Estudiantes de varias universidades del país se han manifestado para pedir a las instituciones cambios en el pago de la matrícula de sus programas académicos, esto ante la actual emergencia sanitaria.
Las peticiones han sido diferentes dependiendo el grupo o la universidad, pero principalmente consiste en la reducción del valor de la matrícula del próximo semestre o la devolución total o parcial del periodo actualmente activo.
Uno de los casos más relevantes de las últimas horas es el de la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde un líder estudiantil se encadenó a la entrada de la sede principal del centro educativo.
Estudiantes de dicho centro universitario aseguraron a EL TIEMPO que en los últimos días se han venido organizando para exigir “matrícula cero” a la institución porque, aseguran, no cuentan con los recursos para continuar con sus estudios.
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“El valor de mi matrícula lo pago a cuotas con lo que me hago trabajando de manera informal. Ahora no tengo recursos, pero las cuotas siguen llegando y no tengo cómo pagar”, mencionó una alumna que prefirió no ser identificada. Y agregó: “Si no se hace algo, si no me ayudan a descontar, no podré seguir estudiando”.
Situación similar es la de otro estudiante de esta institución: “Este año estamos viendo tres semestres por el paro del año pasado. ¿De dónde voy a sacar para lo que falta si me quedé sin trabajo por la cuarentena?”.
Por su parte, estudiantes de varias universidades privadas de Bogotá, como El Rosario, Jorge Tadeo Lozano, Central, entre otras, se han agrupado para expresar su inconformidad con la modalidad virtual que sus respectivas instituciones se vieron obligadas a asumir por la emergencia.
De esta forma, en algunos de estos centros han pedido de manera reiterada que se les devuelva un porcentaje del valor de la matrícula pagada para el primer semestre de 2020, al considerar que pagaron por educación presencial y no virtual.
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“El problema es que yo pagué para tener contacto con los profesores, hacer uso de las instalaciones de la universidad. Pero como está la cosa, no me están brindando la calidad educativa por la que pagué más de cuatro millones de pesos. Las clases son más cortas de lo habitual, seguirlas por videoconferencia no garantiza que el profesor pueda enseñar igual de bien a antes”, señaló uno de los jóvenes.
Sin embargo, las universidades señalaron que esta medida no parece viable, ya que se trató de una contingencia que escapa al control de las mismas que se tomó para garantizar la salud de la comunidad educativa.
Otros alumnos, en cambio, solicitan que se baje el valor de la matrícula, dado que no se sabe cuándo se controlará la pandemia y ante la posibilidad de continuar con sus estudios en casa el siguiente semestre.
“Entendible que no devuelvan dinero de este semestre porque los cogió por sorpresa, pero para el próximo semestre se puede prever la situación. Entonces ahí sí deberían bajar los precios”, aseguró otro alumno universitario.
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Pese a esto, según Roberto Arango, experto en temas de educación superior, por más que el reclamo de los estudiantes frente a la calidad pueda ser justificado, no hay mecanismos para que las universidades reduzcan el valor de la matrícula:
“Acá tenemos un problema de forma. La cuestión es que estas universidades recibieron un registro calificado por parte del Ministerio de Educación, en este caso, para dar carrera de manera presencial. Esto implica que, por ende, ofrecen educación presencial y cobran educación presencial”.
El experto señala que, por más que no se haga uso de las instalaciones físicas, la metodología actual de las instituciones no puede considerarse como educación virtual:
“Actualmente el concepto usado por las universidades y el Ministerio no es educación virtual sino educación asistida por tecnología, o educación remota. Esto quiere decir que se busca replicar la experiencia presencial pero mediante canales digitales mientras se vuelve a las aulas. En cambio, cuando uno ve una carrera virtual, se trata de un aprendizaje más autónomo, muchas veces la interlocución con el docente es solamente por foros en línea y se enfoca más en el aprendizaje autónomo”.
Y añade: “Esto se puede ver claramente en universidades que ofrecen una carrera en las dos opciones. Quien estudia virtual lo hace de una manera muy diferente a quien estudia de manera asistida en la actual emergencia. Ejemplo básico es que en la primera no hay horarios de clase, en la segunda las clases siguen pero por videoconferencia”.
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