Diciembre y enero. Dos meses del año en los que sus finanzas personales pueden irse al traste. Por eso, es el momento de tomarse unas horas para poner en blanco y negro sus cuentas y planear a conciencia el vendaval de gastos que se vienen: novenas, reuniones con amigos, regalos, fiestas de fin de año, vacaciones, y luego matrículas, uniformes y útiles escolares.
“En realidad, es algo que se debe hacer a principio o mitad de año para ahorrar un poco pensando en esta temporada y para tener las tarjetas de crédito despejadas y no endeudarse mucho”, comenta Adriana Sacipa, administradora de empresas y asesora financiera.
Pero como sin duda no lo hizo con tiempo, hay que evitar el desastre. Lo ideal, recomienda la experta, es fijarse un presupuesto semanal para esta temporada festiva, porque es una verdad de a puño que va a gastar más de lo previsto en almuerzos, invitaciones, obsequios, transportes.
Revise cuánto, en realidad, puede destinar a estos gastos extras, teniendo en cuenta sus ingresos y gastos fijos. Y no caiga en el error de pensar que la tarjeta de crédito es ‘un dinero adicional’, que gracias al cupo tiene plata disponible.
Lo siguiente es respetar esa cifra. Si le alcanza para dos cervezas, son dos cervezas. “Es un tema de responsabilidad y prudencia”, afirma Sacipa.
Cuidado con esas frases que afloran con fuerza en esta época, y aunque tienen sentido, son un atentado contra su bolsillo. No se deje tentar por aquello de “para eso trabajo”, “trabajé duro todo el año, me merezco esto”, “está en descuento, hay que aprovechar”, “compro ahora y ya veré cómo pago”, “qué pesar con Fulano”, “cómo no le ayudo a…”.
Porque con la época, afortunadamente, también se alborotan la generosidad y la solidaridad, que también podrían planearse a lo largo del año y no dejarlas solo para el final. “Básicamente se trata de no comprar y gastar con la emoción y el corazón, sino con la cabeza”, enfatiza la asesora financiera. Y esto no es más que planear para ahorrar a lo largo del año, lo que se va a gastar a finales.
La prima es una gran aliada para esta época, si no la tiene ya comprometida. Sea que cuente con ella para esta temporada o le tenga una destinación específica, trate de ahorrar por lo menos el 10 por ciento de esta suma de dinero, ya sea para una inversión futura o para un gasto realmente imprevisto que lo podría dejar fuera de base.
Y, por último, ignore las ofertas de ‘gaste ahora y pague después’. El orden de los factores no afecta el producto: las deudas están ahí y hay que pagarlas con el mismo salario de siempre.
1. Utilizar la tarjeta de crédito la primera semana siguiente al día del corte es la mejor fecha para adquirir productos o pagar otras obligaciones. La razón es que el tiempo entre la fecha del gasto y el pago de la cuota de la tarjeta es más extendido y permite organizar mejor las cuentas.
3. Pagar a una cuota es una buena opción para evitar los intereses de financiación de la compra, que pueden duplicar el valor de lo adquirido si se difiere su pago a varios meses
4. Sin importar el cupo que disponga en la tarjeta de crédito, no lo gaste todo, mantenga una reserva para atender posibles emergencias o imprevistos.
* A la hora de usar la tarjeta de crédito, tenga en cuenta esta premisa: para definir la cantidad de cuotas, piense en la durabilidad o el tiempo de uso de lo que va a comprar, para que cuando se acabe la vida útil del producto o servicio que adquirió no siga pagando por eso.
* Si puede, más adelante pague más de la cuota mínima que cada mes le corresponde, para salir más rápido de esa duda y pagar menos intereses.
* No use más de dos tarjetas al tiempo.
VIDA MODERNA
Comentar