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Educación

Poco ejemplo y demasiada politiquería / De tu lado con Álex

Los políticos deben ser lo que supuestamente quieren ver en el país.

Estamos en épocas electorales donde cada candidato supuestamente debe demostrar que tiene grandes ideas e iniciativas hipernovedosas que nos van a solucionar todos los problemas del país. Con arrogancia cada uno expone los errores de los demás sin hacer reflexiones sinceras propias. Se paran delante de millones de personas y prometen ser originales, inteligentes pero ante todo infalibles. Ellos son como Superman sin poder volar, Ironman sin el traje de acero y Spiderman sin telarañas superpoderosas.
¿Qué pasaría si nuestros candidatos dejaran de tratar de fingir ser superhéroes de pacotilla y más bien dieran ejemplo de los valores que supuestamente quieren para los ciudadanos de Colombia? Aunque los discursos sean perfectos si no hay comportamientos coherentes en los pequeños actos del cotidiano vivir, todo termina en retórica y palabras en el papel. Se habla de un país en paz pero no se puede hablar de ello si no somos tolerantes a la diferencia de opiniones e ideologías de los demás. Se pueden tener diferencias profundas y debatirlas pero sin faltar al respeto. La mejor demostración de un argumento sólido es poder defenderlo sin perder la capacidad de escuchar, negociar ni tener que llegar a insultos o bajezas.
Se habla de honestidad y transparencia pero esto no se logra si los que lo proponen no actúan con autenticidad. Esto implica demostrarle al mundo sus vulnerabilidades y demostrar que estos no los hacen débiles sino que por el contrario los hace humanos y confiables. La soberbia es un ego natural de los políticos porque creen que así inspiran miedo y respeto. Pero qué tal si nos dan entrada a sus verdaderas intenciones y confían en que los vamos a querer por lo que realmente son y no por lo que deben proyectar.
Se habla de promesas pero como un mujeriego experto que promete cielo y tierra porque sabe que jamás lo va a tener que cumplir, los políticos prometen y prometen sin parecer percatarse que han perdido toda credibilidad. Ojalá fueran como el verdadero enamorado y comprometido que se queda callado hasta que dice lo que siente y realmente hace lo que dice.
Se habla de alianzas políticas pero difícil enseñarles a nuestros hijos que “tengan cuidado con quien se rodean” si ellos le venden el alma hasta al diablo con tal de obtener más votos.
Ojalá los políticos antes de cualquier intervención, tuit o debate entendieran que ellos no solo están luchando por un puesto, sino que deben ser lo que supuestamente quieren ver en el país.
ALEXANDRA PUMAREJO
En Twitter: @detuladoconalex
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