentó la vocalización. El presente estudio es el primer aporte sobre las vocalizaciones del tití cabeciblanco en vida silvestre y el primero en describir el repertorio vocal de los infantes”, dicen los investigadores en un artículo publicado en la versión 22 de Biota Colombiana, revista del Instituto Humboldt
El trabajo de campo en el bosque seco de Bolívar duró cuatro meses, con períodos de muestreo de 15 días cada mes. “Para minimizar el ruido por movimientos del investigador, utilizamos un soporte de madera de un metro de largo, con un extremo puntiagudo enterrado en el suelo y el otro extremo con una horqueta en la que se ubicó el micrófono dirigido hacia el animal focal”, aseguran los investigadores.
Las grabaciones fueron digitalizadas a través de Protools 5.1®, herramienta de la Colección de Sonidos Ambientales del Instituto Humboldt. “No se alteraron las características acústicas de los sonidos, puesto que no utilizamos filtros para mejorar la calidad auditiva de las grabaciones en ninguna parte del proceso de adquisición o análisis”.
Según la Fundación Proyecto Tití, este mamífero con un mechón de pelo blanco en su cabeza es uno de los primates en mayor peligro de extinción en el planeta, una estampa que inició en 1973 cuando fueron exportados entre 20.000 y 40.000 titís a los Estados Unidos para su uso en investigaciones biomédicas.
“Hoy en día la mayor amenaza para la supervivencia del tití es la extensiva deforestación de su hábitat para actividades agropecuarias y explotación de madera para combustible y construcción, además de su captura para el comercio ilegal de especies silvestres como mascotas en Colombia”, asegura la fundación.
El tití cabeciblanco es una de las especies más amenazadas del mundo. Solo habita en Colombia.

El tití cabeciblanco es una de las especies más amenazadas del mundo. Solo habita en Colombia.

Foto:Lisa Hoffner (Proyecto Tití)

Resultados pioneros

Según el comunicado de Instituto Humbolt, los expertos lograron grabar 16 horas de vocalizaciones de los 15 titís cabeciblancos, tiempo que arrojó un total de 2.617 sonidos agrupados en 107 fonemas. También identificaron 14 tipos de vocalizaciones de acuerdo con sus características auditivas, actividad realizada y comportamiento de los animales.
Los sonidos emitidos por el tití cabeciblanco fueron de corta duración: la mínima de 0,01 segundos y máxima de 3,4. Según los expertos, el 88 por ciento de los sonidos duraron menos de 0,5 segundos y la frecuencia más baja de inicio de vocalizaciones fue de 322,7 hercios o hertz.
Los investigadores cuentan que “aunque identificamos 107 fonemas, descartamos 31 con menos de 10 datos ya que el intervalo de confianza resultante fue demasiado amplio. Por lo tanto, el repertorio vocal de este primate tuvo aproximadamente entre 49 y 80 unidades fonéticas”.
Estas unidades fueron agrupadas en 11 formas fonéticas: agresiva, alarma, alimentación, contacto, dolor o sumisión, exploración, llamado, nerviosa, pelea, solicitud y vigilancia, dice el comunicado. “El despliegue de vocalizaciones agresivas puede registrarse durante varios minutos. Se emite con la boca visiblemente abierta y usualmente va acompañada de piloerección en la cola y cabeza, exhibición corporal, excitación y movimientos de la lengua”.
Los expertos evidenciaron que el despliegue agresivo generalmente es iniciado por el individuo que está realizando la actividad de vigilancia dentro del grupo. “La vocalización agresiva, con picos y deltas de frecuencia muy altos y agudos, puede presentarse como respuesta a un estímulo repentino o a la permanencia en el sitio de una fuente potencial de peligro. Esto hace parte del comportamiento antidepredatorio de la especie”.
