Los primeros días, meses y años de vida de un hijo son fundamentales para el resto de su vida, sí, la del niño y la suya. Todo lo que se haga en estos años de desarrollo y crecimiento determinarán gran parte del futuro de su hijo o hija, y su relación con ellos.
De 0 a 6 años, es la etapa de modelar, enseñar, inculcar, mostrar, explorar. Y los niños son como esponjas que absorben todo, principalmente por imitación. De ahí que el ejemplo que usted les dé será siempre una guía de comportamiento para ellos ahora y en el futuro.
Es el tiempo de construir hábitos, gustos, pautas de crianza, rutinas, disciplinas.
Toda actividad es un aprendizaje para ellos, por lo que hay que aprovechar el tiempo compartido. Música, deportes, lecturas, manualidades, alimentos... es el momento de alimentar todas esas cosas que les quiere inculcar.
El juego es clave para lograrlo, no es solo un momento para compartir sino una herramienta para interactuar y enseñar, y así promover el desarrollo cerebral, emocional, la motricidad, el lenguaje.
Muchos papás se pierden esta etapa por la dedicación al trabajo. Claro, ellos están construyendo su carrera, haciendo su capital y se concentran en ello. Sin embargo, este tiempo es difícil de recuperar y esa ausencia podría sentirse en las siguientes etapas.
Actividades: cada labor del día puede ser aprovechada para, de manera divertida, aprender algo. Si se van a ordenar los juguetes, hacerlo por tamaños o colores. Guardar el mercado puede ser una ocasión para clasificar las cosas, lo mismo que meter la ropa a la lavadora. Si se preparan sánduches, se puede desarrollar la motricidad ayudando a armarlos.
Es ideal inventar cosas juntos, usar la imaginación y la creatividad utilizando lo que se tiene a la mano, no necesariamente comprar todo hecho (juguetes y juguetes). Se pueden crear historias, juguetes, cocinar, armar, cortar y pegar, dibujar... Que cada momento sea una experiencia para los dos.
Entre los 7 y los 14 años, los niños viven una etapa en la que quieren conocerse a sí mismos, saber de qué con capaces, ir definiendo lo que les gusta (entre todo lo que le han enseñado sus padres), relacionarse con el ambiente que los rodea y se da su desarrollo sicosexual.
Descubren cómo es bañarse y vestirse solos, hacer tareas, elegir qué hacer. “Como papás, debemos ser sabios en ayudarles a usar las pautas y herramientas que les dimos antes, durante el tiempo compartido, para que sepan medirse, involucrarse, reaccionar, definir... Hay que darles libertad de ser sin dejar de corregir”, comenta la sicóloga Alejo.
Actividades: competir sanamente: quién se viste más rápido, quién llega primero, quién organiza en menor tiempo... Es el momento de fomentar las actividades por las cuales ha mostrado más interés y acompañarlos a explorarlas.
La llegada de la adolescencia aterroriza a los padres y tienen mucha razón. Pero gran parte de cómo sea la relación entre los 12 y los 16 años (o más) dependerá de lo que les hayan enseñado y construido en las etapas anteriores.
Hay que partir de que en estos años, su hijo ya actúa de forma independiente, con gran parte de las herramientas que le haya dado antes.
La imitación ya no es la forma de relacionarse, por el contrario, sus hijos querrán enfatizar sus propios gustos, opiniones, personalidad y forma de actuar. Ya han elegido y descartado muchas cosas que usted les mostró y enseñó.
Por eso, en esta etapa, el papá debe tener la habilidad de conectarse con esos gustos, así no sean los mismos, de entender la diferencia y buscar puntos en común para compartir.
Actividades: el gusto por los deportes, los idiomas, la música y la literatura que eligió su hijo pueden ser buenos momentos para compartir.
La tecnología y los videojuegos son un grandes puntos de unión, así como los viajes y nuevas experiencias que para los dos impliquen novedades.
EL TIEMPO