En los últimos ocho años, naturalistas, conservacionistas, ONG y científicos del Instituto Alexander von Humboldt hicieron un extenso y arduo trabajo de campo y laboratorio para lograr publicar el libro Áreas clave para la conservación de la biodiversidad dulceacuícola amenazada en Colombia.
Se trata del primer documento en el que se definen las regiones imprescindibles para proteger las especies acuáticas y semiacuáticas amenazadas del país, de acuerdo con la clasificación propuesta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Según los investigadores, nuestro territorio tiene 117 especies acuáticas en peligro (60 endémicas), las cuales se agrupan en siete grupos: moluscos, cangrejos, peces, tortugas, crocodílidos, aves y mamíferos. Aunque todos están en situación de amenaza, no todos tienen la misma condición:
- Los peces, por ejemplo, no obstante registrar la mayor cantidad de especies amenazadas (53), tienen el menor número de ellas en estado crítico (1), cuatro están catalogadas en peligro y 48 se encuentran en estado vulnerable.
- En cambio los cangrejos, que no tienen ninguna especie en situación crítica, son los segundos con mayor número de especies en riesgo (26): 25 de ellas están en peligro y solo una es vulnerable.
- Las aves se ubican en la tercera posición con más especies amenazadas (13) y registran casos en todas las categorías establecidas por la investigación: seis en peligro, cuatro vulnerables y tres en estado crítico. Esa es la misma situación de los crocodílidos, pero en una proporción menor: tienen tres especies en amenaza.
- Tanto las tortugas como los mamíferos tienen nueve especies amenazadas. Ambas registran dos en estado crítico y tienen entre tres y cuatro en estado vulnerable y de peligro.
- La lista termina con las especies de los moluscos: cuatro de ellas están en riesgo, dos vulnerables y dos críticas.

El tapir Tapirus pinchaque hace parte de las especies de mamíferos amenazados.
Federico Mosquera Guerra
Carlos A. Lasso, investigador sénior del programa Ciencias de la Biodiversidad del Instituto Humboldt y principal autor del libro, asegura que hallaron 139 áreas claves para la conservación (ACC) de todas las especies en las cinco cuencas hidrográficas que tiene el país: las del Amazonas, Orinoco, Pacífico, Magdalena-Cauca y Caribe.
Entre más número de especies amenazadas haya, más importantes son las ACC registradas. Así, gran parte de las zonas definidas coinciden con el hogar de las especies con más población en peligro: para los cangrejos identificaron 30 ACC y para los peces, 28. Los moluscos, que ocupan el último lugar del listado con cuatro especies en amenaza, tienen siete ACC. Las tortugas, crocodílidos y aves cuentan con más de diez áreas destinadas para su conservación.
ÁREAS PARA LA CONSERVACIÓN DE ESPECIES ACUÁTICAS Y SEMIACUÁTICAS AMENAZADAS EN COLOMBIA by Aura María Saavedra Álvarez on Scribd
Las áreas delimitadas se distribuyen en todos los departamentos, atraviesan 19 áreas protegidas y se encuentran bajo la jurisdicción de 33 corporaciones autónomas regionales (CAR). “Para identificar las ACC buscamos que tuvieran mínimo la presencia de una especie amenazada, superposición de estas y presencia de casos endémicos”, asegura Mónica Morales -Betancourt, coautora del libro.
Según la investigación, las cuencas del Magdalena-Cauca y Caribe son las más importantes, no solo por su extensión, sino porque aproximadamente el 40 por ciento de las especies estudiadas se reproducen allí. Pese a que son el hábitat de la mayoría de ellas, también son las cuencas que presentan mayor deterioro ambiental debido a la contaminación, las olas invernales y la minería ilegal.
“La cuenca del Magdalena-Cauca es, además de una las más degradadas, una de las que tienen más especies endémicas. La tortuga Podocnemis lewyana, los peces Trichomycterus cachiraensis y Trichomycterus sandovali, por ejemplo, están en riesgo y habitan ahí. Por eso, la urgencia de prestarle atención, ya que si no se conservan, dichas especies pueden desaparecer de Colombia y del planeta”, asegura Morales.
Y es que el Magdalena no es cualquier río. Además de ser la arteria fluvial más grande de Colombia, también genera el 80 por ciento del producto interno bruto del país y es el sustento económico para la mayoría de familias que viven en los 19 departamentos que son atravesados por él.
No obstante su importancia, hoy es uno de los ríos más degradados. Según el Departamento de Geología de la Universidad Eafit, los procesos de deforestación han ocasionado en los últimos 30 años el incremento de la erosión del río, hasta un 78 por ciento, lo que se refleja en la pérdida de sus suelos y capacidad productiva.
Las personas que viven a sus orillas también han contribuido a su contaminación. La Procuraduría advirtió en el 2013 que al menos nueve de cada diez municipios ribereños del río Magdalena vierten desechos locales en él sin ningún tipo de tratamiento.
Este daño se incrementa cada año, por lo que los investigadores aconsejan priorizar la atención en esta cuenca. A las demás regiones, si bien no tienen preponderancia actualmente, ser deben seguir atendiendo por su importancia para ciertas especies: en la cuenca del Orinoco, particularmente, se ubican la mayoría de los crocodílidos amenazados; en dos ríos del Amazonas –Caquetá y Putumayo– están el 28 por ciento de los peces en riesgo, y en el Pacífico, a pesar de no haber registro de moluscos, sí hay información de especies de cangrejos, peces y aves.
Lasso explica que para lograr identificar las 139 ACC, la metodología se enfocó en determinar las áreas donde coincidiera la distribución del mayor número de especies de un determinado grupo biológico, con sus respectivas categorías de amenaza. Después identificaron puntos de muestreo que conforman los polígonos que establecen las ACC. Cada área está detallada en el libro según la especie que se desee consultar.
Casi todas las ACC identificadas incluyen el 100 por ciento de las especies amenazadas, excepto en el caso de los mamíferos (80 por ciento) y de los peces (76 por ciento), pues no hubo información suficiente. “En la zona del Catatumbo, por ejemplo, no pudimos entrar a hacer la investigación por problemas de orden público y seguridad”, afirma Lasso.
La publicación hace parte de la serie editorial de recursos hidrobiológicos y pesqueros de Colombia. Como explican Lasso y Morales, el libro es un insumo que incluye información detallada, como la zona hidrográfica, la autoridad ambiental responsable, los límites, la altura sobre el nivel del mar, los aspectos tanto geomorfológicos como geológicos más resaltantes de cada ACC.
El siguiente paso, según cuenta Lasso, es comenzar la fase de priorización conjunta con las autoridades ambientales. “En el libro están las listas de todas las áreas claves para los diferentes grupos biológicos. El reto futuro en los próximos tres años es integrar toda la información y entregarla en un solo mapa para que las autoridades puedan tomar las mejores decisiones, priorizando las zonas más urgentes que les hemos mostrado”, puntualiza.
AURA SAAVEDRA ÁLVAREZ
Redacción Vida
Twitter: @AuraSaavedra_