"No podemos hacer locuras". Así respondió el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, ante la posibilidad de que sean condonadas en su totalidad todas las deudas de los usuarios del Icetex.
Sin embargo, destacó que esto no implica que no habrá condonaciones, sino que estas estarán focalizadas, especialmente hacia las personas que más lo necesitan, al estar en situación de vulnerabilidad, por poner un ejemplo.
Así lo expresó el ministro en entrevista con Yamid Amat para EL TIEMPO. El funcionario aprovecho para explicar cómo sería esa gran reforma al Icetex a la que le apuesta el gobierno del presidente Gustavo Petro.
¿En qué consistirá la gran reforma al Icetex?
Tiene dos partes: la primera, busca mejorar las condiciones de acceso por medio de tasas de interés razonables. La segunda, es una política de humanización que incluye algunas, subrayado ese algunas, condonaciones.
¿No se van a condonar todas las deudas?
No, eso es imposible. No podemos hacer locuras.
¿A cuánto asciende la deuda?
Aproximadamente 9 billones de pesos. Viene acumulada desde décadas atrás para 120.000 estudiantes. Fiscalmente es imposible.
¿Ni tampoco a estudiantes que por alguna razón no terminaron sus estudios?
Vamos a condonar las deudas de 57 mil jóvenes beneficiarios de créditos condonables que, por razones burocráticas, no se habían condonado. También de tres mil estudiantes de Ser Pilo Paga que no culminaron los programas en los que se inscribieron inicialmente. Así mismo, vamos a condonar 30 por ciento de las deudas a 5 mil estudiantes sujetos de especial protección constitucional. Para este fin tuvimos que conseguir 40 mil millones. Encontramos desfinanciado este programa de condonación. Si usted condona toda la deuda en bloque, ¿quién vuelve a pagar un crédito educativo en Colombia? Nadie. Eso tendría un efecto devastador sobre el sistema mixto de educación superior en Colombia.
¿Se aplicará alguna medida coercitiva contra los deudores?
No me gusta esa palabra. Hablé de humanización. Los estudiantes quieren cumplir, saben que tiene una obligación, lo hacen sin coerción, a conciencia, porque saben que con los recursos pagados van a financiar a otros estudiantes.
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