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Medio Ambiente

Chiribiquete tendrá un millón y medio más de hectáreas protegidas

3.	El presidente de la Asociación de Cabildos Indígenas del Bajo Caquetá, Luis Alberto Fiagama, estará a cargo de velar por la protección de de este paraje que acoge ecosistemas amazónicos y andinos.

3. El presidente de la Asociación de Cabildos Indígenas del Bajo Caquetá, Luis Alberto Fiagama, estará a cargo de velar por la protección de de este paraje que acoge ecosistemas amazónicos y andinos.

Foto:EFE

Con la medida se protegerán las cuencas altas de los ríos Apaporis, Yarí, Vaupés y Guaviare. 

De los 59 Parques Nacionales Naturales con los que cuenta Colombia, la Serranía de Chiribiquete es el más grande, imponente y misterioso de todos. En medio de sus mesetas en roca, que alcanzan hasta 900 metros de altura, y la tupida selva húmeda, habitan indígenas en aislamiento voluntario de las familias lingüísticas Uitoto, Carib y Arawak.
Su ubicación central en la región, contribuye a la conectividad ecológica y funcional de los biomas Andes, Amazonia y Orinoquia; además de proveer agua y especies vegetales y animales de consumo para las poblaciones locales.
Por eso este miércoles el presidente Juan Manuel Santos, en compañía del Ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, anunció que sigue en marcha la ampliación de Chiribiquete, que hoy cuenta con un área de 2’782.354 hectáreas, que se explayan por los municipios de Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán y Solano (Caquetá), y Calamar (Guaviare).
Con la ampliación “se protegerán cerca de 60 mil hectáreas adicionales de la cuenca media del río Guayabero, que junto con el Ariari forman el río Guaviare, afluente de la cuenca del Orinoco; cerca de 86 mil hectáreas de la cuenca alta del río Apaporis y 665 mil hectáreas del río Yarí, estos dos últimos, importantes afluentes del río Caquetá y a su vez, del río Amazonas”, afirma Parques Nacionales Naturales.
Aunque todavía faltan ciertas consultas previas con las comunidades y el visto bueno de la Academia de Ciencias, la idea es que Chiribiquete tenga 1.500.000 hectáreas adicionales antes de que termine este gobierno.

La deforestación, la gran amenaza

Chirbiquete es un tesoro que, irónicamente, la guerra mantuvo aislado y protegido durante décadas. Hoy, sin embargo, la deforestación lo tiene acorralado por todos los frentes. En 2016, solo en San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, dos de los tres municipios más deforestados de Colombia, se arrasaron 10.987 y 10.241 hectáreas de bosque natural respectivamente.
En la actualidad, a través de imágenes satelitales se puede observar el vertiginoso ritmo de destrucción ambiental de este pedazo del país. La tragedia aumenta con la controversial Vía Marginal de la Selva que busca conectar los 381 kilómetros desde San José del Guaviare hasta San Vicente del Caguán. La obra está fracturando “un paraíso perdido”, un ecosistema que conecta los Andes colombianos con la Amazonia.
Panorámica aérea de un sector del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete.

Panorámica aérea de un sector del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete.

Foto:Archivo Im Editores

En el Parque de Chiribiquete, según los últimos datos de PNN, se tienen 490 registros de especies de plantas representativas, únicas o en amenaza; 20 especies de aves consideradas como amenazadas y 4 nuevos registros para el bioma amazónico; 207 especies de peces (2 nuevas para la ciencia); 4 posibles nuevas especies de mariposas; y 20 especies de mamíferos.
Pese a su alta biodiversidad –que aún no se termina de estudiar-, el problema de quebrar la selva es que los parques nacionales no funcionan apropiadamente si se convierten en islas aisladas rodeadas de potreros, cultivos ilícitos, carreteras o monocultivos. Sin unos correderos de conexión, las especies no pueden moverse tranquilamente, lo que dificulta la dispersión de semillas y la reproducción.
De acuerdo con los mapas de alertas tempranas del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), pese a que el 99,6 por ciento del bosque se ha mantenido estable en los últimos 17 años, el Parque de Chiribiquete es una zona altamente vulnerable. Los puntos rojos se concentran en los mismos lugares de siempre: Ciudad Yarí, Paraíso del Yarí, Nueva Esperanza, Alta Gracia y el Camulla (en San Vicente del Caguán), así como en las veredas de Puerto Polaco y Brisas del Itilla (en Calamar).
Serranía del Chiribiquete: En el Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete se encuentra uno de los más impactantes ejemplos de arte rupestre prehispánico en el país. Se destacan los paneles monumentales pintados en la superficie de los tepuyes, que contienen representaciones antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas y geométricas, realizadas por los antiguos habitantes de esta zona desde hace más de 19.000 años hasta el presente. Se encuentra entre los departamentos de Guaviare y Caquetá, en la zona amazónica colombiana.

