“Entré a mitad de año a trabajar en el colegio, y no tenía amigos. Él era amable”. Así dice que se sentía esta exprofesora de colegio cuando conoció a otro profesor que le llevaba unos 30 años. “Un día le di mi número de celular, y empezó a mandarme mensajes invitándome a su casa”, continúa.
Un año después de que ella presentó su renuncia, se enteró de que al profesor lo echaron del colegio por haberle puesto la mano bajo la falda a una estudiante mientras daba clases particulares.
Una abogada y profesora de la Universidad Nacional reflexiona: “Siempre el acoso sexual se da en la intimidad. Excepcionalmente alguien acosa en público, aunque en ámbitos laborales puede suceder”. Ella enfrentó un proceso legal durante seis meses para demostrar que un profesor de la Universidad de Purdue (Indiana, EE. UU.) la había acosado sexualmente en su lugar de trabajo.
Así también lo demostraron los casos hipermediáticos de mujeres que acusaron a Harvey Weinstein, ahora exproductor de Hollywood, de haberlas acosado sexualmente –e incluso violado– en el marco de sus contextos laborales.
Con esa coyuntura, el tema del acoso laboral ha estado rodeado de preguntas que no darán tregua pronto. Por ejemplo: ¿sentirse incómodo frente a una aproximación de un colega que busca un contacto sexual es suficiente para categorizar ese comportamiento como acoso?
“El acoso es una vivencia muy personal", opina Nora Picasso, abogada y líder del grupo No Es Normal, de la Universidad de los Andes. Por esa razón recomienda: "Si hay situaciones sociales que te hacen sentir incómodo, exprésalo”.
En Colombia, la ley define el acoso como una conducta persistente que causa perjuicio laboral o desmotivación y puede darse por parte de un superior o compañero. Es una forma de maltrato laboral que atenta contra la libertad sexual, la autoestima, la dignidad, la integridad moral y física y el derecho a la intimidad.
Vale la pena aclarar que, a diferencia de otros tipos de maltratos en el trabajo, “el acoso sexual es una violación de los derechos humanos, y por eso no puede ser conciliatorio para ambas partes”, explica la abogada litigante de casos de violencia de género Lilibeth Cortés. ¡Por eso puede significar de uno a tres años de cárcel para el acosador!
(El acoso sexual laboral) es una forma de maltrato laboral que atenta contra la libertad sexual, la autoestima, la dignidad, la integridad moral y física y el derecho a la intimidad.
La Oficina Internacional del Trabajo sugiere estar atento a estas señales para identificar un posible caso de acoso sexual laboral:
Ofenderse. Esté atento a si el trabajador abordado por otro se siente ofendido de cómo lo hace.
Manipulación. Ojo a que una persona cree un contexto que no existe para obtener algo de otro colega. Involucrar presiones como expectativas, situaciones de trabajo, sacrificios que el otro hace por ti o favores es una actitud acosadora.
La ‘no seducción’. Aunque se disfrace como coqueteo, normalmente un acosador no propone contexto para salir y conocerse como personas.
Nora Picasso, abogada y líder del grupo No Es Normal, de la Universidad de los Andes, le da estas recomendaciones si sospecha que está pasando por eso:
Háblelo con alguien. Muchas veces ayuda a darse cuenta de que tiene derecho a pedir que esta situación pare.
Tenga registro. Documente correos, mensajes de texto, todo lo que pueda dar indicios de que el hecho sucedió. Vea si hay forma de comprobar que ambas personas estaban en el lugar del acoso a la hora que ocurrió. Investigue si hay personas que estuvieron en la misma situación; en la mayoría de los casos de acoso, quienes acosan lo han hecho antes.
Averigüe cómo funcionan los procedimientos internos de su trabajo y, en caso de ser necesario, acuda al Ministerio del Trabajo.
Busque acompañamiento psicológico si lo considera necesario para enfrentar la situación.
Hágase estas preguntas:
1. ¿Tengo confianza con la otra persona para hacerle estos chistes/invitaciones/
propuestas?
2. ¿Esta persona ha aceptado de manera agradable las propuestas que le he hecho?
Si la respuesta a estas preguntas es NO, cuestione la forma como se está relacionando con las otras personas. Cuando una persona dice no, en realidad quiere decir no; pero también puede dar un no por medio de silencios, y no hay que seguir insistiendo. Si una persona se aleja es porque no desea contacto físico. Los mensajes por las redes sociales dicen mucho. Cuando hay respuestas como “mmm”, “veo” están mostrando que no hay intención de mantener una conversación.Por: María Fernanda Vargas, abogada del colectivo Género y Seguridad de la UN
“Fue hace dos años, pero no fue hasta que apareció la campaña de #MeToo (#YoTambién) que me di cuenta de que había sido acosado. Y no, nunca se me ocurrió denunciar la situación porque como hombre sentía que me tenía que sentir halagado por lo que estaba pasando”.
Eso “que estaba pasando” fue que una superior de Rafael* (un bogotano de 28 años se emborrachó y se acostó en su cama, a su lado. Sucedió, cuenta él, durante un viaje laboral; pero no quería tener sexo con ella. Y su superior, aún así, se ‘le montó encima’. “Entonces yo pensaba: esta persona tiene poder en donde trabajo, yo no le puedo hacer un desplante, ¿cómo me salgo de esto sin darle gusto pero sin arruinar mi futuro profesional?”, explica.
Fue hace dos años, pero no fue hasta que apareció la campaña de #MeToo (#YoTambién) que me di cuenta de que había sido acosado.
Esta es una situación típica en la que una persona no entiende que ha sido acosada por otra, independientemente de que haya ocurrido de forma intencional o involuntaria. “Hay personas, sobre todo mujeres, que dicen que no se sienten incómodas (cuando les silban constantemente en el trabajo, por ejemplo), pero que uno no se sienta incómodo no significa que eso esté bien”, explica Viviana Bohórquez, abogada y estudiante del doctorado de Género y Derecho de la Universidad de los Andes.
“El hombre, según como lo percibe la sociedad, es un hombre al que siempre le va a gustar el sexo, entonces le va a dar pena hablar de un caso de acoso sexual. No va a decir que rechazó una 'oportunidad como esa' porque les da miedo afrontar juicios morales como ‘que no le gusten las mujeres’ o ‘que no es lo suficientemente macho’”, continúa.
De hecho, como cuenta Rafael en su testimonio, “Nunca en mi mente lo había tipificado como acoso sino como algo que pasaba, como ‘Sí, son gajes de ser un encantador’. Y cuando pasó todo el tema de Harvey Weinstein, tuve que pensarlo mucho antes de darme cuenta que eso me había pasado”.
Y aunque la ley 1010 del 2006 que define el acoso laboral en Colombia especifica que este tipo de acoso laboral, además, como “todo comportamiento tendiente a menoscabar la autoestima y la dignidad de quien participe en una relación de trabajo de tipo laboral”, Bohórquez considera que “antes de que se constituya en una cosa reiterada, debe hablar a tiempo. No se trata de a quién le gusta o no le gusta sino que esto puede llevar a un mal ambiente laboral y preventivamente no deberías hacerlo porque puede incomodar a las personas; y en cualquier caso, eso está mal".
Por último, añade que "una empresa respetuosa de los derechos laborales tendría un comité con el que reúna a los trabajadores y les explique la ley y haga a las personas conscientes de esto”. *Nombre cambiado por petición de la fuente.
MARU LOMBARDO
Twitter: @puntoyseacabo
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