Un reciente reporte oficial sobre el número de matriculados en instituciones de educación superior encendió las alarmas, luego de que se evidenciara que por segundo año consecutivo se presentó un bajonazo.
El informe, recopilado por el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies), asegura que la matrícula total en educación superior en el 2018 fue de 2’408.041 estudiantes, lo que significa una disminución del 1,5 por ciento con respecto al 2017 (38.000 matriculados menos).
La caída en el número de matrículas de 2017 a 2018 es preocupante, porque podría afectar la meta de mayor cobertura educativa en el país; esto es la capacidad del Estado para ofrecer acceso a más personas a la vida universitaria, técnica y tecnológica. Actualmente, la meta está en 52 por ciento y este gobierno pretende llevarla a un 57 por ciento en los próximos cuatro años.
Vale la pena señalar, no obstante, el crecimiento sostenido en los últimos años de la matrícula atendida bajo modalidad virtual, que para el 2018 representa poco más de 200.000 estudiantes
El viceministro de Educación Superior, Luis Fernando Pérez, opina que la disminución del 2018 se concentra principalmente en el nivel de formación tecnológica y se explica por una importante reducción del número de estudiantes atendidos por el Sena (36.000 menos).
Sin embargo, no es la única institución que recibió menos alumnos en ese periodo. Un análisis realizado por el Observatorio de la Universidad Colombiana, a partir del reporte del Snies, indica que entre el segundo periodo de 2017 y de 2018 la Corporación Universitaria Minuto de Dios atendió 8.234 estudiantes menos; le siguieron la Universidad Tecnológica del Chocó con (7.223), la del Cauca (4.543), la Libre (3.564) y la de Antioquia (3.342).
Las instituciones que más ganaron estudiantes fueron la Universidad Distrital y el Politécnico Grancolombiano, con 5.785 y 4.413, respectivamente.
"Si bien en el 2018 se registró una disminución del número total de matriculados, los datos oficiales reflejan un proceso de desaceleración que ya se venía presentando desde el 2017. Entre el 2012 y el 2016, la matrícula total en educación superior tuvo un crecimiento en las instituciones oficiales, en el Sena y en las instituciones privadas", puntualiza Pérez.
Si bien en el 2018 se registró una disminución del número total de matriculados, los datos oficiales reflejan un proceso de desaceleración que ya se venía presentando desde el 2017
Las matrículas de las instituciones oficiales han seguido creciendo en el 2018, explica el Ministerio de Educación, pero a tasas mínimas desde hace dos años: en el 2017 crecieron en 10.000 estudiantes, y en el 2018, el aumento fue de 4.700.
En el caso de las instituciones privadas, la tendencia de crecimiento observada hasta el 2016 se revierte. De incrementos que oscilaban entre 50.000 y 70.000 estudiantes cada año, se disminuye cerca de un 0,6 por ciento de jóvenes matriculados en el 2018.
Para el viceministro hay un dato revelador que evidencia el interés de los jóvenes por una educación diferente. "Vale la pena señalar el crecimiento sostenido en los últimos años de la matrícula atendida bajo modalidad virtual, que para 2018 representa poco más de 200.000 estudiantes y que da cuenta del interés manifiesto de los jóvenes por la virtualidad", indica el funcionario del ramo.
Entre tanto, las cifras de personas admitidas y matriculadas en un primer curso en una institución de educación superior dan cuenta de la reducción de la demanda. Por ejemplo, mientras que en el primer período académico del 2016 se registraban cerca de 570.000 admisiones a programas de pregrado (técnicos, tecnológicos y universitarios), en el 2017 y el 2018 este dato se ubicaba alrededor de 542.000 y 477.000, respectivamente.
De igual manera, mientras que el número de estudiantes en primer curso para el primer período académico del 2016 era de 465.000, en los primeros períodos del 2017 y del 2018 fue de 428.000 y 380.000.
Y aunque no hay una única explicación sobre el menor número de estudiantes matriculados después de varios años continuos de crecimiento, expertos consultados por EL TIEMPO señalan que el descenso puede ser producto del costo de la matrícula académica, que sube anualmente sin tregua; los programas no estarían resultando atractivos o no responden a las expectativas de los jóvenes; poca motivación frente a la dificultad de conseguir empleo e incluso aspectos de confianza sobre la economía del país, entre otros.
Para profundizar en las razones, Santiago José Castro, rector de la Universidad La Gran Colombia, señala que las instituciones académicas deben tener programas que respondan a las nuevas necesidades del mercado y de los estudiantes.
"Cuando se tienen procesos muy lentos y es muy difícil que se aprueben programas innovadores porque en ocasiones no se entienden, en últimas no se están ofreciendo las carreras que la gente quiere estudiar. Además, las universidades se acostumbraron durante décadas a que había más demanda que oferta. Entonces, esto genera que las instituciones tengan unas estructuras demasiado grandes e insostenibles", indica Castro.
El rector, por ejemplo, dice que La Gran Colombia perdió, entre el 2016 y el 2018, más de 1.000 estudiantes porque en 20 años no habían creado nuevas carreras y tampoco tenían un programa en modalidad virtual.
"En el segundo semestre del 2019 logramos crecer en estudiantes nuevos en modalidad presencial un 7 por ciento e iniciamos con 100 personas en carreras virtuales. Todo esto porque nos dimos cuenta de que debíamos cambiar", continúa Castro.
Carlos Mario Lopera, experto en educación superior y director del Observatorio de la Universidad Colombiana, aduce un problema más grave. Según el experto, es clave que exista un ente regulador que se encargue de vigilar y dar cuenta de fenómenos como la baja en las matrículas. Sin este tipo de figuras, "no se dan respuestas a lo que esperan las nuevas generaciones", apunta.
De hecho, advierte que entre los jóvenes se está creando la idea de que no es necesario tener un título universitario para ganar dinero. "Instituciones de educación informal están capacitando gratis y solo cobran si el estudiante consigue trabajo. Youtubers, instagramers y gamers, sin estudios superiores, vienen ganando mucho dinero. Además, grandes empresas de tecnología del mundo están dando el mensaje de que no les interesa contratar o no a universitarios", indica el especialista.
Lopera agrega que el aumento en el valor de las matrículas, la duración de los programas (entre cuatro y cinco años) y los bajos salarios de los egresados son factores que complican la situación.
El viceministro de Educación Superior, Luis Fernando Pérez, va más allá y señala que una de las causas más significativas de este fenómeno es el cambio demográfico. "Las proyecciones de población del censo de 2005 mostraban para los últimos años una tendencia decreciente de la población entre 17 y 21 años, y los datos del censo 2018 lo confirman. Además, se podrían considerar factores como las preferencias hacia ofertas de aprendizaje que impliquen mayor flexibilidad y movilidad", enfatiza.
Para hacerle frente a la caída en las matrículas en las instituciones de educación superior, el viceministro señaló que es necesario "fortalecer las sinergias existentes, trabajar en equipo entre el Gobierno Nacional, los gobiernos territoriales, las instituciones de educación superior (IES) y el sector productivo, y avanzar hacia una oferta de educación superior pertinente".
Advierte sobre la importancia de que las IES ofrezcan planes académicos "más atractivos para los jóvenes y que promuevan el desarrollo de competencias acordes con las nuevas tendencias económicas, sociales y tecnológicas". Además, dice que el Gobierno es consciente de los desafíos que enfrenta el sector, y por eso “desde el Plan Nacional de Desarrollo se han definido una serie de estrategias orientadas a promover el acceso a una educación superior incluyente y de calidad, que promueva la equidad y el cierre de brechas".
EDUCACIÓN
Comentar