La vocalización de alarma de estos primates es aguda y sin armónicos. La emiten con la boca abierta y es producida por quien realiza la actividad de vigilancia. “Como respuesta, los otros individuos reaccionan de manera inmediata. Este sonido está asociado a la cercanía de un depredador, como aves rapaces. Un infante, debido a su inexperiencia, emitió vocalización de alarma ante una ardilla”, revela el artículo.
Cuando los titís cabeciblancos encuentran fuentes de alimento, emiten con la boca semiabierta una vocalización de corta duración. Por su parte, el sonido para hacer contacto es corto y más frecuente, y se presenta en medio de despliegues de vocalizaciones de exploración, pelea, agresiva, nerviosa, vigilancia y solicitud.
“El sonido de dolor y sumisión tiene una duración intermedia. Se trata de un grito agudo, emitido con la boca abierta y generalmente acompañado de un intento de huida y vocalizaciones más suaves que tienen como fin evitar la agresión. Este sonido se presenta en los encuentros intergrupales, como cuando un individuo aleja a la hembra dominante de su grupo o en un rechazo de oferta de acicalamiento. También lo registramos durante el juego entre infantes y juveniles”.
Cuando los titís exploran el bosque, estos emiten una vocalización de frecuencia media con fonemas descendentes, planos, ascendentes, cóncavos, convexos y con forma de j invertida. Es producida durante el forrajeo, descanso, acicalamiento, juegos y encuentros agresivos.
En medio de los relictos boscosos, estos primates hacen un llamado largo con la boca abierta. “Esta vocalización fue grabada durante y después de los encuentros agresivos intergrupales por la defensa del territorio, al igual que cuando el grupo se encontraba disperso y los infantes requirieron apoyo de un individuo adulto”, concluyeron los expertos.
El sonido nervioso de estos primates es de larga duración. Lo hacen con la boca abierta, movimientos rápidos y exhibición del cuerpo. Es emitido ante un estímulo repentino, generalmente después de una vocalización de alarma, y puede durar tanto tiempo como permanezca el estímulo en el ambiente.
A través de una vocalización de corta duración, los titís cabeciblancos advierten que están listos para pelear. Estos sonidos, emitidos en los encuentros agresivos intergrupales y cuando presienten un potencial peligro, van acompañados de piloerección en la cabeza y cola, exhibición del cuerpo, excitación y movimientos de la lengua.
“Se presentan en los encuentros agresivos intergrupales por la defensa del territorio y cuando hay contacto visual entre los grupos. Grabamos estas vocalizaciones de pelea en enfrentamientos entre grupos y en individuos adultos antes del contacto físico. Los encuentros intergrupales incluyen persecuciones y agresión física, principalmente entre los machos dominantes. Los infantes y juveniles nunca participaron de estos encuentros; permanecieron en una rama, vocalizando un llamado nervioso”, evidenciaron los investigadores.
Los primates infantes, crías y juveniles de esta especie emiten una vocalización de solicitud de duración media con la boca semiabierta, que va acompañada de sonidos de contacto y llamado. “Es emitida cuando requieren apoyo de un adulto o alimento. Los primates mayores se acercan a los infantes y satisfacen esta necesidad”.
Los titís cabeciblancos también realizan ruidos cuando están vigilando el terreno. Es una vocalización larga similar a un silbido, sonido asociado a un estado de alerta baja. “Es emitida por quien realiza la actividad de vigilancia al interior del grupo”.
Conclusiones
Luego de analizar las 16 horas de vocalizaciones grabadas, Sánchez y Paulo evidenciaron que los sonidos producidos por el tití cabeciblanco en su hábitat natural son de corta duración y principalmente agudos.
“Las vocalizaciones del tití cabeciblanco en vida silvestre son principalmente agudas, posiblemente por su tamaño pequeño, y de corta duración con el fin de minimizar el riesgo de depredación. Esto mismo ha sido reportado para esta especie en condiciones de cautiverio”.
Los sonidos de este primate también presentan características similares en cuanto a su duración y forma a las encontradas por otros expertos en el tití gris (Saguinus leucopus). Sin embargo, el cabeciblanco alcanzó frecuencias más altas en sus vocalizaciones reportadas para el tití gris en estado silvestre en un bosque de Mariquita (Tolima).
