Siempre he pensado que en el aula de clase, la vida le pasa más rápido al profesor que a los estudiantes: cada semestre, los alumnos tienen la misma edad, entre 18 y 22 años, mientras que el profesor es más viejo.
Esta realidad nos brinda la oportunidad de desarrollar nuevas formas de educar, al tener que tratar con distintas generaciones. Y en este sentido, nada mejor que la innovación para lograrlo.
Este año, una egresada de Biología, Luisa Fernanda Lafaurie, cuyas dos pasiones son la repostería y la innovación social, nos buscó para promover, a través de sus redes, las iniciativas sociales que se dan en el ámbito de la universidad.
Hace un año, ella participó en la competencia HultPrize (hultprize.org) para estudiantes universitarios, en Boston, con su iniciativa Seed Group, que busca combatir la caries dental en los niños pobres utilizando goma de mascar con un componente que protege la dentadura en comunidades sin acceso a salud dental.
De esa experiencia concluyó que se necesitaban más apoyo y estrategias para resultar ganador en ese premio. Además, Luisa logró conseguir la alianza con la escuela de negocios Hult en Boston, organizadora de la competencia y cuyo reto este año es “aprovechar el poder de la energía para transformar la vida de diez millones de personas”.
Nuestra misión ha sido darle lineamientos y estructura a ella para que su pasión tenga un camino ganador, y también aprendizajes que le permitan formarse en innovación social para su vida profesional.
Su capacidad de mover y convocar en sus redes ha logrado activar a más de 100 estudiantes distribuidos en 26 equipos interdisciplinarios (medicina, ciencias sociales, biología, ingeniería) en el menor tiempo posible, para lograr presentar una propuesta colombiana, que presentarán en la edición 2018 del premio en Boston.
Como estas, hay infinidad de soluciones en las cuales la pasión de estos jóvenes encuentran oportunidades para cambiar realmente el mundo de manera innovadora.
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