Han pasado, en algunos casos, más de dos meses desde el momento en que los niños dejaron sus cuadernos, libros y uniformes para dedicarse a descansar y disfrutar de las vacaciones navideñas y de fin de año.
Ahora, más de 10 millones de estudiantes –según cifras del Ministerio de Educación– están de regreso a clases. Este momento puede ser emocionante y estresante al tiempo: los niños verán a sus amigos, estrenarán libros y útiles, pero se rompe la rutina con la que venían: en vez de levantarse un poco más tarde, deberán levantarse temprano, en vez de jugar, tendrán que estudiar buena parte de su tiempo en casa y prepararse para los exámenes, y distanciarse –en muchos casos– de sus familias.
Esa combinación de emociones durante el retorno al aula tras el largo periodo de descanso se asocia también con episodios de angustia, miedo, inseguridad o estrés; sentimientos que podrían, incluso, afectar la salud.
Este comportamiento se conoce como el síndrome posvacacional. Los expertos difieren en torno a si se trata o no de una enfermedad. Y además, no está reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, es frecuente que se manifiesten alteraciones del sueño, fatiga, pérdida de apetito, estreñimiento y dolores de cabeza.
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Según Claudia Jiménez Chacón, psicoterapeuta clínica de familia y promotora de buen trato, estos síntomas son considerados reacciones readaptativas, que pueden sufrir desde niños hasta adultos y suelen durar tres días o una semana. La experta asegura que “si continúan más tiempo, es importante que se busque ayuda profesional para establecer si está pasando algo más”.
El rechazo al cambioGeneralmente, los más afectados por el regreso a clases son los estudiantes tímidos, introvertidos e inseguros, afines a ambientes muy protectores.
“Por ejemplo, cuando la mamá, pendiente de todo, trata hasta de empacarles la maleta”, explica Jiménez Chacón, y agrega que estos estudiantes no generan la misma autonomía, por lo que en el momento en el que se enfrentan a los cambios, se pueden resentir mucho más.
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Actitud positivaEntre cierto grupo de padres también predomina la actitud negativa frente al comienzo de la etapa escolar. Y hay quienes les suelen decir a los hijos cosas así: “Vas a tener que estudiar mucho, no voy a permitir que pierdas tanto tiempo como el año pasado ni saques malas notas”.
Ante esto, la experta Juana Chacón Rojas, psicopedagoga y directora del Liceo Campestre Freinet del Norte (Bogotá), dice: “Los padres deben generar curiosidad y motivación acerca de todo lo nuevo que va a aprender este nuevo año, como también respecto a los amigos con los que se va a reencontrar o va a hacer en el nuevo año escolar”.
Retomar hábitosPara integrar nuevamente los hábitos y rutinas, es recomendable, según las expertas consultadas, que una o dos semanas antes de entrar al colegio los padres empiecen a preparar a sus hijos de manera paulatina.
Es decir, que cada vez se vayan despertando más temprano, que empiecen a comer a las horas en las que suelen hacerlo en el colegio. Incluso, es conveniente que retomen y repasen los textos escolares del año pasado; pero no en exceso, porque igualmente siguen en vacaciones.
Cuando se presentan ciertos síntomas de rechazo al retorno a clases, es común que algunos padres decidan llevarlos al colegio en lugar de dejar que lo hagan en la ruta escolar. Se trata de una conducta equivocada, pues así el proceso de readaptación será más difícil y largo.
Las expertas coinciden en afirmar que la principal recomendación a los padres es que deben tener paciencia y entender que es normal que los niños sientan ansiedad y temor. Y recalcan que es fundamental animarlos y darles seguridad.
SIMÓN GRANJA MATÍAS
Redactor de EL TIEMPO