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Educación

Dos profesoras que usan el arte para revolucionar la educación

Por medio de la creación artística se generan emociones y por lo tanto se facilita el proceso de aprendizaje. María Acaso en la imagen en una de sus actividades.

Por medio de la creación artística se generan emociones y por lo tanto se facilita el proceso de aprendizaje. María Acaso en la imagen en una de sus actividades.

Foto:Cortesía Clara Megías

Crearon un novedoso modelo que utiliza las experiencias artísticas para cambiar la forma de enseñar.

¿Una sandía puede reemplazar un libro de texto? Ese es el tipo de cuestionamientos que se hacen María Acaso y Clara Megías, profesoras universitarias españolas y creadoras de una nueva metodología pedagógica que llamaron Art Thinking y propone una nueva forma de la educación.
La idea surgió cuando María, quien dictaba clases de la manera convencional, llevó una sandía al salón de clases de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. La reacción de los estudiantes fue de sorpresa. La historia, explica Clara, es un ejemplo sencillo de cómo se puede generar una experiencia estética y de extrañamiento en el aula de clase.
Después de ese experimento, María y Clara –quienes se conocen desde hace más de 14 años– decidieron que debían buscar la forma de cambiar la educación generando ese tipo de sensaciones en los estudiantes: la curiosidad, el descubrimiento, la duda, la indagación.
Además, ambas –formadas como licenciadas y también como artistas– conocen de cerca las problemáticas de la educación contemporánea, sobre todo que sigue siendo la misma desde décadas atrás.
Así que, según explica Clara, quisieron desarrollar un proyecto en el que por medio de las artes se propone transformar el sistema educativo. De ahí surgieron Art Thinking y un libro que publicarán este año con el título de ‘Art Thinking: Transformar la educación a través de las artes’.
Para ello se basaron en los descubrimientos de la neuroeducación, disciplina que echa mano del conocimiento aportado por los estudios sobre el funcionamiento del cerebro para ayudar a los niños a aprender. Y lo que dicen es que para que se produzca el aprendizaje es necesario generar emociones.
Según Clara –en resumen–, la propuesta consiste en usar el arte en la educación y generar placer de aprender, despertar curiosidad, emociones. Además, es una pedagogía que se puede usar para la enseñanza de cualquier asignatura: ciencias, matemáticas, lengua, inglés, y demás.
La experiencia de la sandía y de lo que envuelve Art Thinking es una más del movimiento Pedagogías Invisibles, del que son fundadoras y que está empezando a llegar a otros países, incluido Colombia, donde, por ejemplo, en el 2015, en Medellín, realizaron las charlas Arte+Educación durante la feria de arte contemporáneo Arco. Y su propuesta pedagógica ha sido reseñada por medios internacionales como ‘El País’ de España.
María dicta charlas TED, y con Clara, desarrollan talleres en universidades, colegios, instituciones educativas de diversos tipos y cursos para particulares, inclusive para padres. “Los padres son los principales educadores y pueden crear experiencias artísticas de aprendizaje en su casa, en el parque, en la piscina, etc. Cualquier elemento cotidiano puede ser un material creativo y cualquier tema puede convertirse en un proyecto artístico”, dice Clara.
Clara Megías, en la imagen muestra un detonante de aprendizaje en la Escuela de Educación Disruptiva de Fundación Telefónica.

Clara Megías, en la imagen muestra un detonante de aprendizaje en la Escuela de Educación Disruptiva de Fundación Telefónica.

Foto:Cortesía Clara Megías

¿Cómo aplicarlo?

La lección debe comenzar con una provocación, como la de la sandía. Es decir, algo que sorprenda a los estudiantes, que desde un principio los lleve a cuestionar: ¿por qué está eso aquí? Esto se puede hacer tanto en un salón de clases como en la casa.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si un día, a la hora de ayudarle a estudiar a su hijo, crean una obra de arte en torno al tema que está desarrollando? Lo que dicen Clara y María es que, de esa forma, el niño tendrá mayor retentiva sobre el conocimiento.
El Art Thinking utiliza dinámicas, imágenes y objetos distintos que suelen estar en el arte contemporáneo. Por ejemplo, elementos cotidianos en lugares en los que no suelen estar.
La clase o la actividad deben tener nombre publicitario, o sea que sea llamativo y atractivo para los estudiantes. Una de las clases de María se llama ‘¿Por qué tengo una zanahoria en el bolso?’. Los conceptos deben enlazarse creativamente. Por ejemplo, en clase de física se puede representar una obra artística de contrapesos para que los estudiantes entiendan mejor los conceptos de peso y gravedad, analizando la obra.

Los cuatro ejes

El Art Thinking tiene cuatro puntos básicos:
1. Arte que genera sorpresa: el arte invita al espectador a preguntarse cosas, a interpretar y encontrar el significado de la obra según su percepción personal. Se genera así pensamiento divergente, que está muy relacionado con cuestionar la verdad. “El arte contemporáneo nos abre nuevas posibilidades, genera pensamiento crítico tan necesario hoy en día”, explica Clara.
2. Placer en la educación: Cuando se habla de usar el arte en la clase o en la casa, quiere decir que los profesores o los padres la hagan, creen experiencias artísticas. “De esa forma se genera un tipo de aprendizaje sexi, divertido, experiencial, muy basado en el disfrute”, afirmó Clara, y agregó que cree que la mejor manera para que se aprenda es que los alumnos disfruten hacerlo.
3. Creadores de conocimiento: reivindicar que tanto los profesores como los alumnos son creadores de conocimiento si se empoderan como artistas. Al crear sus obras potencializan su conocimiento, se sentirán más satisfechos a que si se limitan a transmitir información. “Los profesores tenemos que ser conscientes de que los alumnos no son simples receptores sino agentes activos”, dijo Clara. Esta metodología sirve para enseñar cualquier materia. “Los artistas hacen arte para aprender sobre algo que les interesa”, resumió.
4. Trabajo por proyectos: la idea del artista romántico, bohemio, no tiene nada que ver con la forma como se trabaja hoy en día con el arte. Casi ningún artista lleva obras por sí solo. Se trabaja en conjunto, con colectivos.
SIMÓN GRANJA MATIAS
Redacción VIDA / EDUCACIÓN
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