"Ave María, señor Jesús, lleva el Chimuelo al ataúd. Ave María, don Cristo, lleva el Chimuelo a su lugar...." o "Auxilio, me desmayo ¡Cállese, viejo lesbiano!". Seguro más de una vez le ha pasado que escucha una canción aparentemente sencilla o sin sentido y, pese a desconocer la letra, no logra sacársela de la cabeza.
Luego pasa el día tratando de olvidarla o por lo menos de entender qué hizo que una pieza musical de este tipo se llevara toda tu atención y concentración.
Ser 'víctima' de la música viral es uno de esos extraños fenómenos de la era moderna que se ha vuelto tan natural que pocas veces nos tomamos el tiempo de analizar por qué sucede. En #DetrásDeLoViral nos dimos a la tarea de hablar con expertos de diferentes ramas del conocimiento sobre este tema
Intentemos dar con la fórmula del éxitoPara Luisa Fernanda Cárdenas, jefe del Centro de Psicología del Politécnico Grancolombiano, entre los factores que permiten que una canción se quede en nuestro cerebro se destacan: la tonalidad, el ritmo y la letra.
"Estos tres elementos son interpretados de manera subjetiva a partir de experiencias propias de cada individuo, las cuales representan un valor positivo o negativo en relación a la respuesta emocional que genera dicha canción", afirma Cárdenas.
A esto se suma la tipología del contenido, aspecto que según los productores musicales de Ambar Estudios, Jesús David Wilches y Cristian Saenz, se caracteriza por la proliferación de temáticas como la diversión, los contenidos con mensajes sobre sexualidad, el arte o una mezcla de todos estos.
Por lo general se trata de piezas musicales con progresiones sencillas, en referencia a los acordes que integran la canción, y un ritmo pegajoso. Suelen no tener una gran producción, resumiéndose a piezas generadas de forma rudimentaria.
Sin importa si el audio llega a usted por una emisora que sonaba en el bus, cuando transitaba por la calle o porque un amigo la tarareó cerca, lo cierto es que sin querer logró hacerse un sitio en su cerebro.
Es a través del oído que viajan las ondas sonoras mediante el conducto auditivo, generando vibraciones que estimulan las células y que se transforman en esos impulsos eléctricos que el cerebro percibe como sonidos.
"Estos impulsos llegan a la corteza cerebral auditiva primaria, la cual se encuentra ubicada en el lóbulo temporal y es esencial para la percepción y el reconocimiento de estímulos auditivos de nuestro alrededor", añade la psicóloga Luisa Fernanda Cárdenas.
Desde el punto de vista del científico británico Richard Dawkin, en su libro El gen egoísta, se podría denominar como 'meme' a esas "tonadas o sones, ideas, consignas, modas en cuanto a vestimenta, formas de fabricar vasijas o de construir arcos.(…)que se propagan en el acervo de memes al saltar de un cerebro a otro mediante un proceso que, considerado en su sentido más amplio, puede llamarse de imitación".
A su vez, citando al neuropsicólogo inglés Nicholas.K. Humphrey, podríamos decir que Dawkins introduce la esencia del comportamiento de un audio viral al afirmar que: "Cuando planteas un meme fértil en mi mente, literalmente parasitas mi cerebro, convirtiéndolo en un vehículo propagador del meme, de la misma forma que un virus puede transitar el mecanismo genético de la célula anfitriona".
Cuando planteas un meme fértil en mi mente, literalmente parasitas mi cerebro, convirtiéndolo en un vehículo propagador del meme
Al respecto, la psicóloga Luisa Fernanda Cárdenas, señala que se debe partir de la idea de que en nuestro cerebro existen zonas que procesan la armonía musical, vibración y el ritmo, ya que diferentes investigaciones han llegado a afirmar que el instinto musical en el ser humano es muy parecido al lenguaje.
