Con éxito se logró el acoplamiento entre la cápsula espacial Shenzhou-11 (en español, Nave Divina) y el laboratorio orbital chino Tiangong-2, y ya está lista para iniciar las comprobaciones y los experimentos previstos, tareas con las que despegó este lunes.
El acoplamiento tuvo lugar tras una maniobra coordinada desde el Centro de Comando y Control Aeroespacial de Pekín, mientras ambas naves se encontraban a una órbita de 393 kilómetros sobre la Tierra.
Poco después, y luego de realizar las comprobaciones necesarias, los dos astronautas de la misión, Jing Haipeng y Chen Dong, entraron en el laboratorio espacial para comenzar las primeras comprobaciones y preparativos en el que será su hogar durante los próximos 30 días, antes de emprender su regreso.
Tiangong-2 (Palacio Celeste) es el segundo laboratorio en la órbita terrestre, que China está construyendo desde septiembre de este año.
La misión, la sexta tripulada que China manda al espacio, forma parte de los preparativos para el despliegue, en el 2022, de una estación espacial tripulada.
Haipeng y Dong llevarán a cabo experimentos en el ámbito de la medicina, biología, física, así como investigaciones sobre las tormentas solares y ensayos para la reparación de material.
También harán pruebas sobre la salud y la ingravidez, cultivarán muestras de arroz y efectuarán investigaciones sobre el reloj atómico ‘frío’ embarcado el mes pasado a bordo del Tiangong-2, y cuyo sistema de enfriamiento de átomos mejora enormemente la precisión.
El dúo de ‘taikonautas’ tendrá derecho a dos horas de tiempo libre por día, para ver películas, escuchar música y hacer videollamadas a la Tierra. “Hemos preparado para ellos más de 100 tipos de alimentación y bebidas”, explicó a un diario Wu Ping, vicedirectora del programa de vuelos tripulados. Añadió que los dos hombres tendrán a disposición una máquina de correr y una bicicleta estática para mantenerse en forma.
La conquista del espacio, coordinada por el Estado Mayor militar, es percibida en China como un símbolo de la emergencia del país, pues Pekín ha invertido miles de millones en programa espaciales para intentar equipararse en este aspecto a Estados Unidos, Europa y Rusia.
El presidente chino, Xi Jinping, dirigió un mensaje de felicitación a la tripulación de la misión Shenzhou-11 y subrayó que esta debe asegurarse de que “los pasos realizados por los chinos en la exploración espacial sean los más grandes y vayan lo más lejos”, contribuyendo así a “hacer de China una potencia espacial”.
AGENCIAS
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