El parque nacional natural (PNN) Serranía de Chiribiquete es hoy la reserva de biodiversidad más grande de Colombia a nivel continental, además de patrimonio mixto mundial de la humanidad, lo que quiere decir que allí se protegen no solo valores naturales sino culturales.
Tras 3 años de arduo trabajo articulado entre distintas instituciones, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido desde el 24 de junio en Manama (Baréin), inscribió ayer dos nuevos sitios culturales (en Turquía y Alemania) y dos mixtos (en Canadá y Colombia).
“¡Gran noticia para Colombia! Mañana (lunes) estaremos en el parque para ampliar y proteger aún más nuestra biodiversidad”, celebró el presidente Juan Manuel Santos desde su cuenta de Twitter. En su gobierno se han gestionado otras declaratorias, como las fiestas de San Pacho (en Chocó) y el conocimiento tradicional de los indígenas Jaguares de Yuruparí (en Vaupés).
Luego de estudios geológicos, fisiográficos, ecológicos y de caracterización biológica de las cuencas altas de los ríos Tunia, Itilla y Yarí, el Gobierno Nacional le sumará esta tarde a Chiribiquete 1’486.676 hectáreas, con lo que se estaría protegiendo un vasto territorio en el corazón de la Amazonia colombiana, de 4’268.095 ha. Desde La Lindonsa, en Guaviare, Santos hará el anuncio oficial.
El objetivo de esta ampliación es mantener la continuidad entre los Andes, la Guyana y la Amazonia, además de garantizar la capacidad de resiliencia ante los efectos del cambio climático, preservar zonas donde existen vestigios arqueológicos de importancia para el patrimonio material e inmaterial del país y conservar áreas donde existen indicios de la presencia de pueblos indígenas Uitoto, Carib y Arawak, que no han sido contactados, con el fin de facilitar su condición de aislamiento.
Según le explicó a EL TIEMPO Diana Castellanos, directora territorial para la Amazonia de Parques Nacionales, “Chiribiquete no estará abierto al turismo y tendrá un modelo de gestión distinto al resto de áreas protegidas porque su permanencia depende de lo que ocurra afuera, con los 21 resguardos indígenas y 30 veredas campesinas colindantes”. Sin embargo, las 8 zonas de la serranía La Lindosa, declaradas como área arqueológica protegida de Colombia, se convierten en los espacios ideales para que los turistas tengan un acercamiento a Chiribiquete, al visitar sus majestuosos murales e inmensas piedras con arte rupestre.
De acuerdo con el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), cerca del 90 por ciento del PNN se encuentra conservado, con buenas coberturas naturales y seminaturales; mientras que el área restante tiene coberturas transformadas, ubicadas principalmente hacia el río Guayabero, en el norte, y a lo largo de los ríos Unilla y Vaupés, en el oriente.

En el parque se encuentra uno de los más impactantes ejemplos de arte rupestre prehispánico del continente.
Cortesía: Fernando Montejo / ICANH
La gran amenaza de este lugar, y en general de toda la región, es la deforestación, disparada por la usurpación de baldíos de la nación, la ganadería extensiva, la praderización, los cultivos de uso ilícito, la extracción de madera, la infraestructura de transporte y los desafíos en la implementación de los acuerdos de paz.
Según los más recientes datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en la jurisdicción de seis departamentos se concentró el 81 por ciento de la deforestación nacional en 2017, cuando el país perdió cerca de 220.000 hectáreas de bosque. Caquetá, Guaviare, Meta y Putumayo están renqueando la lista, junto a Antioquia y Chocó.
Para 2012 se reportaron 1.868 ha cultivadas de coca en zona de influencia de Chiribiquete, en 2016 eran 3.235 ha. Es un aumento del 70% en cuatro años
“La deforestación está desaforada en la zona, principalmente porque ya no hay un actor armado que haga las veces de autoridad y porque el Estado se ha demorado mucho en hacer la debida presencia. La disidencia de las Farc está creciendo, la gente se está apropiando de las tierras, y ni siquiera con ganado sino simplemente tumbando árboles”, advierte Harold Ospino, subdirector de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
El año pasado, el 65,5 por ciento de la deforestación de Colombia se concentró en la Amazonia. En ese núcleo, el 75 por ciento de la pérdida de bosque ocurrió cerca de una carretera y el 25 por ciento, junto a un río principal. Y, sin embargo, el área protegida cuenta con poblaciones saludables de especies sombrilla y amenazadas, entre las que se encuentran grandes felinos como el jaguar, caimanes, delfines de río, nutrias, dantas y anacondas.
Dada la complejidad del territorio y el conflicto armado, no existían registros biológicos para este parque. Hoy, gracias a una caracterización adelantada por el Sinchi, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, la FCDS y la Universidad Javeriana, se lograron obtener datos de 1.676 especies, entre las que se encuentran 5 endémicas (tres de flora, una de reptiles y una de peces), 32 posibles nuevas especies para la ciencia, 29 amenazadas y 57 nuevos registros para Colombia.
Este parque, hogar del 30 por ciento de ecosistemas y flora de la Amazonia colombiana, cobija el 30 por ciento de la diversidad de murciélagos (58 especies) y el 10 por ciento de la diversidad de mariposas conocidas en el país (209 especies). Es también único por su alto nivel de endemismo de anfibios y peces de agua dulce, dos de los grupos de vertebrados más amenazados del mundo.
Chiribiquete by Tatiana Pardo on Scribd
Chiribiquete alberga la evidencia de los más antiguos pobladores de América documentados hasta el presente, con pictografías de casi 20.000 años de antigüedad.
Según la documentación del Gobierno colombiano, Chiribiquete contiene el “más antiguo, grande, denso e impresionante complejo pictográfico arqueológico del continente, que sobresale con sus 50 murales monumentales compuestos por más de 70.000 representaciones, haciendo especial referencia a la figura del jaguar y al resto de la fauna de la zona”.
Es posible identificar en las pinturas algunos mamíferos como borugos, chigüiros, monos, perezosos y venados, así como caimanes, tortugas, peces e insectos. En cuanto a las plantas, se representan principalmente “plantas útiles”, como palmas y otras que contienen sustancias psicoactivas (yopo, ayahuasca y coca).
“Las representaciones son únicas en su simbología por contar con figuras humanas normalmente en movimiento, con armas para defender y siempre en relación con una fauna a la que no se caza. Estos muestran un contexto único de entendimiento de formas ancestrales de vida, de bandas de cazadores recolectores paleoindios”, relata el informe oficial.
TATIANA PARDO IBARRA
tatpar@eltiempo.com
Twitter: @Tatipardo2
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