Es claro que la adolescencia suele ser, para padres e hijos, una etapa de transición, pues básicamente es el paso entre la niñez y la edad adulta, durante la cual se tiene la gran tarea de buscar una identidad propia; en otras palabras: dar paso a la personalidad.
Ocurre desde el inicio de la pubertad y dura hoy en día hasta casi los 28-30 años cuando ya sean independientes. La adolescencia es la etapa de mayor vulnerabilidad debido a la inseguridad promovida por tantos cambios simultáneos, por lo tanto, la labor más importante de los padres es promover en los adolescentes la seguridad y la confianza en sí mismos, lo que se puede traducir en una autoestima positiva.
Por otro lado, la tarea de un adolescente es saber cuál es su nueva identidad, todo lo que hace y dice tiene que ver con la búsqueda de ello. Además, hay varios cambios que ocurren durante la adolescencia como son los físicos, los cuales se caracterizan por un crecimiento abrupto, ejemplo: la estatura, engrosamiento de las facciones y el crecimiento de las extremidades.
De igual manera existe el desarrollo intelectual, el cual le permite al adolescente pensar de manera más abstracta y analítica, y a nivel social se empieza a notar el interés por relacionarse con los del otro sexo. A nivel emocional, hay estados de ánimo cambiantes debido a las alteraciones hormonales y existe también una excesiva conciencia de sí mismo.
La siguiente es una guía para ayudar a los padres a acompañar y orientar a sus hijos en esta etapa de una manera menos traumática y más amable, así padres e hijos aprenderán juntos:
1. Cuanto más seguro los padres hagan sentir a un adolescente, menor será su rebeldía y agresividad. Esto se logra aceptándolo como es en cada momento de la vida.
2. La cantaleta de los padres es entendida por los adolescentes como una falta de confianza en ellos.
3. Las angustias emocionales de los adolescentes impiden su concentración en las tareas académicas.
4. Una filosofía religiosa importante le da sentido al adolescente y apoya su necesidad de aceptación y amor.
5. El rechazo de los padres promueve la hostilidad por parte de los adolescentes. Los insultos y las críticas hieren gravemente y perduran más si proceden de un padre.
6. Los adolescentes cambian abrupta y continuamente: un momento son niños y otros son adultos. Se debe manejar esto lo mejor posible sin ridiculizarlos.
7. A través de sus sueños y fantasías -‘echando globos’-, los adolescentes alivian su tensión
y practican sus conductas.
8. La aceptación de los amigos y demás adolescentes es una meta muy importante para ellos. Ser parte de un grupo les da sentido de identidad. Para ellos, los amigos son más importantes que su familia. Esto es pasajero.
9. El adolescente se rebela, no tanto por desafío a sus padres, sino por experimentar su identidad y autonomía.
10. No tome las pataletas y los insultos de manera personal.
11. El adolescente no sabe lo que quiere ser, pero sabe perfectamente lo que no desea. Está continuamente bombardeado por una serie de impulsos y emociones que ni conoce ni sabe manejar. Tenga paciencia e indíqueles el camino a seguir. Claro está, con el adolescente, a veces, hay que negociar.
12. Acuérdese que la adolescencia tiene principio y final. Es importante fomentar el respeto y la confianza aunque sea difícil, en ocasiones. Es importante enfocarse en lo que el adolescente hace bien para así lograr una relación más armónica.
13. Haga un compromiso con el adolescente de cooperar y participar de manera equitativa en la solución de conflictos.
14. Permítale trabajar sus metas individuales aunque usted no esté de acuerdo con ellas. Póngase en la situación de él y trate de entender su punto de vista para así tener un diálogo constructivo.
15. Respete a los adolescentes y trátelos como personas con derechos iguales. En la medida que desarrollen una relación basada en el respeto mutuo, establecerán mayor confianza entre ustedes y estarán menos interesados en negar los derechos de la contraparte.
16. Concéntrese en el comportamiento positivo del adolescente. Tome nota de los esfuerzos, contribuciones y de cualquier acto de cooperación y déjele saber su reconocimiento. Minimice los errores. Así logrará mejorar su autoestima.
17. Acepte a su adolescente tal como es haciendo a un lado sus expectativas. Su aceptación le ayudará a sentirse a gusto consigo mismo y a lograr lo que se propone.
18. Ayude a su adolescente a que se vuelva responsable dándole compromisos y esperando un comportamiento responsable. No haga por él nada que pueda hacer por sí mismo. Acompáñelo.
19. Permita que el adolescente aprenda de las consecuencias lógicas que trae la vida. Por ejemplo: si va mal en el colegio, lo lógico es que no se distraiga con el mundo tecnológico tanto, porque no le permite dedicarse a sus tareas escolares. Él aprende de las consecuencias de sus actos cuando gana o pierde privilegios.
20. Tenga el coraje de ser imperfecto. Reconozca sus propias limitaciones y no se exija más de lo que le es posible dar. Al mismo tiempo, estimule a su adolescente a que tenga el valor de ser imperfecto y que aprenda a vivir con sus limitaciones.
21. Dé a conocer claramente sus valores y creencias pero no trate de imponerlos a sus adolescentes. Sermoneando y obligando solo logra rechazo y resistencia.
22. Desarrolle normas y expectativas razonables. Es muy importante que sirva de ejemplo. Los adolescentes aprenden más de lo que hacen sus padres que de lo que dicen.
23. Escuche con cuidado lo que dice su adolescente. Trate de comprender sus sentimientos y emociones, pues usualmente, él las actúa y no tiende a verbalizarlas con exactitud.
Annie de Acevedo
Psicóloga y educadora
Especial para ‘ABC del Bebé’