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Educación

Directora del ICBF Antioquia: 'Caso Brayan era un cúmulo de atrocidades'

Roldán ha visitado distintas zonas de Antioquia para dar a conocer la labor del ICBF y brindar apoyo a los niños más necesitados.

Roldán ha visitado distintas zonas de Antioquia para dar a conocer la labor del ICBF y brindar apoyo a los niños más necesitados.

Foto:ICBF

Selma P. Roldán renunció afectada por casos atroces de violencia infantil, como el de Brayan Sierra.

Tras seis años de enfrentarse a miles de casos de abandono, maltrato y abuso infantil, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en Antioquia, Selma Patricia Roldán, de 57 años, renunció formalmente a su cargo.
Además de que ya cumple las condiciones para jubilarse, su salud se ha visto afectada por el impacto que le producen los aberrantes casos contra la niñez que conoce constantemente. El más reciente, el de Brayan Sierra, un bebé de un año y 7 meses de edad que padeció las peores formas de abuso, maltrato y dolor, y que falleció el viernes pasado.
Antes de entrar al ICBF, Roldán, abogada antioqueña, especialista en administración pública y con una maestría en derecho y negocios internacionales, había ejercido su profesión en las áreas jurídicas de entidades como Metrosalud y el Hospital General de Medellín. En el 2015 obtuvo el primer puesto en el concurso para dirigir la seccional Antioquia del Instituto y se metió de lleno en el cargo.
Cuenta que empezó a contemplar la idea de retirarse del Instituto a mediados del 2021, cuando se supo que en un jardín del ICBF en Medellín, administrado por otra entidad, un hombre abusó de al menos 20 niños menores de cinco años. A ese caso, que según Roldán fue la gota que rebosó la copa de su capacidad de aguante y le quita el sueño, se sumó el de Brayan.
La funcionaria, que permanecerá en el cargo hasta el 30 de agosto, cuando culmine el empalme y la entrega de informes de gestión, sostiene que el estrés generado por casos como este, con los que se involucra a fondo, la está afectando física y emocionalmente. Aun así, sostiene que su intención es seguir trabajando por la infancia, pero desde otros frentes.
En entrevista, Roldán cuenta su experiencia en este cargo y aporta su punto de vista sobre el maltrato infantil, que, asegura ella, está “totalmente desbordado” en Colombia.

¿Cómo llegó al ICBF?

Es una historia curiosa: en el 2015 mi mamá estaba viendo un noticiero en el que entrevistaban a la entonces directora del Instituto, Cristina Plazas; en ella comentó que se habían abierto concursos para los cargos de directores regionales de la entidad, entre ellos en Antioquia, y que la selección sería transparente. Mis papás me insistieron para que me presentara, pero yo tenía dudas, porque no soy política ni amiga de políticos. Pensé que no tendría posibilidad. Pero al final, cuando ya estaba cerrando la convocatoria, envié mis documentos. Y vea: quedé de primera en este proceso, incluso en la entrevista. De eso hace seis años. No pensé que duraría tanto, porque mis antecesores solo permanecían uno, dos, a lo sumo tres años en el cargo.

Es abogada y venía de un sector distinto al de la protección de la infancia. ¿Cómo fue esa primera etapa frente al Instituto?

En primera instancia, intenté entender la magnitud de todo lo que hacía el ICBF en Antioquia y del monto de los recursos que tendría que administrar, en favor de la primera infancia del departamento: casi medio billón de pesos. También empecé a ser consciente de la cantidad de problemas que afectan a los niños, incluso en el seno de sus propios hogares. Eso es muy duro.

¿Cuál fue el primer caso de este tipo que enfrentó?

Recuerdo que llevaba como mes y medio en la dirección de la regional cuando llegó el caso de un bebé de 20 días de nacido, que hacía parte de una familia que vino desde Manizales a una Feria de las Flores. El supuesto papá lo abandonó en la puerta del edificio del Instituto. Cuando se dio aviso, rápidamente un equipo atendió el caso y se puso en la tarea de intentar averiguar la procedencia del niño. En ese punto la nutricionista me alertó sobre el alto grado de desnutrición en el que estaba; fue necesario buscar la manera de hospitalizarlo, pese a que aún no habíamos formalizado su afiliación. Total: yo respaldé todo con mi firma. Le hice seguimiento diario al bebé, que en ese momento se llamaba Harold. Por su condición tuvo que ser internado en una UCI. Felizmente, fue adoptado por una familia maravillosa. Va a cumplir seis años.

¿En qué punto comenzó a sentirse desbordada por los dramas que atiende el Instituto?

A mediados del año pasado, cuando se supo que alias Manolo (Ismael Darío Lopera Tangarife), auxiliar de cocina de un Centro de Desarrollo Infantil (CDI) nuestro, que operaba el programa Buen Comienzo en el barrio Santa Cruz (Medellín), había abusado de niños menores de cinco años que eran atendidos allí. ‘Manolo’, que hoy está en la cárcel, quedaba a cargo de los niños cuando las agentes educativas estaban ocupadas o tenían que hacer diligencias; al cabo de un tiempo, algunos de ellos empezaron a mostrar signos de abuso, que las mamás detectaron y denunciaron ante la Fiscalía.

¿Cómo se enteró de lo que pasaba?

El Centro de Atención a Víctimas de Abuso Sexual (Caivas) me puso al tanto de lo ocurrido y me iba actualizando de lo sucedido. Primero eran dos las víctimas; luego, cuatro; después, seis... cuando me dijeron que ya iban en 16 los niños abusados, me desmayé en la oficina. Fue demasiado. No me cabía en la cabeza lo que había pasado con los niños, y a eso se sumó el estrés de querer llegar al fondo de todo esto, de lograr que se hiciera justicia, y las presiones de todos los costados. Fue una etapa dura, profesional y emocionalmente. Al cabo de eso empecé a tener problemas de salud.

