Fue en el año 2001 que la entrenadora estadounidense de yoga, Suzi Teitelman, la creadora de esta práctica, con el fin de que las personas y sus perros pudieran no solo pasar tiempos juntos, sino también ejercitarse.
Poco a poco se fue volviendo muy reconocida en Europa gracias a Mahny Djahanguiri, profesora certificada en yoga para niños y adultos de la ‘British Wheel and Yoga Alliance’ quién en 2012 fundó su propia marca de doga, ‘Dogahmany’. Desde entonces, Mahny se ha dedicado a impartir clases de doga, con un método que busca romper el antiguo método del yoga y en cambio, enfocarse en trabajar en el sistema nervioso central tanto del dueño como del perro.
En Colombia, Joyce Hernández, instructora de hatha yoga básico y avanzado, certificada por la Universidad del Externado en Colombia, comenzó a practicar y enseñar doga hace 8 años cuando realizando sus prácticas matutinas de yoga en un parque cerca a su casa, notó como mientras practicaba, Kira, su perrita, comenzó a meterse solita en las posturas que ella realizaba. Allí fue cuando investigando se dio cuenta que existía el doga.
Desde entonces, Joyce ha trabajado con Canicross Colombia, dictando clases de doga, además de realizar clases personalizadas.
Cuando se escucha yoga para perros, se cree erróneamente que la mascota al igual que el dueño debe realizar las posturas comunes de dicha disciplina, sin embargo, “Al momento de realizar el doga, no es la mascota la que realiza la postura, es el dueño, quién mientras la lleva a cabo va integrando al animal en la práctica generando contacto con él, puede ser tocándolo con una mano, acariciándolo, etc.”, dice Joyce, de tal forma que ambos vayan conectándose y sea el perrito quién decida donde ubicarse.
De esta forma, el dueño del perro no necesita tener un conocimiento avanzado en yoga, solo requiere que sepa algunas posturas básicas que considere que se adaptan bien a él y con las cuáles sería fácil integrar a su mascota.
Cabe destacar que para realizar esta práctica, no es necesario ningún material en específico, pues para el yoga solo se necesita el cuerpo; sin embargo, suele usarse un tapete para mayor comodidad.

Esta postura neutra, permite que se pueda realizarle masajes a la mascota y que así mismo pueda entrarse en confianza con esta.
Daniela Gallo
Esta postura, que no tiene ningún nombre en particular, permite que al estar de pie tanto la mascota como su dueño se puedan estirar. Además se puede alzar al perro en un ejercicio que representa confianza y que genera un espacio ideal para realizarle masajes.
'Malasana’ con torsión
A través de esta postura se busca transmitirle energía celestial a la mascota.
Daniela Gallo
Con una mano en el corazón del perrito y la otra extendida hacia el cielo, se busca establecer una conexión con lo divino, con la intención de recibir energía saludable que se transfiere al cuerpo de la mascota con la mano que se encuentra apoyada sobre el animal.
‘Salutation’
Aquí se busca realizar un ejercicio de confianza y unión con el perrito.
Daniela Gallo
En esta postura del doga, donde los pies tanto del animal como del amo se encuentran en la tierra, y la mente y el corazón en dirección hacia el cielo, se busca realizar un ejercicio de confianza y de conexión en el que se pretende encontrar un momento de calma y unión.
‘Sukhasana’
El sukhasana es una postura fácil del yoga y permite que la mascota aproveche el espacio que tiene para que su dueño pueda masajearla.
Daniela Gallo
A través de esta postura simple del yoga, el perrito puede ubicarse delante, detrás, a la derecha o a la izquierda del amo. Aprovechando el espacio y momento de meditación, es ideal acariciar el cuerpo, la cabeza, las orejas y las paticas de la mascota.
BeneficiosEl médico veterinario de la Universidad de la Salle, Néstor Calderón, destaca que el doga genera muchos beneficios a ambas partes a la hora de realizarlo, sin embargo, resalta que el beneficio para el animal “siempre depende de la técnica que se lleve a cabo en el y del conocimiento que tenga la persona que la realiza sobre este.” Además, enfatiza en que si la persona o perro que vaya a realizar este método presenta alguna condición física por la que pueda verse afectado, es mejor tener precaución al llevarla a cabo, o simplemente no realizarla.
1. Fortalece el vínculo entre la mascota y su amo.
2. Contribuye a reducir los niveles de estrés del animal.
3. En las personas mejora sus relaciones sociales.
4. Permite que tanto el animal como su amo encuentren un estado de relajación.
DANIELA GALLO