Los investigadores aseguran que este estudio es el primer aporte sobre sonidos de esta especie endémica y de los titís cabeciblancos infantes en condiciones naturales. “Es posible que los infantes emitan vocalizaciones poco definidas y repetitivas diferentes a otras clases de edad, comparable a lo que ocurre en el lenguaje infantil de los humanos”.
Los ruidos agresivos del tití cabeciblanco en vida silvestre hacen parte del comportamiento antidepredatorio. Según Sánchez y Paulo, la frecuencia máxima alcanzada en estas vocalizaciones es más alta que la reportada para titís en cautiverio. “Al ser este un comportamiento social, encontramos coros de otros individuos del grupo que emitían la misma vocalización o diferentes, dependiendo de la edad y estado motivacional”.
Algunos expertos habían afirmado que las vocalizaciones antidepredatorias deberían ser de baja frecuencia para facilitar la ubicación del emisor y trabajar conjuntamente en el ahuyentamiento del depredador. Sin embargo, el reciente estudio evidenció que los sonidos agresivos del tití cabeciblanco son principalmente agudos.
El reconocimiento de los depredadores y peligros potenciales para la especie es un comportamiento adquirido debido a su experiencia en el medio. “No observamos ataques o intentos por otro tipo de depredadores como mamíferos terrestres o serpientes, por lo que no se pudo constatar si las vocalizaciones de alarma variaban según el tipo de depredador”.
La vocalización de contacto es simple y similar a un silbido largo. Para Sánchez y Paulo, este sonido es muy importante en la comunicación vocal del tití cabeciblanco, ya que es empleada para mantener la cohesión del grupo y un espacio mínimo entre los individuos al realizar diferentes actividades.
El sonido de dolor o sumisión de los titís en vida silvestre, chillido ruidoso emitido por el receptor de una agresión física, es similar al emitido por los primates de esta especie en cautiverio.
Cuando exploran el territorio en su hábitat natural, los titís emiten ruidos asociados a un estado de alerta curiosa para buscar alimentos, refugios o marcar el área. Es una vocalización redundante, es decir que sus elementos constitutivos se repiten constantemente con el fin de darle mayor duración a la señal en el medio. Esta vocalización tiene como objetivo informar a los miembros del grupo la ubicación del emisor.
Los sonidos asociados con la exploración del territorio para el tití gris, difieren completamente en la forma y características acústicas a los emitidos por el tití cabeciblanco. “Por su parte, la vocalización de llamado es una comunicación a distancias superiores de 100 metros. Fue el sonido que más se presentó durante los encuentros agresivos intergrupales, por lo que tiene la función de reunir al grupo cuando está disperso y defender el territorio”.
Los autores no encontraron semejanzas en los sonidos nerviosos emitidos por los titíes en vida silvestre con los analizados en cautiverio. “En cuanto a la vocalización de pelea, identificamos cuatro secuencias diferentes que dependen de si hay contacto visual o físico con el grupo contrario. Estas estarían indicando el estado motivacional de cada individuo frente al encuentro intergrupal”.
En cuanto a los titís cabeciblancos infantes, Sánchez y Paulo encontraron que la vocalización de solicitud es la más común en su repertorio sonoro. Lo hacen para comunicar una necesidad que debe ser satisfecha por los otros miembros del grupo.
“Es posible que existan variaciones en la vocalización de alarma debidas a diferentes tipos de
depredadores, al igual que en los sonidos de alimentación relacionados con la preferencia alimentaria. En cautiverio se han reportado sonidos relacionados con el comportamiento reproductivo y cuidado parental, los cuales no fueron registrados en el presente estudio. Por tal razón, es necesario continuar con los estudios de la comunicación vocal de este primate en vida silvestre, con el fin de llenar los vacíos de información aún existentes”, concluyen los investigadores.
Fuente: Instituto Humboldt
Adriana Garzón
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