¿Qué tipo de casos la conmueven más?

Todos... ver a un niño que llega al Instituto con una desnutrición tan severa que llora sin lágrimas, de aguantar hambre. Eso duele muchísimo... Ver los casos de niños que en lugar de ser felices, de estar jugando, son víctimas de abuso sexual... saber que su vida va a estar destruida o marcada para siempre es muy doloroso. Me han tocado niños fracturados por golpes, niñas de 11 años ya mamás o el caso de la semana pasada, de una familia campesina a la que grupos armados le arrebataron una niña de 13 años para llevársela al monte. ¿Se imagina lo asustada que estará? Parte el alma.

Por qué le impactó tanto el caso del bebé de año y medio, de Bello, fallecido hace unos días...

Se llamaba Brayan. Él llegó al Pablo Tobón Uribe muy mal. Tenía golpes tremendos en la cabeza que le causaron daños neurológicos, había sido víctima de abuso, tenía una desnutrición severa... Y supimos que fue utilizado para mendigar en la autopista Medellín-Bogotá. Llamé todos los días, a la espera de que el pronóstico cambiara, porque el bebé, tengo que decirlo, luchó por su vida. Se aferró a ella a pesar de que los médicos sabían que no había muchas posibilidades de que ganara esa batalla. Brayan era el cúmulo de todas las atrocidades. ¿Quién más indefenso que un bebé de un año y siete meses?

¿Esta fue la gota que rebosó el vaso?

Sí, ya no puedo soportarlo. Me afectó profundamente, a tal grado que me llevó a pensar en mi salud mental y física. Tuve, incluso, que consultar con el médico, que me dijo: ‘Tienes un estrés tan grande que puedes sufrir problemas graves de salud... un infarto, un derrame’. Soy casada hace 29 años; tengo dos hijos, y aún tengo a mi mamá, gracias a Dios, y a mis hermanos... tomé la decisión por ellos y para no sufrir más este dolor. No es lo mismo enfrentar estos casos un año o dos que seis años seguidos.

¿De qué tamaño es el fenómeno de abuso y violencia contra los niños en Antioquia?

Hoy tenemos más de 12.545 niños en procesos administrativos de restablecimiento de derechos, y de ellos, más de 5.042 son por delitos que se configuran como abuso sexual. Tener que descubrir que más del 80 por ciento de esos abusos se dan dentro de las familias es desgarrador. Y también duele mucho que la sociedad misma no asuma la parte que le toca en la protección de los niños.
Roldán siempre hace llamados a la gente, para que se involucre en la protección de los niños.

Roldán siempre hace llamados a la gente, para que se involucre en la protección de los niños.

Foto:ICBF

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, a la explotación de niños en mendicidad. El Instituto y la Alcaldía tienen unidades móviles recorriendo Medellín para detectar estos casos, y es lamentable darse cuenta de que más nos demoramos abordando y moviendo a niños que mendigan en un semáforo que otros llegando y ocupando el mismo espacio. ¡Incluso adultos con niños alquilados! Mi pregunta es: ¿el problema es de instituciones como el ICBF, que no obstante el esfuerzo y el empeño no dan abasto para abordar estos casos, o es de las personas que paran en los semáforos a darles limosna? El cuidado de los niños no es solo del Instituto, es de todos.

¿Cuál es el común denominador que encuentra en los casos de abuso y maltrato?

Hay varios. Además de la pobreza, que en muchos casos es disparador de estos casos, están otros como el embarazo adolescente. Hoy tenemos niñas de 10 a 14 años embarazadas o ya mamás; el año pasado se registraron en Antioquia alrededor de 680 casos de niñas menores de 18 años en embarazo, más de 200 de ellas entre los 10 y los 14 años. Cómo puede ser: son niñas que no acabaron de criarse y ya están cuidando niños, sin saber cómo hacerlo. A muchas de ellas ni siquiera les importan sus bebés, y constantemente tenemos que ir al rescate de pequeños encerrados solos en sus casas porque sus papás, que son unos niños también, están paseando o rumbeando.
El embarazo adolescente perpetúa un círculo de pobreza en el que también hay desamor, descuido y falta de sentido de familia. Se suman otros factores que empeoran las cosas, como el alto consumo de sustancias psicoactivas entre los adolescentes y los jóvenes.

¿Por qué en Colombia se maltrata y abusa tanto de los niños?

No hemos evolucionado en torno al entendimiento del concepto de menores de edad, como sujetos de derecho. Por eso ocurren los abusos, los maltratos, los castigos físicos... a los niños hay que mirarlos de tú a tú, no como objetos que están supeditados a los demás. Se desnaturalizó el concepto del menor de edad, de sentir que se trata de personas que requieren todo el apoyo, cuidado, amor, protección y respeto.

¿El maltrato infantil se desbordó en Colombia?

Totalmente. E insisto: se sigue creyendo que la responsabilidad de contener semejante drama es de entidades como Bienestar, y no. Es una obligación de todos.

¿Qué se puede hacer?

Somos muchos ya trabajando por los niños, y eso no ha evitado que sigan sometidos a toda clase de flagelos, desde el abandono y el abuso hasta el reclutamiento de grupos armados ilegales. Lo que yo le digo a la sociedad es: no tenemos que ser muchos, tenemos que ser todos. Como ciudadanos tenemos que ser vigilantes y capaces de visibilizar las situaciones de maltrato y abuso. Si alguien hubiera contado lo que le estaba pasando a Brayan, quizá no hubiera sufrido tanto.
SONIA PERILLA SANTAMARÍA - REDACCIÓN VIDA
En Twitter: @soniaperilla

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