"El proceso de codificación inicia con un análisis acústico de la canción, en el cual la corteza cerebral auditiva primaria distribuye en organización del tono y de los tiempos. Se codifica y analiza el tono, el intervalo, ritmo y compás. A su vez, con la conversión acústica fonológica, nuestro cerebro empieza a generar una conversión primaria la cual nos permite realizar un análisis de la sensación y emoción que nos hace percibir dicha tonalidad o canción", cuenta.
Sin embargo, dice Cárdenas, al reconocer el léxico musical y fonológico de la misma canción se incrementa la probabilidad de una permanencia inmediata en nuestra memoria. Esto en la mayoría de las ocasiones se da de manera involuntaria, puesto que este léxico y ritmo inducen sensaciones positivas o negativas que al almacenar y codificar llevan a una asociación por estado de ánimo, gustos, preferencias o tendencias sociales del sujeto.

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Según la psicóloga, los tiempos en que se divide un compás en una canción -es decir Beats Per Minute (BPM), en español 'Pulsos por minuto'- son usados para medir la frecuencia cardíaca en medicina y el tiempo en la música.
"Cuando utilizamos estas dos variables y las relacionamos como variable dependiente e independiente, buscamos que el beat se sincronice y sea similar al ritmo cardíaco, lo cual le genera al individuo una apropiación del ritmo", asevera la jefe del Centro de Psicología del Politécnico Grancolombiano.
En medio de estas investigaciones aparece el término 'Gusano de Oído', expresión creada por James Kellaris, compositor y profesor de la Universidad de Cincinnati, para analizar la relación e impacto de la música en los individuos. Kellaris encontró un patrón repetitivo en las personas frente a ciertas canciones que generaban una recordación más amplia que otras.
"Dentro de las investigaciones existe una explicación un poco más sólida en relación a este acontecimiento basada en la neurociencia, donde se establece que la memoria a corto plazo tiene un papel importante (...) Cuando las canciones cuentan con un léxico, ritmo y tonalidad especifico, se genera una recordación a corto plazo de la canción (ya sea de manera voluntaria o involuntaria), la cual nos implica tener canciones en nuestra cabeza así no lo hayamos planeado", explica Cárdenas.
Algunos estudiosos han asegurado que las canciones virales en redes sociales pueden ser creadas teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto. Sin embargo, es importante aclarar que al encontrarnos en una sociedad donde se busca el reconocimiento en las redes sociales, la aceptación de estos ritmos, preferencias o tendencias pueden darse con el objetivo de recibir aceptación en el círculo social cercano.
Retamos a los productores de Ambar Estudios a que en pocos minutos intentaran generar un contenido sencillo, a partir de la coyuntura y que cumpliera con los factores anteriormente analizados para comprobar si en efecto esto influye en la viralización o no de la información. Este fue e resultado:
Hans of Venezuela #theinmediati pic.twitter.com/YMD9rauEpv
— Rafael Quintero (@TheFugazi) 9 de febrero de 2019
Luego, lo publicamos durante dos horas en nuestras redes sociales y el resultado fue:
Facebook:
-27.708 clics al enlace.
- 2.100 me gusta (De los cuales, 1.947 fueron Me divierte).
-379 comentarios.
-1207 compartidos.
Twitter:
-300 RT.
- 605 Me gusta.
- 82.976 impresiones.
Reporte de Trendsmap: #TheInmediati fue tendencia en Bogotá y Colombia:

Pantallazo de Twitter.
EL TIEMPO
Desde este viernes, el Laboratorio de Innovación de EL TIEMPO lanza un espacio para intentar replicar y analizar algunos de los fenómenos virales que se han adueñado de las redes sociales y del tiempo de muchas personas que pasan horas consumiendo este tipo de contenidos. Cualquier comentario o sugerencia sobre esta publicación puede enviarla al correo diarav@eltiempo.com
DIANA MILENA RAVELO MÉNDEZ
EL TIEMPO
Twitter: @DianaRavelo
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