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Educación

Universidades más humanas y tecnológicas, futuro de la educación superior

Universitarios

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Foto:Archivo El Tiempo.

Expertos en educación superior analizan retos y modelos que deben predominar en los próximos años.

La educación superior está cambiando o debe cambiar. En eso coinciden más de 700 expertos del sector de todas partes del mundo, quienes recientemente hicieron parte de un estudio que se llevó a cabo en medio de una conferencia virtual de la firma Desire2Learn (D2L) y contó con la participación de reconocidas figuras como asesores, rectores de universidades, ministros de educación, entre otros.
En dicho estudio, los participantes respondieron una serie de preguntas respecto a los que consideran son los retos, oportunidades y perspectivas para el futuro de la educación superior. 
Entre los resultados, los expertos pusieron en duda el futuro de la educación presencial como principal modelo de aprendizaje y resaltaron los cambios en la población estudiantil. 
Concretamente, a los encuestados se les preguntó cuál era su visión de los modelos de aprendizaje educativo de cinco a 10 años después de la pandemia. La mayoría (93,7 por ciento) sostiene que se consolidará una combinación de modelos de aprendizaje en persona, en línea e híbridos/de alta flexibilidad. Por su parte, menos del 1 por ciento pensó que el aprendizaje estrictamente en persona sería la norma. De igual forma, un escaso porcentaje, el 5,44 por ciento, considera que la educación virtual será la predilecta. 
De acuerdo con el dr. Jeff Borden, director académico y vicepresidente de Asuntos Académicos de D2L, estos resultados eran de esperar, dado que las dinámicas educativas cambiaron a causa de la pandemia. 
Sin embargo, para el experto la interrogante ahora va más allá. Si este es el futuro, una educación que combina la presencialidad con la formación en línea, entonces, ¿cómo pueden las instituciones de educación superior adaptarse a este nuevo sistema?
Al respecto, Stuart Bello, experto independiente en modelos universitarios, quien ha trabajado con organizaciones como la Unesco, le manifestó a EL TIEMPO que este es un tema en el que las universidades deben trabajar ya si no quieren rezagarse. 
Existen varias razones por las que lo que en Colombia llaman alternancia, los modelos híbridos, van a marcar el éxito o fracaso de las universidades. El primero, pasa por el hecho de que tenemos unos estudiantes que, cada vez más, no se dedican exclusivamente a estudiar. A ellos no les sirve pasar todo el día en las aulas. Pero también quedó demostrado que hay procesos que se deben depurar en los planes de estudio, enseñar en la presencialidad lo que amerite la práctica y el contacto con el otro, que estos espacios realmente sean provechosos, pero la mera transmisión de conocimientos, e incluso ciertas habilidades, se pueden potenciar por medio de la tecnología”. 

Se requiere de una capacitación muy acertada de los docentes. Se requieren maestros que hagan de la presencialidad un espacio enriquecedor de generación y no solo de transmisión de conocimientos

Pero advierte, al igual que Borden, que el sector ya sabe hacia dónde ir, pero la pregunta es si está dispuesto y es capaz de hacerlo: “Las universidades tienen que adaptarse pronto a esto. No hacerlo significaría su obsolescencia. Esto implica grandes inversiones en plataformas tecnológicas que vayan más allá de solo replicar una clase tradicional pero con una cámara, e incluso alianzas con plataformas ya posicionadas, tipo Coursera, eDX o Platzi”. 
Y agrega: “Pero, sobre todo, se requiere de una capacitación muy acertada de los docentes. Se requieren maestros que hagan de la presencialidad un espacio enriquecedor de generación y no solo de transmisión de conocimientos. Y, además, que sean expertos en aprovechar las bondades de la tecnología. La pandemia nos mostró que muchos docentes no tienen idea de cómo lograr esto, y de ahí las quejas constantes de los estudiantes en los confinamientos, así como la caída en los indicadores de calidad”. 
De acuerdo con Bello, esto implicaría cambios metodológicos, que incluyen enfocarse en la educación modular (pequeños ‘paquetes’ o cursos que se pueden aprender en cualquier momento, con interrupciones incluso, que en su conjunto agrupan la formación integral de los estudiantes). “Esto sería realmente pensar en el estudiante como alguien que decide qué estudiar y qué considera útil para su proyecto de vida”. 
Mario Chamorro, director para Latinoamérica de Coursera, explicó en mayor detalle en qué consiste la educación modular y apilable: “El modelo es como un armatodo, en el que varias piezas individuales se apilan para hacer un edificio. De igual manera, la formación se va construyendo con diferentes módulos. El estudiante tiene la posibilidad de ampliar su conocimiento a su ritmo, de acuerdo con sus intereses o según lo que demande su entorno laboral, y todas esas piezas son las que lo van formando como un profesional muy completo, con un gran abanico de conocimiento”. 
Por su parte, Phil Hill, consultor de tecnología educativa, quien fue uno de los ponentes en el foro de D2L, destacó: “Estamos viendo una mayor demanda de opciones educativas híbridas. No es tan blanco o negro como ‘estos estudiantes odian o aman la educación en línea’. El enfoque debería ser más matizado y personal”. 
Hill instó a los líderes institucionales a mantener a los estudiantes en el centro de su visión. “Si va a invertir en educación en línea, asegúrense de hacer preguntas como ¿qué necesitamos cambiar internamente para mejorar la experiencia y el servicio? o ¿cómo servimos a los estudiantes?, en lugar de ¿cómo podemos aumentar nuestras inscripciones?

