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Ciencia

Villa de Leyva, entre los lugares más importantes de la geología mundial

El ‘Monquirasaurus boyacensis’ (antes conocido como ‘Kronosaurus boyacencis’) un gigantesco reptil marino carnívoro que vivió en los mares que inundaron lo que hoy es Villa de Leyva.

El ‘Monquirasaurus boyacensis’ (antes conocido como ‘Kronosaurus boyacencis’) un gigantesco reptil marino carnívoro que vivió en los mares que inundaron lo que hoy es Villa de Leyva.

Foto:Juan de Dios Parra Ruge

El Ricaurte Alto y el Nevado del Ruiz son dos de los 100 sitios de patrimonio geológico del mundo. 

La Tierra ha existido por más de 4.500 millones de años. De todo ese tiempo, los seres humanos solo hemos estado en ella desde hace unos 300.000. La historia de los miles de millones de años en los que no estuvimos por este vecindario está escrita en las rocas, una herencia que va desde los fósiles de las plantas y animales que alguna vez poblaron el planeta hasta los paisajes que vemos a diario, donde ríos, montañas y valles también hablan de cómo este escenario se transformó de uno tóxico y corrosivo —donde la vida era imposible— al único donde, hasta ahora, hemos encontrado evidencia de vida.
Como una forma de exaltar el valor de lugares icónicos que alrededor del mundo han permitido a los científicos conocer más sobre la evolución de la Tierra y de sus habitantes, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por su sigla en inglés) con el apoyo de la Unesco y de científicos e instituciones relacionadas con las ciencias de la Tierra seleccionaron por primera vez los 100 sitios de patrimonio geológico a nivel mundial.
En el listado hay dos lugares de Colombia. Uno de ellos es el yacimiento paleontológico de Ricaurte Alto, en Boyacá, una región que incluye municipios como Villa de Leyva, Sáchica y Sutamarchán, donde se han dado valiosos hallazgos de fósiles de reptiles marinos ya extintos. El otro es el volcán Nevado del Ruiz, uno de los más estudiados de Suramérica para temas de prevención de amenazas.
Entre los expertos que participaron en este proceso de selección también se destaca una colombiana. La geóloga Marcela Gómez, coordinadora del Museo José Royo y Gómez del Servicio Geológico Colombiano. EL TIEMPO habló con ella sobre la importancia de Colombia para las ciencias de la Tierra y sobre el buen momento que vive la paleontología en el país.
La paleontóloga Marcela Gómez se ha especializado en el estudio de reptiles marinos. Es la coordinadora del Museo José Royo y Gómez del SGC.

La paleontóloga Marcela Gómez se ha especializado en el estudio de reptiles marinos. Es la coordinadora del Museo José Royo y Gómez del SGC.

Foto:SGC

¿Cómo se seleccionaron estos sitios?

A partir de unas metodologías que se han desarrollado a nivel internacional y nacional. Consisten en evaluar lugares que científicamente tienen una gran tradición, son sitios que se han estudiado durante muchos años porque hay un motivo relacionado con la disciplina de las geociencias que los hace interesantes. Pero, además de interesantes, unos de estos sitios han sido estudiados de tal manera que han demostrado ser ejemplos a nivel mundial de algún evento geológico o de algún proceso particular.

¿Por qué se destacaron los dos lugares elegidos en Colombia?

El de Ricaurte Alto ha sido uno de los yacimientos paleontológicos, tanto de amonitas como de reptiles marinos, que ha sido estudiado casi desde los años 40, una gran tradición científica con muchas investigaciones en áreas como la estratigrafía, la paleontología y la sedimentología, que han dado luces para entender la geología del país. Además de eso, en la propuesta que enviamos sobre los fósiles de los reptiles marinos que hay en estos yacimientos reconocimos que es algo que no existe en otro lugar del mundo. Es decir, hay otros, pero uno de esta edad y con la preservación que tienen sus fósiles y su abundancia es algo único.

¿Y el Nevado del Ruiz?

Se pensaría que hay muchos volcanes en la cordillera de los Andes, en toda Suramérica, pero el volcán Nevado del Ruiz presenta unas condiciones y tiene una historia que también ha afectado a nuestro país, como la tragedia de Armero, que lo ha hecho protagonista en los estudios para la prevención del riesgo por actividad volcánica para las comunidades. Es un ejemplo a nivel mundial. Es uno de los volcanes más estudiados de toda Suramérica para los asuntos de amenazas geológicas, y también por las erupciones que ha tenido a lo largo de los 2.000 o 3.000 años de los que tenemos registros.

