En las charlas informales que tengo con los emprendedores y los innovadores suelo preguntarles: ¿cómo se ven en los próximos cinco años? La respuesta sorprende porque en la mayoría de los casos responden: “Profe, la verdad, no lo había pensado”.
El ímpetu de esta juventud para lograr rápidamente las cosas está tan desbordado que el riesgo de estrellarse cada día es mayor y no hay tiempo para aprender, analizar y planificar sus proyectos de vida. El problema está en que la cantidad de información y contenido que reciben a diario en sus redes sociales y sus comunidades ha hecho que su realidad se distorsione y la den como hecho cierto.
Afortunadamente, existen algunos jóvenes que han empezado a cuestionarse si no es mejor hacer una pausa y buscar contenidos de valor, que les permitan aprender y tomar decisiones más efectivas.
Un estudio de la Unesco del 2015, llamado ‘El futuro del aprendizaje. ¿Por qué deben cambiar el contenido y los métodos de aprendizaje en el siglo XXI?’, dice en una de sus conclusiones: “Gracias a la mayor colaboración internacional, cada nación puede participar en la constitución de una red internacional de aprendizaje que será tan preponderante y universal como las redes actuales del mundo del comercio, la banca y las comunicaciones”.
Precisamente, un grupo de jóvenes emprendedores –Daniel Garzón, Federico Platin, Julio Alviz y David Bravo– crearon Booklick (booklick.co), una plataforma web que cuenta con casi 1.700 libros de 35 editoriales, 15 de ellas universitarias, y más de 3.500 usuarios activos. Allí no solo se combate la piratería, sino que se permite a la comunidad encontrar libros con contenidos en su tableta electrónica en tiempo real y suplir sus necesidades académicas. Fueron premiados por el programa Apps.co, del Ministerio de las TIC.
Lo interesante de este emprendimiento es que ellos están pensando que, más allá de ser una especie de librería electrónica, su proyecto puede construir una red de contenidos de valor compartido que pueda llegar a ser un referente de aprendizaje y contenido en el mundo académico y social de la nueva generación. Hay que abrir el espacio que está pidiendo el cambio del aprendizaje en el mundo.