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Vida

Algunos comportamientos que alimentan la indisciplina ante el covid-19

El Gobierno permitió ingresar a los parques usando tapabocas, pero algunos ciudadanos están infringiendo la medida.

El Gobierno permitió ingresar a los parques usando tapabocas, pero algunos ciudadanos están infringiendo la medida.

Foto:Vanexa Romero

Autojustificación y negación, mecanismos que hacen que terminemos afectando a los demás.

Gente que hace fiestas, que va a asados o que sale a la calle sin mascarilla, o la lleva en el cuello, son escenas de las que todos fuimos testigos en los periodos de cuarentena más estrictos. Y ahora que el país entra en una etapa en la que la responsabilidad de todos y cada uno va a ser vital, EL TIEMPO le pidió a varios psicólogos su explicación de qué hace que en medio de una pandemia de esta magnitud haya gente que se arriesgue a sí misma, a su familia y a todos los que los rodean con comportamientos que van en contra de todas las recomendaciones sanitarias.
El caso de España –converti-da hoy en una suerte de isla dentro de Europa por los fuertes focos de rebrote de covid-19 en su territorio– ha puesto sobre la mesa cuán peligroso puede llegar a ser esto. El siguiente es un viaje por algunos de los mecanismos que pueden ‘activarse’ dentro de nuestra cabeza y hacer que nos comportemos en contravía de lo que el momento exige.

Autocontrol e impulsividad

Para Andrés Pérez, doctor en Psicología y profesor de la Universidad del Rosario, lo primero que hay que entender es que existen comportamientos autocontrolados y comportamientos impulsivos.
Mientras que las personas autocontroladas tienden a seguir las reglas porque “tienen clara la perspectiva de los riesgos a largo plazo” y, por lo tanto, deciden tomar las medidas de prevención frente al virus, los impulsivos “están más orientados al logro de un beneficio inmediato”, lo cual implica “una gran miopía sobre las consecuencias a largo plazo de las acciones que llevan a cabo”.
Este psicólogo explica que nuestros comportamientos están determinados por múltiples factores: hereditarios, de crianza y culturales, entre otros. Los factores de crianza y educación en el entorno familiar son muy importantes porque son la base sobre la cual se construye el resto.
“El desarrollo individual se combina con la educación y la cultura que nos rodea”, afirma Pérez para subrayar que los factores socioculturales no son para nada un tema menor. “Hay culturas –continúa– más reguladas o colectivistas que se orientan hacia las reglas y su cabal cumplimiento (y donde se castiga muy fuerte, en términos sociales, el no cumplir la norma), y culturas más permisivas, en las que es fácil violar las normas (e incluso se valora y aplaude como un rasgo de viveza). Y también hay culturas individualistas extremas, como es el caso de EE. UU., en donde se ha cuestionado el uso del tapabocas bajo el argumento de la defensa de los derechos individuales, pese a implicar un alto riesgo para la salud pública”.
Para el caso de América Latina en general, y de Colombia en particular, lo que predomina –dice el profesional– es una tendencia a “una falta de cohesión social y de no seguimiento al pie de la letra de las reglas... Estamos más bien acostumbrados a buscarle el atajo a cualquier norma. Y esto hace que unas personas sigan más las reglas que otras”.

La negación

Entre las conductas impulsivas está también la negación. “Negar (la gravedad de la situación o la posibilidad de ser contagiados) nos disminuye la ansiedad que provoca la pandemia. Pero esta es una conducta impulsiva, porque está guiada por la consecuencia inmediata, aunque, desde luego, nos esté generando un enorme riesgo a largo plazo”, señala Pérez.
En esta misma dirección, los psiquiatras Rodrigo Córdoba y Olga Albornoz afirman que la negación es un “mecanismo de defensa” que se presenta en situaciones adversas como la actual. “Las personas no quieren aceptar que esto existe, y optan por desconocer los riesgos porque se sienten fuertes, sanas o jóvenes, o porque no le dan valor a la enfermedad”, señala Córdoba.
“La negación –añade– es un mecanismo de defensa inconsciente, adaptativo y automático”, una forma de adaptarse a las situaciones difíciles. A lo que la psiquiatra Albornoz añade: “La negación es uno de los mecanismos de defensa más primitivos” que tenemos. Y explica: “El inicio de cualquier duelo comienza por la negación, pero si uno se queda ahí, si no logra superarlo y se vuelve permanente, es muy grave”

Racionalizar para justificar

Hugo Mastrodoménico, psicólogo de la Universidad Nacional, considera que otro mecanismo de defensa mental frente a la pandemia es la autojustificación aparentemente racional de acciones impulsivas, como lo es salir de la casa cuando en realidad no es necesario.
Las personas “se justifican para manejar el miedo”, pero esto puede llevar a la gente a “tomar riesgos, ser arrogantes e incluso negar el miedo. Una conducta adolescente, pero que también está presente en los adultos”, sostiene.
Los expertos coinciden en que este tipo de comportamientos son inconscientes y automáticos, por lo que “siempre son más fáciles de ver en los demás, pero muy difíciles de ver en uno mismo”, señala el psicólogo Mastrodoménico.

Responsabilizar a los otros

Otro mecanismo de autoengaño muy frecuente en estos casos es delegar la responsabilidad de nuestros actos en otros, directa o indirectamente: un fenómeno que se puede analizar desde lo que se conoce en psicología como ‘locus (lugares) de control interno y externo’.
En las etapas iniciales de la nuestra vida, buena parte de lo que hacemos está sujeto al control y aprobación de nuestros padres y familiares, pero la idea, dice Pérez, es que a medida que crecemos “la maduración psicológica nos vaya permitiendo pasar a un locus (lugar) de control interno, más asociado con el autocontrol”.
“Es mucho más fácil atribuir la responsabilidad de algo a otros, pero es muy infantil. Si una persona adulta no tiene control sobre sus actos o no asume plena responsabilidad de ellos, es porque falla algo, porque no ha madurado”.
Y en la práctica esto se refleja claramente cuando culpamos a la alcaldía, al Gobierno, al Ministerio de Salud o a una norma de cosas que en realidad ocurrieron (o no ocurrieron) por culpa nuestra. Es la negación de la responsablidad individual, algo que en situaciones como la actual puede hacer mucho daño al conjunto de la sociedad.
SERGIO DAZA
Redacción Domingo
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