Serranía del Chiribiquete: En el Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete se encuentra uno de los más impactantes ejemplos de arte rupestre prehispánico en el país. Se destacan los paneles monumentales pintados en la superficie de los tepuyes, que contienen representaciones antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas y geométricas, realizadas por los antiguos habitantes de esta zona desde hace más de 19.000 años hasta el presente. Se encuentra entre los departamentos de Guaviare y Caquetá, en la zona amazónica colombiana.

Foto:Cortesía: Fernando Montejo / ICANH

“Chiribiquete es un área estratégica pero con múltiples presiones, con unos núcleos de deforestación muy cercanos a la ampliación del Parque. Según los datos del Ideam, la tendencia de deforestación en esa zona tiende a aumentar, y rápidamente. La ampliación de la frontera, con la Vía la Marginal de la Selva, requiere un control alto e inmediato por parte del Gobierno nacional, y no solo de autoridades ambientales, sino de la fuerza pública por las disidencias”, le dice a EL TIEMPO, Ederson Cabrera, coordinador del sistema de monitoreo de bosques en el Ideam.

¿Qué se está haciendo?

“Teniendo en cuenta que se nos treparon todos los indicadores de deforestación, especialmente por todo el contexto de posconflicto que ha sido un detonante muy desafortunado, estamos intentando solucionar una cantidad de situaciones inconvenientes a partir de un trabajo muy estructurado basado en tres pilares”, le cuenta a este medio Carlos Castaño Uribe, tal vez la persona que más conoce esta área protegida en el país. 
El primero, es la ampliación del Parque, un proceso que se viene cocinando desde hace un año y medio, y en el que han participado distintos sectores, desde la academia hasta las comunidades locales y el Gobierno.
“Su ampliación es imprescindible, lo que no logremos hacer ahora posiblemente no lo logremos hacer después. Tenemos la preocupación de que muchas de estas áreas van a quedar sobre el límite de zonas que hoy experimentan mucha presión, pero preferimos eso. Su lejanía fue un sistema de defensa adecuado durante 30 años pero ya se acabó nuestro cuartico de hora”, dice Castaño.
El segundo punto tiene que ver con la nominación de Chiribiquete como Patrimonio Mundial de la Humanidad. De ser aceptado por la Unesco, deja de ser solo un Parque Nacional colombiano y se convierte en un área de interés mundial que se rige con una serie de criterios internacionales rigurosos, que le obligan al país a comprometerse con su cuidado.
Finalmente, el tercer pilar tiene en cuenta todos los instrumentos que se están desarrollando para evitar y frenar la deforestación, y generar procesos de desarrollo sostenible y gobernanza viables a largo plazo. En esta canasta estarían algunos programas como Vision Amazonia y REDD+.
“En el mediano y largo plazo, todas las transformaciones y cambios en el uso del suelo que se generen podrían llevar a un colapso de todos los ecosistemas que nos quedan en el país. Si dejamos que esas fuerzas destructoras transformen el territorio estos lugares no existirán más, tal y como los conocemos hoy. Chiribiquete es un territorio vulnerable e irrepetible”, remata el experto.
TATIANA PARDO IBARRA 
@Tatipardo2
tatpar@eltiempo.com
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