Una población que cambia

Y si el centro son los estudiantes, ¿quiénes son ellos? No es una pregunta menor, sostienen los expertos, dado que en los últimos años la conformación de la población estudiantil viene cambiando, y se espera que este proceso continúe en los próximos años. 
Cada vez hay muchos más adultos que trabajan que son estudiantes, o estudiantes que vienen de un entorno familiar particular”, dijo Hill. “Al mismo tiempo, la mayoría de las escuelas están tratando de llegar a los estudiantes de primera generación. Ninguna de estas poblaciones tiene las mismas necesidades o necesariamente aprende de la misma manera, por lo que es importante ser realmente personal con su enfoque”. 
Por su parte, Bello continúa explicando la diversidad de los nuevos estudiantes: “La educación continua ya no es algo abstracto. Está sucediendo y pasará con mayor frecuencia. Tenemos personas con una trayectoria profesional, que ya han trabajado varios años, que se animan más no solo a hacer un posgrado, sino a iniciar una carrera a los 30 o 40 años. ¿Les vamos a enseñar a ellos igual que a un joven recién graduado del colegio?”. 
Pero hay algo que los participantes del estudio reconocieron, y es que, por programas sociales u otros motivos, cada vez más personas vulnerables acceden a la universidad.
Cuando se les preguntó por su mayor preocupación respecto a los estudiantes en riesgo, el 43 por ciento respondió que eran las barreras socioeconómicas y socioculturales, mientras que el 30,6 por ciento citó los problemas de salud mental. 
También les preocupa que los problemas financieros puedan apartar a los jóvenes de sus estudios (13 por ciento) o que puedan perder materias por su situación de vulnerabilidad (10 por ciento).Por ello, para el dr. Borden, el enfoque no debe ser solo cómo ajustar los contenidos, dinámicas y metodologías a las necesidades de los estudiantes, sino construir un entorno de aprendizaje que no descuide a los alumnos como seres humanos.  
“Durante mucho tiempo, en el salón de clases nos enfocamos solo en el estudiante cognitivo. Ignoramos la conexión de los estudiantes: sus sentimientos de amistad, relaciones, redes de crianza. También ignoramos en gran medida su mentalidad y confianza en sí mismos”. Mencionó que existe la necesidad de replicar algo más que el aula en línea: se trata de replicar el campus en línea. Las instituciones deben pensar en cómo cada estudiante en línea o híbrido puede acceder al mismo apoyo financiero, apoyo de biblioteca, apoyo de tutoría, bienestar institucional y más. 
Hemos visto que cuando tratamos de salvar a los estudiantes basándonos únicamente en datos académicos o económicos, los terminamos perdiendo”, señaló.
Precisamente, sobre esto último, a los participantes del estudio se les preguntó cuáles creían que eran las mejores formas en que las instituciones pueden adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes. 
Los expertos destacaron como principal alternativa introducir una mayor flexibilidad para los estudiantes a través de opciones de cursos presenciales y en línea (34,6 por ciento), seguido de proporcionar intervenciones y alertas tempranas para mantener a los estudiantes en línea (31,5 por ciento). 
El apoyo personalizado a los estudiantes (22,5 por ciento) y sistemas de apoyo de salud mental (7,5 por ciento) fueron otras estrategias destacadas por los expertos.
A propósito, Bello resaltó: “De lo que el sector se está dando cuenta es que se requiere de instituciones más humanas, con una vocación menos centrada en el logro académico y más en el desarrollo y éxito profesional de los estudiantes, así como en su bienestar”. 
MATEO CHACÓN ORDUZ - REDACCIÓN EDUCACIÓN
@EDUCACIÓNET 

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