No obstante habitar en ella y monitorearla de manera permanente, todavía hay muchas cosas que desconocemos de la Tierra. En los últimos 60 años, el ser humano ha viajado a diferentes planetas del Sistema Solar y puesto en órbita a varios astronautas de diferentes países del mundo; sin embargo, y aunque suene descabellado, conocemos más sobre el espacio exterior que sobre el interior de nuestro planeta.
Al igual que una cebolla, la Tierra posee varias capas, incluyendo la atmósfera, cuya composición es oxígeno, nitrógeno, argón y dióxido de carbono, principalmente. La siguiente capa en la que se podría dividir la Tierra es conocida como litósfera, que representa solo el 1 por ciento del volumen total de la Tierra. Es precisamente en la litósfera donde majestuosos paisajes, tales como los Andes, los Himalayas, etc., son creados. Su espesor oscila entre los 10 kilómetros (corteza oceánica) y los 70 kilómetros (corteza continental).
Bajo la litósfera se encuentra el manto. Se divide en manto superior y manto inferior. Esta capa es la más gruesa y representa aproximadamente el 84 por ciento del volumen de la Tierra. Las placas tectónicas se desplazan sobre el manto, de manera similar a como un barco lo hace sobre el océano. El manto está hecho de roca fundida y, a pesar de ser sólido, en escalas de tiempo geológico muy grandes, puede ser considerado un fluido muy viscoso. Sus temperaturas varían desde los 500 y los 900 °C en proximidades con la litósfera, mientras que cerca del núcleo externo (siguiente capa en nuestro viaje al centro de la Tierra), las temperaturas alcanzan los 4.000 °C.
Nuestra próxima parada: el núcleo. Está dividido en núcleo externo (líquido) y núcleo interno (sólido), ocupando aproximadamente el 15 por ciento del volumen total de la Tierra. El núcleo es considerado el motor de nuestro planeta, atribuyéndole además la generación del campo geomagnético que nos protege de las partículas de alta energía provenientes del espacio exterior. Es precisamente la rotación del núcleo externo líquido sobre el núcleo interno sólido lo que genera dicho escudo que nos mantiene a salvo.
Actualmente no contamos con la tecnología necesaria para viajar directamente al núcleo de la Tierra. Las altísimas presiones y temperaturas aplastarían y derretirían cualquier equipo o medio de transporte conocido. Sin embargo, gracias a métodos indirectos, hemos podido ver y aprender sobre el centro de la Tierra.
DAVID TOVAR
Codirector Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología GCPA - Universidad Nacional de Colombia
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