¿Cuál fue su papel en el proceso de selección?

Este yacimiento del Alto Ricaurte en Boyacá era el eslabón perdido dentro de la historia geológica de los reptiles marinos

Por mi rol en el museo entré a participar en estas mesas de trabajo internacionales, precisamente porque estamos desarrollando toda esta temática de geopatrimonio en Colombia. Compartiendo ideas con otros países, me nombraron colíder para Suramérica, y tuve a cargo explicar en otros países en qué consistía la metodología para que cada uno pudiera postular sus sitios, esas propuestas entraron a un período de revisión con pares internacionales, se calificaron y al final hubo 100 seleccionados. Un programa que la Unesco y la IUGS esperan hacer de ahora en adelante cada año. El objetivo es reconocer la geología como parte de nuestro patrimonio como seres humanos. Como un legado que nos ha dejado el planeta Tierra a los que la habitamos hoy y a quienes lo harán en el futuro.
El Nevado del Ruiz fue calificado por la UIGS como uno de los volcanes más emblemáticos y mejor estudiados del mundo.

El Nevado del Ruiz fue calificado por la UIGS como uno de los volcanes más emblemáticos y mejor estudiados del mundo.

Foto:Carlos Ortega. EL TIEMPO

¿Por qué se dice que los fósiles de Colombia son una pieza que faltaba en la historia de la Tierra?

Es un hueco en el tiempo geológico que no se había podido completar relacionado con la evolución de los reptiles marinos, plesiosaurios, pliosaurios, ictiosaurios y tortugas del Cretácico inferior (un periodo que se extiende de los 145 a los 100 millones de años). En los hallazgos que se habían hecho en el hemisferio norte, por ejemplo, los plesiosaurios –unos de los primeros fósiles en ser encontrados en el mundo– eran más antiguos, del Jurásico (201 a 145 millones de años). En Norteamérica, durante su época de gran búsqueda de fósiles, encontraron muchos dinosaurios, animales terrestres. También está el mar epicontinental del Cretácico superior, con descubrimientos de grandes Elasmosaurus, reptiles con cuellos larguísimos que se asemejan al mito del monstruo del lago Ness. Se conocían muy bien estas dos páginas, del Cretácico superior y del Jurásico, pero había un hueco de conocimiento en el Cretácico inferior. Este yacimiento del Alto Ricaurte en Boyacá era el eslabón perdido dentro de la historia geológica de los reptiles marinos.

¿Por qué era importante llenar ese vacío?

Al final lo que nos interesa a los paleontólogos es conocer esa historia filogenética, de relaciones entre los reptiles, sobre todo en un grupo que está extinto. Esto ayuda también a entender los cambios en el ambiente y en el clima que han ocurrido en el planeta y su relación con las extinciones y la aparición de nuevas especies, algo que aporta también a mirar qué nos pasará en el futuro.

Estamos pasando un muy buen momento en la paleontología

¿Incluir a Colombia en este listado también habla del avance de estas ciencias en el país?

Sí. Estamos pasando un muy buen momento en la paleontología. Hay varios expertos que se han formado en los últimos años y ahora tenemos cierto número de personas estudiando grupos de animales de diferentes áreas del país, eso se ve reflejado en publicaciones y en nuevos descubrimientos. Sin embargo, todavía son contados con los dedos de la mano la cantidad de paleontólogos en el país, lo que quiere decir que hay muchísimas partes que aún no ha tocado nadie. La idea es que publicaciones como esta y hacer parte de estas mesas de trabajo internacionales promuevan el interés en estas ciencias.
Restos de un mastodonte en el Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, donde la paleontóloga Marcela Gómez es coordinadora.

Restos de un mastodonte en el Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, donde la paleontóloga Marcela Gómez es coordinadora.

Foto:SGC

¿Hace falta un Museo de Historia Natural en nuestro país?

Sí, la única manera de mover la ciencia, no solo promoverla, sino de conocer nuestra biodiversidad y nuestra geodiversidad, es por medio de los museos. Son espacios muy importantes en las sociedades porque realmente son un sitio de aprendizaje no formal –no hacen exámenes y otras cosas– si te dejan explorar y ser curioso y preguntarte cosas. Creo que son supremamente importantes y un Museo de Historia Natural es clave, y es importante que llegue a muchas regiones, por medio de otros museos o de exposiciones itinerantes que viajen por toda Colombia.

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ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACCIÓN CIENCIA
@malelopezpl
@TiempodeCiencia
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